Por estos días la actriz, a sus 86 años, se alista para el musical La Novicia Rebelde en el Teatro Municipal de Santiago. Pero hay más. Sobre las teleseries, comenta: “como que los papeles llegan hasta los 60 años”.
Gaby Hernández recuerda que hace muchos años actuó en el Teatro Municipal de Santiago, cuando fue parte de El burgués gentilhombre, comedia-ballet de Molière, y menciona que hace quince años que no se presentaba una comedia musical en dicho recinto. Sin embargo, en lo que ha musicales respecta, le tocó protagonizar a “la Carmela” en La pérgola de las flores —después de Carmen Barros—, “y me lo dieron a mí durante varios años, e incluso recorrimos todo Chile”, relata. Después se fui a México con dicha obra, donde despertó la atracción de Televisa (en ese entonces Televicentro), y se quedó ahí cinco años. De ahí partió a Estados Unidos, luego a España, donde hizo el musical, Godspell, durante tres años, “con un éxito fantástico”, recuerda con La Cuarta. “Postulamos un montón de gente y quedé”.
Ahora, en esta vuelta a las incursiones musicales del Teatro Municipal el 25 y 10 de mayo, será parte de uno de los elencos de La novicia rebelde. Su primer acercamiento a esta historia fue a través del cine, “cuando salió la película, que ni me acuerdo en qué país la vi, creo que en México en los 60”, recuerda.
Eso sí, ella aclara que “la película es una parte de la comedia musical, hay muchas más canciones; por ejemplo, en la película, la baronesa, la que está por casarse con el capitán, pero finalmente elige a la novicia, no canta, y aquí canta unas canciones preciosas; hay muchas más canciones y escenas”, destaca, lo que hace que el montaje dure dos horas y fracción.

Hernández interpreta a Frau Schmidt, la ama de llaves del capitán Georg von Trapp. “Es un papel bien pequeño”, comenta la actriz, “no canta”. Por eso Emilio Sagi, director español y amigo suyo desde España, le dijo: “Gaby, hay un personaje que no canta y que es pequeño, pero quiero que lo hagas tú”. Ella aceptó. “Y su dirección es muy especial; he visto todo lo de Emilio, que viene prácticamente todos los años a dirigir al Municipal óperas”, y cita puestas como Un baile de máscaras, Carmen y Lucía de Lammermoor. “Las obras de Emilio son montajes maravillosos, y siempre quise estar uno, aunque sea en un papel pequeño como el que me toca ahora, porque son espectaculares”, remarca.
Para esta Novicia rebelde en Chile, la actriz cuenta que Sagi de inmediato pensó en ella para aquel papel, por lo que se lo propuso a Carmen Gloria Larenas, directora general del teatro, que fuera ella, y aceptó su nombre. “¡Y fantástico!”, expresa la intérprete. “Estoy feliz en este montaje, es precioso, los cantantes son excelentes, los niños cantan precioso, el coro del Municipal es internacionalmente conocido no sólo de Latinoamérica, la orquesta del municipal con Pedro Pablo Prudencio y una escenografía maravillosa de Daniel Bianco, que ahora es el director del Teatro Real de de Madrid”.
En resumen, asegura: “Es todo de excelencia”.

Hernández dice sobre su Frau Schmidt: “Es un ama de llaves que Emilio quiere que sea muy loquilla, que no sea la típica tan estricta, porque todos en este comedia musical, desde el capitán Von Trapp hasta su mayordomo, son muy de clase alta, formales y militares, y él quería que este fuera distinto, que no fuera como en la película, que es una señora muy tranquila y elegante”, explica y ríe: “Así que la hago más loquita”.
De hecho, la actriz reconoce que con la ama de llaves se parecen sólo en eso: “Es un poquito loca nomás”, y remarca que “me gusta hacer comedia, por supuesto, pero teatro también, llevo sesenta años haciendo de todo, y con los mejores directores, como Alfredo Castro y Fernando González”, recapitula. “He hecho una carrera que me ha gustado mucho y he sido muy feliz”, evidencia.
La memoria de Gaby
A sus 86 años, Hernández se manifiesta entusiasta: “Siempre tengo ganas de hacer cosas nuevas; lo que me propongan, si me gusta, por supuesto lo hago, y me gusta mucho hacer cosas distintas”.
Por estos días, también se encuentra haciendo el monólogo Molly Bloom, que es el último capítulo de la canónica novela Ulises, de James Joyce; y continúa con Viejas de mierda junto a Gloria Münchmeyer y Gloria Benavides: “Seguimos llenando los teatros”, declara. “El otro día fuimos al teatro Lucho Gatica de Rancagua, que es enorme, y creo que es la tercera vez que vamos, y se llenó, se repletó y la gente se ríe”.
A propósito de Al sur del corazón (Mega), la última teleserie en que participó, la actriz asegura que “en las teleseries lo paso muy bien; es harto trabajado y cansador, pero me gusta mucho”, y aclara: “Me gusta mucho actuar, sea en teleserie (ojalá fuera en cine que no me han llamado mucho), y en teatro todo el tiempo, que tengo el panorama lleno hasta junio, y ya veré después qué sale”, dice.
Sobre los melodramas, habiendo sido parte de otras historias recientes, plantea: “En teleseries no hay tanto papel para una persona tan mayor, como que los papeles llegan hasta los 60 años”, y ríe. “Siempre que hay algún papel para persona mayor, tengo la suerte de que me llaman”, destaca, aunque evita referirse a la razón: “No me preguntes eso, pregúntaselo a los productores”, responde.

Sobre la abuela “Lita”, de Pituca sin lucas (2015), una de sus encarnaciones reciente más recordadas, dice: “Siempre hice papeles secundarios y siempre gustaron los papeles que hice, y la “Lita” era secundaria, pero se transformó, y Rodrigo Bastidas (guionista) escribe muy bien, tiene un humor que me encanta; le estoy muy agradecida", remarca.
Hernández asegura que suele aceptar los trabajos que le proponen: “Si me ofrecen algo, lo leo, y no me parece bueno, no es una producción que crea que saldrá bien, sencillamente no la hago; pero son pocas las cosas que he rechazado, porque en general me ofrecen cosas buenas”, comenta.
En lo que a su salud respecta, la actriz admite que su “memoria ya no es la que era”, ya que “antes leía las escenas tres, cuatro veces y, aunque me tocaran quince escenas al día, me las sabía al revés y al derecho”. En cambio, “ahora tengo que estudiar, me paso horas repasando, y en el día voy diciendo las frases por toda la casa y en el auto para que no se me olviden”, cuenta. “Me cuesta mucho más que antes, pero no me siento imposibilitada para nada; es cuestión de estudio y darle, darle, darle”. Aquella labor le resulta más compleja, “por muy bien que esté la cabeza”, advierte, “que tampoco está tan bien…“.
“¡Yo creo que la cabeza de nadie está bien en estos en estos tiempos con todo lo que está pasando!”, exclama, parar luego entregar una observación: “Creo que todos estamos un poco locos, bastante agresivos algunos y diciendo estupideces varios y varias”, y agrega: “Pero bueno, estamos pasando por un hoyo cultural feroz, y ya saldremos, si es que salimos”.
Las entradas para La novicia rebelde están disponibles AQUÏ. , y van desde los $8.000 a los $127.000