Ítalo Passalacqua, enfermo y deprimido, siente que se olvidaron de él...

A cuatro años de su accidente automovilístico (7 de abril de 2014) y a meses de la nota que le hicieron en "Bienvenidos", en septiembre del año pasado, y que emocionó a un país entero, poco ha cambiado en la vida de Ítalo Passalacqua.

"No está trabajando ya, digamos que está retirado", comenta su esposo, Patricio Herrera, sobre la actualidad del crítico de espectáculos que hoy ya no ve televisión y su teléfono no suena hace, por lo menos, dos meses.

"No llegó ninguna ayuda, no ha pasado nada. No quiero hablar mucho porque estoy muy complicado con el medio periodístico, porque ni el Colegio de Periodistas ha llamado para saber si Ítalo necesita alguna ayuda o no", recalca Herrera desde Mantagua, en la Quinta Región.

Es que pareciera ser que el olvido es una práctica habitual en nuestra industria y la solidaridad queda en las puras buenas intenciones.

"Me acuerdo hace mucho tiempo que un pariente de Yolanda Montecinos dijo que la gente del gremio periodístico y los medios se habían portado muy mal con ella, y yo no creí. Porque ni los de la tele ni el Colegio de Periodistas, nadie se ha acercado ni llamado. Por último, para saber cómo está", reflexiona.

Sin ningún sucesor y habiendo sido un trabajólico que sacrificó su vida familiar por la pega, hoy el opinólogo siente "que lo olvidaron", comenta su pareja.

"Ítalo ayudó mucho al ballet, al teatro en tiempos de dictadura y eso nunca se ha hablado. No digo que le rindan un homenaje, pero él tiene mucho que ver con que el periodismo de espectáculos sea conocido. Estuvo con Queen, con Madonna, en los tres estrenos mundiales de 'El Señor de los Anillos'. Un tipo súper culto (...) Falta que el medio le devuelva la mano por lo que hizo en televisión".

En cuanto a su pasión por el séptimo arte, Herrera ha luchado para mantenerla viva, pero ha sido difícil. "He logrado que vuelva a ver películas, pero aún así está muy decepcionado. No le encuentra sentido, siente que se le cerró la posibilidad de trabajar".

Por estos días, Patricio cuenta con la ayuda de una señora que los visita tres días para permitirle salir a hacer trámites o algunas compras. Pero la verdad es que la pareja está sobreviviendo con lo que había logrado tener en 30 años de trabajo, mucho antes del trágico accidente.

"Después de eso, lo que nos queda es hablar con algún asistente social o municipalidad para entrar a las fichas y conseguir ayuda estatal. Son temas que recién se están considerando, porque los tratamientos son caros, también los insumos y dietas", recalca.

- Estas enfermedades terminan siendo un hoyo negro que se come todos los recursos.

-Yo creo que a toda la gente le pasa y si Ítalo no hubiera sido conocido y quien era, nosotros habríamos tocado fondo mucho antes. Acá te das cuenta de la diferencia de los sistemas de salud público y privado. Si no hubiera tenido un buen plan en la isapre en el momento del accidente, no se habría ido a la Católica, se habría ido a la Posta Central o al Salvador y ahí habría muerto porque las lesiones que tenía no se podían operar ahí.

En una situación donde cualquiera podría haber tirado la toalla o haberse ido a la punta del cerro, Patricio sigue al pie del cañón y haciendo el aguante. "Si yo no hubiera conocido a Ítalo, yo no habría existido. Porque andaba pésimo, él tiene una capacidad de hacerte creer en la vida que es importante", dice.

- Hermoso recuerdo.

-Eso me hace sacar fuerzas de no sé donde, pero hay que seguir. Acá tengo cosas que no tenía en Santiago y no me había dado cuenta.

-¿Como qué?

-El otro día pillé una culebra, he visto pájaros que me dijeron que estaban extintos como aguiluchos, un cernícalo, un pájaro carpintero. Y otro método que tengo es escuchar música a todo volumen, esa es la terapia que me relaja.

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