La Firme con Mario Guerrero: “Postulé a la PDI, estuve a punto de entrar, pero la música en mi corazón era mucho más fuerte”

En octubre prepara un concierto en el Teatro Nescafé para presentar su nuevo trabajo. Foto: Juan Farias / La Tercera.
En octubre prepara un concierto en el Teatro Nescafé para presentar su nuevo trabajo. Foto: Juan Farias / La Tercera.

El cantante recibió a La Cuarta para hablar de música. el programa Rojo, su carrera solista, sus últimos trabajos algo más apartados de la balada y su pasión por la ranchera. Pero también de sus miedos, sueños y proyectos que vienen.

Hace exactos veinte años comenzó a darle forma a su sueño. Entonces, aunque se reconoce alguien tímido, se acercó hasta las oficinas de TVN para hacerle saber a quien fuera su ilusión de participar en Rojo fama contrafama, programa de talentos y éxito de sintonía. Sentía que era su momento. Y no se equivocó:

Mario Guerrero fue el protagonista de esa segunda generación, se coronó ganador entre los cantantes —superando entre otros a Mon Laferte— y grabó su primer álbum. Fue el puntapié de una carrera que le permitió hacerse un nombre propio en el mundo de la balada nacional. Aunque él, le aclara al diario pop, trabaja a diario para que no lo clasifiquen y ofrecer “otros colores”. Su última canción, de hecho, incursiona en la cumbia y lo urbano. En octubre prepara un concierto en el Teatro Nescafé para presentar su nuevo trabajo.

La Firme con Mario Guerrero

“La botella”, mi última canción, es un urbano-cumbia. Es un urbano, tiene el ritmo, y tiene la cumbia de repente que sale, tiene el sabor. Yo siento que es un urbano-cumbia.

Cuando yo saqué “La Botella” y estábamos trabajando en el estudio, en algún momento pensé en hacerla en colaboración y dije que no: hay que salir a defender la colaboración solo, hay que lanzar esta canción a todas las radios posibles, y la primera sensación que tengo, después de que se lanzó el 19 de mayo, es que todo ha sido súper bueno. Estoy quedando impresionado. La gente de radio, que es mi fuerte, ha tenido una súper buena aceptación frente a la canción, y eso es súper bueno.

Hace rato se venía dando una búsqueda. Porque no es la primera vez que hago una canción distinta, frente a lo tradicional que es la balada o lo romántico. Hace no mucho, me invitaron a participar los Zúmbale Primo, que es una banda súper fuerte, a tocar una cumbia ranchera: “Amantes”. Entonces, fue bien especial el hecho de la invitación. Y cuando me invitaron, yo dije, bueno, vamos, porque era moverme un poquito de lo que llevaba haciendo. Al final te dai cuenta de que el miedo no te deja explorar también. Entonces, ese explorar, ese sentir y también el sentir la repercusión en términos de visualizaciones y de ganancia artística y de público, fue fantástico. Hace rato estoy con el acordeón. Siempre con cuidado, pero por ejemplo con la canción con Fanny Lu también hay un acordeoncito dando vueltas. Previo a eso, está “Amantes” y después a ellos les gustó. Está “Cinco días”. Había varias canciones donde estaba el acordeón presente. No sé por qué tardé tanto en sacar el acordeón.

Es un desafío necesario salir de las zonas de confort de tu música. Porque, al final, es un color nuevo. Tanto para radios como para el show, el hecho de tener un color nuevo —ya venía con “Bendita locura”, otra canción que saqué con el ex Reggaetón Boy, David Versailles—, te permite hacer las baladas de siempre con arreglos distintos para conciertos en vivo. Pero también salen estas canciones donde la gente despierta y ya no eres solamente el baladista. Es un show, es popular esto. Y eso me ha gustado: el hecho de preparar shows pensando en estas nuevas canciones, arreglos nuevos, donde la gente ve que sale el acordeón y se para. Un público que me sigue y un público nuevo también.

El cantante está decidido a salir de su zona de confort musical. Foto: Juan Farias / La Tercera
El cantante está decidido a salir de su zona de confort musical. Foto: Juan Farias / La Tercera

Han ido cambiando los gustos en la música. Con el tiempo, por los extranjeros. Pero en general creo que hay un mundo en que, de repente, uno va como caballo de carreras y se enfoca en lo de uno, hasta que te das cuenta... Y lo bueno es que todo lo que estoy haciendo me gusta, me encanta. Cuando suena “La botella” en la radio, subo el volumen, la disfruto. Hay mucha verdad en esto. Entonces, cuando tú vas a un público como los Zúmbale u otras bandas increíbles, te dai cuenta que hay un público gigante afuera, y que de repente es importante abrirse también e ir a decirles “aquí estoy”.

En octubre, en el Teatro Nescafé de las Artes, voy a estar presentando mi nuevo álbum En la lista del amor no está mi nombre. Van a haber algunas canciones ya que he sacado, sueltas. Como está el tema digital hoy día, vai sacando canciones sueltas... pero sí quiero sumar tres o cuatro inéditas. Y que va en toda esta onda: balada, pop, ranchero. Está bien interesante el disco.

En algún momento estaba el romanticismo de cómo funcionaba la industria antiguamente. Pero ese romanticismo igual se mantiene... Primero, porque en los conciertos en vivo, tú tienes un disco y cuando haces conciertos, shows en distintos lados, tú vendes esos discos. Realmente la venta de discos en conciertos es alta. Y tú al final se los firmas, ¿cachái? Entonces, vai generando un volumen de cercanía con el público, porque al final seguís con lo que pasaba antes: se lo llevaban pa’ la casa, lo escuchaban y al final llegabai a toda la familia. Tú sigues vendiendo el disco, que es lo romántico, con la firma; lo sigues manteniendo. Ahora, qué es lo que pasa con lo digital: que al final tienes más control frente a tu música. Y eso ha sido muy bueno. Te da la oportunidad de seguir explorando rápido, vas teniendo los registros. Hay todo un tema que antes no había... dónde te escuchan más. Te da herramientas que antes no estaban.

En YouTube puedes hacer campañas de publicidad, pero yo trato de ir poco a poco. No hago el “¡1 millón de visualizaciones en una semana!”, porque al final tú pagas ese anuncio. No es que te regalen visualizaciones, y va llegando más gente. La gente lo ve y, lógico, por eso existen visualizaciones, pero siento que lo orgánico tiene que ir de la mano con los anuncios. Tiene que haber una mixtura, si no, es como ¿qué ganaste? Por eso, vamos de a poco. Poner un poquitito, para que se mueva más el video, pero ir dejando que la canción haga su trabajo.

La apuesta de Mario Guerrero es a tener un crecimiento orgánico en Youtube. Foto: Juan Farias / La Tercera
La apuesta de Mario Guerrero es a tener un crecimiento orgánico en Youtube. Foto: Juan Farias / La Tercera

Me encanta sentir ese nerviosismo previo al show. Por los factores que uno no controla: yo puedo ensayar mucho, soy súper metódico en eso, pero hay factores que no sabes, y ahí es donde me pongo nervioso. Ojalá que esté todo bien, que al público le guste, porque al final el show es pa’l público. No pasarme con esos nervios, porque a veces uno se pone a hablar más de la cuenta. Hay muchas cosas que enriquecen ese nerviosismo, porque al final es algo que... no sé, yo he leído a otros artistas que llevan mucho más camino que yo y siguen sintiendo el nerviosismo. Es parte de algo que no se va a acabar.

Con el tiempo controlas los nervios de otra forma. Sabes que están y sabes cómo controlarlos. Y eso que estamos hablando de un show que prácticamente es en un teatro... pero cuando vai a conciertos a regiones y municipios donde no estás solo, hay otros artistas, también hay nerviosismo. Porque te encontrái con un nuevo público, hay que atacar a ese público que va a ver al otro artista y que le guste tu show. Es fantástico esto. Y subirse y sentir los aplausos... no tiene comparación.

El “Me gustas” fue el punto de inflexión de mi carrera. Venía el “Si no estás”, que sonó súper bien en radio; después, el “Dime que sí, dime que no”, que también le fue súper bien... pero el “Me gustas” se siente que fue un punto de quiebre. Después existen varias canciones y después se pasa a otro punto de quiebre, que es el “Te amaré”. Esa canción también fue de las más escuchadas en la radio. Son puntos de quiebre que decís qué bueno.

Uno de los momentos más lindos de mi carrera fue en el Estadio Nacional. Entré y estaba muy nervioso porque estaba repleto. El nervio era gigantesco. Se acerca mi mánager en ese momento y me dice ¿qué te pasa? Le digo: ¿no estái viendo? Me van a comer éstos. Mira, me dice —es argentino—, vos salí y cantá “Me gustas”. Comienza y todo el mundo la va a cantar. Tenía una confianza el viejo... yo sabía que la canción estaba sonando, que la gente me la pedía mucho, en los shows se la cantaban. Pero de ahí, a que en un estadio todo el mundo fuera a cantar... Y empiezo, y todos. Todos. Miraba al viejo y me hacía gestos de que ya lo sabía. Ese momento fue maravilloso. Fue un karaoke. Es una canción muy fuerte, hasta el día de hoy.

He tenido baladas... pero he trabajado para que mi carrera no sean solamente baladas. Hoy día estamos en eso, y por eso estamos con esta canción, “La botella”, y de no quedarnos solamente en un sector. Que te cataloguen... se está trabajando para que vean a un artista con esos colores. Hay baladas que, lógico, no voy a poder dejar de cantar. Imagínate voy al Teatro Nescafé y no canto “Me gustas”... nooo, no podría. Pero sí trabajo para hacer mi propio camino.

“Me gustas” es una canción importante para la carrera de Mario Guerrero. Foto: Juan Farias / La Tercera
“Me gustas” es una canción importante para la carrera de Mario Guerrero. Foto: Juan Farias / La Tercera

Cantar, repetir tanto una canción no me aburre. Es como cuando se acerca una fan a pedirte un autógrafo. Lo aprendí de Emmanuel, en un De pé a pá que tuve con él. Estaba súper nervioso. Me acuerdo que fue mi mamá, un par de tías. No me iban a ver a mí, po: iban por Emmanuel. Estábamos en comerciales, y de diez fans que iban donde Emmanuel, una llegaba al lado mío. Entonces le pregunté: ¿No te aburre que la gente se acerque tanto? Y me dijo: El día que la gente no se acerque, me preocuparé. Y eso fue como... ¿cómo me voy a enojar con una canción? Quizás sí, le haremos arreglos para que tenga una sonoridad distinta, para mí y para el público, sin perder la esencia. Pero no podría tener un reparo con alguna canción que significó mucho para mí.

No creo que uno tenga una decisión, así como de niño, de decir “me voy a dedicar a esto”. Era lo que nacía, nomás: me gustaba andar con la guitarra. Agradezco a mis profesoras de básica, que, por lo que dicen ellas, era bien revoltoso, y me llevaron al grupo instrumental, y ahí mis energías como que se canalizaron, se fueron por el lado de la música. Ahí ya no paré. Pero no fue una decisión... uno está destinado pa’ ser lo que es, nomás. Y tuve la fortuna de que mis papás nunca tuvieron ese reparo, ese “estudia algo, porque...”. Nunca tuve ese reparo, ellos siempre han confiado en mí. Ellos han creído tanto en mí y en mi carrera, que ha sido fundamental.

Estudié psicología porque era un área que me gustaba mucho. La forense. Incluso, postulé a la PDI, estuve a punto de entrar. Es un área que aún me gusta mucho. Pero llegó un punto que ya no se iba a dar, nomás. La música en mi corazón era mucho más fuerte. Yo iba a los colegios con mis compañeros y me tenía que esconder en la dirección, porque en los recreos, con el boom del programa... era como ¡puf, lleno! Al final nos reíamos, pero pa’ mí era como lata. Porque tenía que hacer todos los trabajos escritos, y esa experiencia en vivo de ir a hacer los trabajos no se podía. Y al final decidí, nomás. Ya me quedaba dormido en clases, era fuerte. Tenía los shows, los discos, tenía los viajes, el programa, el estudio. Era demasiado.

Nunca tuve que remar contra esa corriente tan poderosa con los papás. Ellos siempre han creído: hasta el día de hoy. Mi papá y mi mamá son mis primeros fans. Les muestro lo que estoy haciendo, las colaboraciones que vienen, busco la aprobación de mi papá que es músico. A los conciertos me acompaña, ve los arreglos, le encanta. Él me acompaña a casi todos los shows. Cuando se puede, por viajes, me acompaña casi a todo. Se divierte, lo pasa mejor que yo: yo lo paso bien en el escenario. Pero llego al hotel o a las cabañas, y él se va a la plaza, a las cocinerías. A veces me dicen que hay que ir a buscarlo, que anda perdido y que nos tenemos que ir, jajaja.

Mario Guerrero estudió psicología e inclusive postuló a la PDI, pero la música fue más fuerte. Foto: Juan Farias / La Tercera
Mario Guerrero estudió psicología e inclusive postuló a la PDI, pero la música fue más fuerte. Foto: Juan Farias / La Tercera

La música romántica se dio. Cuando estoy en el piano, en la guitarra, es lo que me gusta. Y la dirección también del programa (NdeR: Rojo fama contrafama) fue clara. La dirección artística, que iba generando los perfiles. Y creo que fue súper afortunado que el perfil mío, mi esencia, mi voz, era lo romántico. De chico también era así.

Juan Antonio Labra es uno de mis referentes. Luis Jara. Y la vieja escuela que vas escuchando por tus papás. Uno va adquiriendo también esos gustos: Camilo Sesto. Por eso hice “Getsemaní” en algún momento. Fue por ahí.

Nunca me enteré del primer casting, porque fue de otra forma el primer Rojo, no sé cómo se dio. Pero en el segundo casting, tuve la fortuna de ir un día después de la universidad, me arranqué, andaba buscando oportunidades en todos los canales... Me fui a la recepción de TVN, cara de palo, y me acuerdo de la señorita, que era Francia, la recepcionista —ojalá que todavía esté—. Le digo que me había enterado del casting, le pregunté cómo hacerlo. No sé ni siquiera si había WhatsApp en ese tiempo... era como llamar, nomás. Me dice que le dé un segundito, llama por teléfono a Fernando Gómez, uno de los profesores que estaban ahí. Y llega él, me recibe súper bien y me toma los datos. Yo canto, soy de Graneros, tiré todo. Y me dice que perfecto, que le deje un número, te llamo. Y ese te llamo da risa, porque nunca llaman. Pero me acuerdo que estaba ensayando en una banda, en Rancagua, y de repente me llega un llamado de un número que no cachaba y era Fernando. Me dice que el casting iba a ser tal día, a tal hora, ojalá puedas llegar. Y eso que no me escuchó. Él fue una persona muy amable.

La fila era gigante. Estuve metido horas... para cantar 30 segundos prácticamente. Teníai que mostrar todo, y pucha, a mí hasta las fotos todavía me cuestan. Los nervios, todo, fue complicado. No era nada fácil. A mí hasta el día de hoy, aunque no lo creas, me cuesta el tema de las fotos, de los videos. No es algo que me desagrade, pero me cuesta un poco más... No sé cómo tuve la personalidad para ir a TVN. Creo que fueron las ganas de mostrar mi música, porque sabía que el premio era un disco.

Siempre he sentido que iba a pasar algo en mi carrera, en mi vida. Y hasta el día de hoy siento algo también. Y creo que esa energía o ese fuego que se puede sentir en el corazón, me mantiene explorando, me mantiene haciendo colaboraciones, no me deja quieto. Encuentro fantástico sentir eso y espero que no se acabe nunca.

La dinámica de Rojo era una presión gigante. Siempre me enfoqué en el hecho de que era una oportunidad. Para mí no era un juego. Para muchos no era un juego. Entonces, el hecho de ir al programa, irme a Graneros de vuelta, porque estuve mucho tiempo viajando así, era lo que tenía que hacer. No había tiempo que perder. Más allá de los lazos y el cariño que uno pueda sentir por muchos de los que estuvieron, y que a veces nos encontramos, tenía muy claro que, para mí, era enfocarme y enfocarme. Después, estaban estas decisiones de ponerse atrás de uno, de otro, para decir quién se quedaba, quién se iba, y era súper difícil. Muy, porque te ponían en una situación que no queríai estar. Si pa’ eso había un jurado... pero te ponían en una situación. Y en un par de veces yo fui el más votado, entonces era el que decidía. Era muy difícil. Bueno, uno trataba de hacer lo que podía hacer en el momento.

Las ganas de mostrar su música llevaron al cantante a postular a Rojo: fama contrafama. Foto: Juan Farias / La Tercera
Las ganas de mostrar su música llevaron al cantante a postular a Rojo: fama contrafama. Foto: Juan Farias / La Tercera

Lo difícil de la TV era complementar los tiempos, encajarlos muy bien. Tratar de rendir bien en donde tenía que estar. La primera etapa era bien complicada, porque yo iba a los shows, al principio... Por ejemplo, mi primer show fue en Concepción, Tropiconce, llegué allá y no tenía canciones: tenía que hacer puros covers. Seis canciones, puros covers. Después saqué una canción: eran cinco covers y una canción mía. Y ahí empecé. Y me acuerdo que esa vez fui con el Raúl Peralta y los otros eran todos de la primera generación, po. Entonces, la primera generación era de estrellas y nosotros recién estábamos apareciendo, jajaja. Pero ellos fueron muy amables. No me puedo quejar: estuve con las personas indicadas.

Ganar Rojo es un logro. Porque yo ahí sabía que venía el disco. Era lo que buscaba, el disco con Warner Music. Sabía que para mi objetivo artístico, salir y pegar un golpe era hacerlo con un sello discográfico. Tú sabes la fuerza que tiene un sello discográfico. Y en ese momento sacar el primer disco con Warner fue fantástico. Ese era mi premio: no estaba buscando un auto, ni nada más.

Lo que te deja la televisión es una parte. Quedarse con ese capital que pudiste haber generado, es vivir del conformismo. Vivir del conformismo de lo que fue. Y eso no es lo que quería. Fue una etapa buena, fantástica, pero después es cómo hago que ese capital que hay, invertirlo para seguir generando nuevos logros. De eso me he preocupado. De seguir sacando material, seguir reinvirtiendo ese capital. Tú ves que hoy “La botella” también tiene un video bien, ¿cachái? Se sigue reinvirtiendo para no seguir viviendo de lo que fue, sino seguir teniendo lo que fue como un capital hermoso en el corazón, pero pa’ adelante sigue la música.

No me he planteado la opción de ser jurado en algún programa. Creo que como jurado podría ser entretenido. Me han hecho invitaciones de diferente índole, pero no se ha dado, nomás. Ahora, creo que el día que participe de algún programa, va a tener que ser algo que realmente me llene. Que me llene y que sienta que puedo defender, así como las canciones. Yo estuve en un programa de baile, que lo disfruté mucho: El Baile en TVN. Saqué el segundo lugar, me ganó el Fernando Godoy. Pero era bien desafiante la situación. Ahí lo disfruté mucho.

Hay una relación fantástica con mis excompañeros de Rojo. Yo siento que con muchos de ellos hay bastante cariño, aprecio. Encontrarnos en otras paradas de nuestras vidas fue notable. Nos juntamos hace un tiempo, y ¡ese día terminé tarde! Fue bonito el encuentro.

Christian Ocaranza me hizo la coreografía de “La botella”. Él estaba en un supermercado, me escribe y me dice, oye, estoy escuchando tu canción. ¿Qué canción?, le digo yo, y me dice: Esa, po... “Bendita locura”. Y le digo que esa ya había salido, que le mandaba lo nuevo. “La botella” salía el 19 de mayo, y se lo mandé un día antes, por audio de WhatsApp, cosa que yo nunca hago. Y me escribe de vuelta que le encantó, que me va a hacer la coreografía. Y yo feliz, po. Christian es de los mejores, seco. Lo que hace le sale bacán. Y después me lo manda con sus alumnas, y me dice que me lo va a grabar mejor. Y lo subió, y ahora hay hasta niñas que se están subiendo. Hay videos con el tema.

Mario Guerrero sigue compartiendo con las exfiguras de Rojo. Foto: Juan Farias / La Tercera
Mario Guerrero sigue compartiendo con las exfiguras de Rojo. Foto: Juan Farias / La Tercera

La Monse es fantástica (NdeR: Monserrat Bustamante/Mon Laferte). Todo el mundo sabe que siempre tuvo y que tiene un talento enorme. Y me alegra mucho lo que pasa con ella. Lo mejor que hizo ella fue haberse ido: que buscó otros territorios, y qué mejor que partir en un territorio tan grande y fuerte en la música como es México. Ella tiene totalmente ganado todos sus logros. Es como lo que me puede pasar hoy en día con el Christian Ocaranza. A ese tipo yo creo que deberían contratarlo en el Circo del Sol, ¿cachái? Tengo mucha admiración por muchos compañeros, y el hecho de que les vaya bien, me alegra. ¿Cómo no me va a alegrar? Me encontré a la Mon en los pasillos de Viña cuando ella vino, y hubo mucho cariño de parte de ambos. Es lo que pasa con los compañeros cuando nos encontramos: quizás no nos vemos mucho, pero no falta el “oye, cómo estái, cómo está tu vida”, porque fueron momentos importantes. Hicimos hasta la película juntos.

¿Qué le diría el Mario actual al que estaba empezando? Wow, tantas cosas... jajaja. Lo que pasa es que lo que hice en su momento ha funcionado, ¿no? Pero quizás no pedir tanto permiso. De repente, es como la frase: mejor pedir perdón que permiso. Siempre fui muy tímido... y ahora es como ¡vamos, nomás! He aprendido eso. Conozco a alguien, y es como “hola, ¿cómo estái?”. En ese momento, le daba muchas vueltas. Era tímido para enfrentar situaciones y si quería conocer a alguien, me daba cosa, no quería molestar.

Lo más difícil de hacer música y estar expuesto es siempre el tema de los coletazos a la familia. Porque siempre hay un hijo de, el papá de, el hermano de. Me pongo un poquito en la otra parte, y es difícil yo siento... es como “de”.

Por el tema de los shows, mi familia sabe que a veces me pierdo. Pero cuando estoy, disfruto demasiado mi gente. Domingo libre que tengo, vamos de Santiago a Graneros. Y llego allá, parto a la casa y no salgo. Disfruto mucho. Y la gente también es muy respetuosa en eso: saben que si estoy ahí, me quedo ahí.

Si pudiera definir mi carrera, sería perseverancia. Nada de lo que tengo hoy día ha sido gratis y fácil. Incluso, cuando pasan cosas muy fáciles me cuestiono. Me acuerdo que una coach me decía “no todas las cosas tienen que ser difíciles, a veces las cosas pasan, nomás”. Entonces, como siempre he sido hijo del rigor, de ir, de ir, de ir, cuando pasan cosas así, me pregunto, ¿es verdad? Por eso, la perseverancia ha sido gran parte de los pasos que he dado.

Estuve en un programa con Camilo Sesto y le canté “Getsemaní”. Fue fantástico poder estar con él en el camarín. Me entregó bonitas palabras. Entonces, fue... ¡imagínate estar con él, po! ¡¡Y haberle cantado “Getsemaní” a Camilo Sesto!! Fue bacán. Yo agradezco a la gente que me invitó después al musical, después que canté la canción.

Al día de hoy, Mario Guerrero sigue recordando su presentación con "Getsemani". Foto: Juan Farias / La Tercera
Al día de hoy, Mario Guerrero sigue recordando su presentación con "Getsemani". Foto: Juan Farias / La Tercera

Hubo un antes y un después con “Getsemaní”. La primera vez que lo hice, como que la gente me vio. Antes estaba, era parte de un cuadro, pero cuando hice “Getsemaní” siento que la gente prestó más atención a mi vida. Eso lo encontré fantástico. Por eso la canté en la final. Un profesor me dijo: “¿Tú sabes que si no llegái al tono es tu fin?”, jajaja. Súper arriesgada la canción: o te va muy bien o... Y ahí se preparó el musical, todo... Y cuando la canto, caigo, me levanto, veo a toda la gente de pie, dije ya, si no gano, por último les toqué el corazón, los ericé, no sé. Ya me daba pagado. Después se ganó, me invitaron al musical. Le tengo mucho cariño al musical, lo hice varios años seguidos. Este año no lo hice porque, como veníamos saliendo de pandemia, era un poquito poner en riesgo a la productora y también a la gente... pa’ qué. Y son como cuatro días seguidos que se hace en el Teatro Nescafé. Espero el otro año hacerlo. Se volvió como un clásico.

En el trap hay de todo: hay de lo bueno, hay de lo malo, como en todos los estilos. Hoy día se está dando muy fuerte, y hay que respetarlo como tal. No le doy muchas vueltas a eso. Pero no me veo participando en algo así... es que uno puede ir adaptando las cosas que están pasando al mensaje que tú quieres dar. Hace un rato vengo con este pop como ranchero, y tú hoy te dai cuenta que Peso Pluma se disparó. Y es un ranchero prácticamente, ¿cachái? Lo que pasó con el Grupo Frontera con Bad Bunny... Es muy fuerte lo que está pasando. Hay gente que tiene muy buenas producciones, hay gente que cuida un poquito de su lírica también, su forma editorial, de llevar las letras. Cuando hay un trabajo así, es fantástico. Ya cuando te pasái a otro lado, cuando vai con tu hijo y tenís que cambiar la radio porque realmente el mensaje no es lo que querís que él escuche... Hay unos que cuidan sus letras y otros que no, y uno tiene que tener el filtro como para decidir qué es lo que quiere escuchar. Hay público para todos, y se respeta eso.

¿Una colaboración inesperada que me gustaría? ¡Peso Pluma!, jajajaja. ¿Por qué no? Me encanta. Es que yo vibro con la música ranchera. Toda mi vida escuché a Vicente Fernández, Alejandro Fernández..., tuve la oportunidad de ver a Vicente Fernández en León, en un palenque. Yo estuve un mes en Guanajuato con Fato, uno de los grandes compositores de la música mexicana. Vibro. Entonces, lo que está pasando hoy con la música mexicana me mata... Peso Pluma me gusta porque tiene letra. Me gustan esas canciones que te podís tomar un tequilita o una copita de vino y decir oye, que está bien hecha esta letra.

Un sueño pendiente en mi carrera sería un Auditorio en México (NdeR: Auditorio Nacional de la Ciudad de México, 10 mil espectadores). Y que me esté teloneando Peso Pluma, jajajaja.

Cuando me planteé el tema del baile, por el concurso, fui súper metódico y lo hice. No lo hice tan mal, saqué el segundo lugar. Pero en el escenario me cuesta un poco. Igual se va a hacer algo... sobre todo por las nuevas canciones. Tampoco hay que bailar como Christian Ocaranza, a ese nivel, pero sí moverme un poquito.

Estudié Taekwondo y Capoeira, varias cosas. Ahora quiero Judo. Estoy como metido en esa cosa... me gusta mucho. Me gusta la disciplina, el respeto. Pero no habría sido un artista marcial. De no haber sido cantante, habría seguido en la música. Quizá un empresario de la música. Haber tenido un sello. Quizá lo pueda ir complementando más adelante.

Nunca he sido carretero, hasta el día de hoy. Puedo estar un ratito. Si ya sigue un poquito la fiesta, quizá un poquito de tequila, eso me prende un poco más. Pero al final me voy a acostar temprano, o busco la soledad. Soy bien especial, jajaja. Lo bueno es que mi gente me conoce en ese sentido, que no es de pesado ni nada. Es como, chuta, hay mucha gente... cuando me invitan a un evento, estoy un ratito y me voy.

Mi trago preferido es el tequila. Lo agarré con Fato, en Guanajuato. Ojalá un Don Julio... pero tampoco es una cosa de siempre. Cuando se da, tequilita. Y vino, me gusta el carmenere.

El concierto que más me marcó fue el de Vicente Fernández. Porque fue ir a un lugar a las doce de la noche, a un palenque, como una especie de medialuna, donde salen los charros alrededor, el viejo sale al medio, cantó cuatro horas. La gente vibrara de una forma... ¡todavía recuerdo todo! Después nos tomamos una sopita de pollo.

Y el concierto mío que más me marcó fue en la medialuna de Rancagua. Era un 360, que estaba repleto. Yo miraba a los músicos y estaban todos con ganas de llorar. Canción que hacíamos, se las sabían de principio a fin. Entonces, después llega equis canción, “Te amaré”, toda la gente con su celular... a lo Daddy Yankee. Miraba a los músicos y sentían lo mismo que yo estaba sintiendo. Eso fue bonito. Estaban como emocionados también.

Simplemente Guerrero. Foto: Juan Farias / La Tercera
Simplemente Guerrero. Foto: Juan Farias / La Tercera

No tengo apodos... los músicos y la gente del equipo me dice Guerrero, nomás. No me dice Mario.

Creo que en algún punto voy a terminar viviendo en algún lugar que sea campo o playa. Siempre me ha gustado Punta de Lobos. Y creo que ahí, en un futuro no muy lejano, voy a tener un terrenito y ahí voy a estar. Siempre me lo planteo.

Yo soy muy creyente, entonces siempre rezo. Tengo una oración previa y después del show. Agradezco. Creo que esa es mi mejor forma de enfrentar un escenario.

Mi frase favorita es “Sin sacrificio no hay victoria”... ¡de Transformers!, jajajajajaja.

Mi picada favorita... todas donde estén parados los camiones en la carretera. Realmente se come rico y no es caro. El Colo Colo, que está en Romeral: las mejores carnes mechadas. En general, donde están los camiones, ese lugar es para parar, lo aprendí hace mucho tiempo.

Encuesté en el metro... y qué pega más difícil. Había que subir escaleras, lidiar con gente a veces muy amable pero también gente muy pesada. También trabajé en hileras de zapallo, en el campo. Trabajando de noche, en bandas. Viernes hasta las 4 am tocando, después al liceo y después volver el sábado.

Siempre mis sueldos se iban en pagar lo que tenía que hacer. En la universidad o en el liceo, comprar las cosas que necesitaba. De una u otra forma apoyaba a mis viejos. Entonces fui súper responsable en eso. Hasta el día de hoy. Es muy raro que me compre algo así como muy caro...

Una vez, había ganado un billetín, y me compré una chaqueta que siempre quise, de mezclilla. Incluso fui con mi mánager. Una Dolce & Gabbana. Fue mi lujo. Me puse esa chaqueta, canté en Viña en el Festival de la Cebolla, y fue cuando me caí y me quebré tres costillas. Caí con la chaqueta, estábamos en el hospital con mi mánager, y yo le había contado que siempre había querido una chaqueta de mezclilla, y ahora la tenía. Él sabía el cuento... Y fue muy divertido, porque me iban a cortar la chaqueta. No me podía mover, por lo de las costillas. Sale la doctora con la tijera y le digo a mi mánager: “nooo, me van a cortar la chaqueta”. Y le gritaba: “¡¡¡La chaqueta no!!!”... teníamos el medio escándalo en urgencias, jajaja. Como pudieron, me la sacaron. Ahí está pero ya ni la ocupo... quedó como anécdota. Y quizá ahí puse un freno a comprar esas cosas... Nunca más me la puse.

Mi hobbie, hoy por hoy, es salir a caminar al cerro con mi hijo. O llevar a mi hijo a tenis. Es un hobbie de él y lo disfruto más yo que él, jajaja. Es más, a veces siento que va como medio obligado, pero ni tanto. Realmente hoy está la música, los viajes, está eso, y el tiempo que tengo... si tengo que hacer algo, prefiero hacerlo con ellos.

Lo que no se sabe de mí es que me queda muy bien el lomo saltado. Me queda espectacular, y eso se lo debo a la pandemia. Algo bueno tenía que dejar la pandemia. El lomo saltado, de verdad, me queda muy pero muy bueno.

Escucho mucha ranchera. Mucha. Si abro el Spotify, Intocable te va a salir. Eso es lo que escucho harto. (Saca su celular y enseña la app) Mira, me salió Peso Pluma, Grupo La Firma, Mario Guerrero, jajaja, Intocable, Juan Luis Guerra, Luis Miguel. La última canción de la Miley Cyrus, que es total. Me dicen “ya no la pongas de nuevo”, porque soy muy pegado a veces con las canciones.

Antes ocupaba Twitter, pero ya no, porque creo que es un vertedero. Hay mucha maldad. Y uno tiene que estar sujeto a que hay gente a la que no le vas a caer bien. Pero trato de no llenarme de mierda, en ese sentido. Es poco sano. Twitter es bien difícil por eso: hay mucha gente opinando y gente criticando, buscando excusas para hacer mal.

Mario Guerrero se alejó del "vertedero" que es Twitter. Foto: Juan Farias / La Tercera
Mario Guerrero se alejó del "vertedero" que es Twitter. Foto: Juan Farias / La Tercera

Estoy haciendo mucha pesa. Siempre se nos enseñó a hacer mucho cardio, y no era por ahí...

Lloré con Hachiko. Y hay otra película en Netflix, que es cuando el perrito muere y se vuelve a encontrar, como que va generando distintas vidas y se vuelve a encontrar de nuevo con la persona. Todo lo que sea de perritos, me mata. Porque yo todavía extraño a un perrito, que se llama Mozart, que me acompañó por mucho tiempo. Y la muerte de ese perro... hasta el día de hoy. Es fatal, terrible. Todas esas películas me golpean.

Una serie española muy buena es Vivir sin permiso. Ahora los mismos actores están haciendo Entrevías. Game of Thrones, que la vi toda... a mí me gustaban los Stark. Hasta el lobo era personaje: nadie quería que le pasara algo al lobo. Y Ozark, una de las mejores que he visto.

Uno de mis grandes dolores tiene que ver con mi perrito. Hicimos un cambio en la vida, y se tuvo que ir a Graneros. Entonces yo pasaba mucho tiempo en Graneros, pero el hecho de no haber estado más con él, fue como un dolor que quedó pendiente... quizá pude haber hecho más.

No creo en el horóscopo. En algún momento lo miraba, ya no, pero creo que los perfiles de los signos sí son bien marcados. Los virgo, yo soy virgo, le dan muchas vueltas a las cosas, metódicos, muy especiales. Es muy divertido, pero mi concuñado también es del 19 de septiembre, como yo. Somos virgo y del mismo día... entonces somos muy parecidos. Todo tiene que ser ordenadito. Un día me tenía que pasar a buscar a la 1. Yo estaba listo, y mi mujer me dice “pero puede atrasarse”. “No, es virgo, va a llegar a la hora”... 1: llamándome, estoy acá abajo, ok. Qué bacán salir con alguien así, decía yo.

Si pudiera tener un superpoder sería explorar las profundidades del mar. Ser como Aquaman... jajaja. Es algo inexplorado. ¿Qué hay ahí? Una vez estaba haciendo surf —que es algo que tengo pendiente—, sentado en la tabla, sin celular, ninguna huevada, y ahí me ponía a pensar... ¿cómo será eso de recorrer? De estar abajo del mar.

Si pudiera invitar a tres personas a un asado —con copete— sería a Luis Miguel, Juan Gabriel y Juan Antonio Labra. Luis Miguel... tiene el lujo de no aparecer en nada y vender todo lo que vende. Quizás tener ese espacio de poder entender un poco cómo está su cabeza, porque a veces uno cree que el medio hace eso, pero yo creo que él es un genio del marketing. Siempre juega con eso de que nadie lo vea, no se metan en mi vida, e independiente de que tenga mucho dolor, creo que es un genio en eso. Juan Gabriel, para entender su forma de escribir, su forma de llegar. Por su esencia, creo que habría disfrutado mucho un trago y conversar con él. Y Labra, porque es uno de los máximos exponentes de la música en Chile. Y él ya no está muy metido en esto. Fue una decisión propia por lo que sé, yo no soy cercano a él, por eso me gustaría. Es un genio el tipo.

Mario Guerrero es un tipo que quiere hacer lo de él: la música. No busca más que ser feliz con lo que hace. Un tipo que disfruta el camino. Más que la felicidad como un fin. Yo me siento feliz con lo que hago... soy un tipo feliz.

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