Aunque dijo que no buscaba “crear división” ni “más controversia”, el comediante venezolano se detuvo en los espectadores que reprobaron su presentación. “No generalizo por unos pocos”, sintetizó.
A estas alturas, tal vez lo único que hacía falta era que el propio George Harris hablara. No quiso hacerlo anoche, después de que las pifias precipitaran el cierre de su espectáculo. Rechazó la típica entrevista en backstage y, como se sospechaba después de algo así, tampoco asistió a la conferencia de prensa.
Pero a poco menos de veinticuatro horas, resolvió hacerlo en redes sociales:
“Como pueden imaginar he pasado un día bajo”, admitió de entrada en su perfil de Instagram, con una selección de imágenes de su presentación. “Ya a un paso de regresar a mi casa, loco por volver y bajarle volumen a tanto ruido mediático”.
A continuación, aclaró sus intenciones: “Me acerco por aquí para pedir disculpas a las miles de personas que se acercaron ayer al Festival Viña del Mar para disfrutar de un buen show de comedia aunque me fue imposible ejecutarlo. Quienes estuvieron en el espectáculo saben de lo que me refiero. Pero el motivo principal de mis palabras esta noche no es para crear división y más controversia sino para agradecer a todos”.
Enseguida, el humorista incluyó a la producción de Viña, a Mega, a los miembros de la organización y a los “asistentes” que “sí fueron a ver el show”. A sus amigos chilenos, “que son muchos y no generalizo por unos pocos”, y a sus “hermanos venezolanos”, quienes colmaron la Quinta Vergara y la abandonaron a su salida, furiosos por el desenlace, acusando xenofobia.
Finalmente, Harris prometió hacer un live para conversar, porque “por los momentos lo mejor es no actuar en caliente”, y alentó a toda la comunidad venezolana en el país:
“Dios está con nosotros así se vea oscura la noche”.