Por la tarde, Camilo González y Emilia Dides llegaron a Novotel para ocupar las coronas que los hicieron, oficialmente, rey y reina del Festival de Viña del Mar 2025. Enseguida, el sucesor de Nicolás Solabarrieta estrenó su nueva posición en grande: bajo aplausos, con un maquillado plata a los costados, perlas pegadas al cuerpo, un traje interior negro y la sonrisa tatuada, se zambulló en la piscina.

Ya afuera, se prestó para las imágenes de rigor y los micrófonos. Y allí, por supuesto, le preguntaron por la controversia que suscitó la elección —estrecha, confusa, mano a mano— entre Dides y Faloon Larraguibel, que acabó con la Miss Universo Chile compartiendo el trono.

“Me parece super lindo que exista ese compañerismo entre todas y todos —comentó González a Página 7—. Creo que es valorable lo que hizo Emilia. Yo no tenía idea. Fue una sorpresa, al igual que con ustedes”.

Faloon, para él, también merecía triunfar: “Fue una diferencia muy diminuta y ella se sacó la mugre por llegar acá. De verdad, qué bacán que entre todos entendamos que esto no se trata de figurar solo uno, sino que un compañerismo del uno al otro”.

De hecho, el flamante rey aclaró: “Si yo pudiera hacerlo, también compartiría la corona, porque creo que hay muchas personas que se merecen este espacio y también es una oportunidad”.

Sobre las críticas que pudo producir su victoria, sostuvo que todo esto —su candidatura y el resultado final— no dependía de él, sino “del apoyo de la prensa”.

Su llamado, entonces, apuntó a que “sean más empáticos con este momento”.