“Nos merecemos el Festival de Viña, sería un lindo reconocimiento”: Grupo Hechizo promete celebrar con todo las Fiestas Patrias

La banda se presentará en varias fondas este fin de semana.
La banda se presentará en varias fondas este fin de semana.

Orgullo ovallino, los precursores de la cumbia romántica nacional desfilarán por varias fondas este dieciocho. De hecho, tendrán su primera vez en el Parque O’Higgins. De eso, sus veintisiete años sobre los escenarios, “La temporera” como carta de presentación y un posible llamado del Festival de festivales, se sentaron a conversar con el diario pop.

Llegados a este punto, con veintisiete años como mínimo a sus espaldas y lo que eso supone, miles de presentaciones, millones de kilómetros en la ruta, luces, sombras, anécdotas y reminiscencias de su obra, no parece sencillo ponerse de acuerdo. En el caso de Hechizo es posible confirmarlo cuando son consultados por el punto de inflexión, acaso el momento diferencial de su historia. Entonces cada integrante describe con especial cariño su propio highlight. Angelo Fracchetti, por caso, retrocede a un concierto que ofrecieron en el Teatro Caupolicán, poco antes de ingresar oficialmente a la banda: ése fue el instante en que se convenció de ser parte. En cambio Rodolfo Alcayaga recuerda cómo, en los minutos previos a un show para universitarios en Concepción, creyó que no les prestarían mucha atención pero, al contrario, los cantaron de inicio a fin. Muestreo de su transversalidad. “Charly”, como bautizaron a José Pizarro, menciona una presentación en Puerto Montt en que el propio animador, Hotuiti, se le acercó sorprendido por la llegada que tenían con el público. Mario Aracena, garganta de la agrupación y último miembro en unirse, sincera que siempre soñó en secreto con unirse e interpretar “Romance ilegal”.

De pronto, Rodolfo Yáñez, tecladista y director de Hechizo, interviene para proponer una actuación que condensa las emociones de la mayoría, tal vez la que más les infla el pecho: “Una vez tuvimos que actuar para la Teletón, y resulta que eran un montón de agrupaciones las que iba a haber, incluso pudimos quedarnos afuera. Era en el Estadio Nacional cuando tenía la capacidad de 55 mil espectadores. Y resulta que nos tocó tocar después de Los Picantes. Estábamos un poco urgidos porque Los Picantes estaban con su hit y la habían roto, la gente afuera estaba efervescente. Pero salimos, tocamos ‘La temporera’ y sabís que las 55 mil personas cantaron con nosotros”.

El reconocimiento fue tal, que sobreviene otra anécdota. Para esa ocasión, desafortunadamente Carlos Campos, su baterista, no pudo asistir, de modo que la banda consiguió un “parche”, y ese reemplazante de turno, abrumado por el cariño del respetable, se deshizo en lágrimas pospresentación.

¡Imagina, el gallo que nos fue a parchar se puso a llorar! Nosotros ya habíamos vivido experiencias grandes, pero eso fue muy emocionante —concede Yáñez—. En el fondo están mostrando el cariño que te tienen y con una composición propia. Eso es impagable.

La banda en pleno.
La banda en pleno.

Claro, a esas alturas Hechizo ya era percibido referente de la cumbia romántica en Chile y su música llevaba años impregnada en las radios de norte a sur. Incluso en algunas recordadas teleseries locales. Aunque su fecha fundacional remite a la penúltima semana de julio de 1996, en pleno auge del género tropical, la banda es el resultado final de un proyecto que Rodolfo Yáñez, Julio Araya, Carlos Campos y José Pizarro venían macerando un lustro antes. “Ésa es la base fundamental, el 70% de la banda viene desde la banda Púrpura a Hechizo”, resume el tecladista sobre sus orígenes, “algunos somos compañeros desde hace treinta o treintaicinco años aproximadamente”. De ahí que, rápido, con la llegada de Mauricio Guerra, guitarrista y destacado compositor, resolvieron que para tomar distancia de otros conjuntos debían crear sus propias piezas.

—Existían muchas bandas, pero veíamos que se copiaba mucho a los grupos argentinos, mexicanos, y Mauricio Guerra, que fue nuestro mentor, empezó a crear temas originales —explica Carlos Campos—. Lo otro, también, fue un poco la vestimenta: en ese tiempo existía la onda sound, usaban el pelo largo, trajes de cuero, largos, zapatos... y nosotros tratamos de no copiar ese estilo. Tratamos de ir contra la corriente.

—De hecho, ustedes mencionan en su sitio web que “Hechizo no cayó en la tentación de la música sound. Ni en el pelo, ni el terraplén”. En esa época, se solía englobar a todas las bandas en una sola categoría. ¿Cómo escaparon de eso?

Rodolfo Yáñez (tecladista y director): “Lo fundamental es lo que decía Carlos: querer hacer la diferencia. Hacíamos nuestras propias creaciones, nuestros propios arreglos y con nuestros propios sonidos. El sonido de la guitarra nosotros lo bautizamos como Hechizo sound, sonido Hechizo. Y es un sonido muy particular, que no lo tiene cualquier guitarrista, ¿cachái? Porque usa una pedalera especial, usa una mezcla especial. Aparte de eso también, los teclados que yo uso no son el Roland D50 ni el Korg M1, que usaban todas las bandas, y usaban todos los mismos sonidos. En cambio los míos son diferentes. Tienen otra timbrística. Las composiciones de nosotros eran con contenido. Eran poemas hechos canción. Y eso es lo fundamental. Antiguamente existía la cumbia más dicharachera, que hablaba del trago, del gallito, pero nada de temas tan fuertes como el ‘Romance ilegal’, ‘Mi mejor canción de amor’. Somos dueños del tropical romántico y también tropical-romántico-social. Porque el solo hecho de haber hecho ‘La temporera’ y varias canciones más que son de esa temática, hace una gran diferencia con los otros grupos.

—La llegada del nuevo siglo acabó con varias bandas del género cumbia y sound, pero a diferencia de la mayor parte, Hechizo permanece en actividad. ¿Qué creen ustedes es lo que les permite seguir presentándose en vivo y mantenerse vigentes después de tanto tiempo?

Patricio Tello (guitarrista): “Las letras, importantísimo. Es un sello personal. Una identidad. De todos, que tocan lo mismo, a un grupo que hace una diferencia, que le permite permanecer en el tiempo y en el colectivo de la gente”.

—¿Y qué los motiva a seguir?

Rodolfo Yáñez: “Para nosotros, que amamos la música, no existe un tiempo determinado, una meta determinada, sino que es lo que te gusta hacer. Tu vida. Yo creo que hay muchos de nosotros que no podría hacer otra cosa, a pesar de que se vea a veces en la obligación de hacerlo. Pero no hay mejor trabajo que el que a ti te gusta, y creo que la persona que logra eso, es la persona más dichosa del mundo. Por eso te digo: seguimos en el cuento, y a futuro lo vamos a seguir haciendo, hasta que nos saquen en silla de ruedas del escenario. Y no es chiste”.

—Pero, ¿imaginaban seguir después de tantos años?

Rodolfo Yáñez: “Hubo un momento en que nosotros hicimos una especie de pacto en el grupo. Te voy a contar la infidencia de cuando a Carlos, también Mauricio Guerra y algún otro integrante de la banda, hubo otros grupos que se los quisieron llevar. Cuando nosotros estábamos recién partiendo, en el año ‘96, ‘97 y ‘98, hubo varias palancas que se quisieron llevar a algunos integrantes. Pero todos se quedaron. Todos creímos en el proyecto y nos apoyamos mutuamente. Carlos tuvo la posibilidad de sacar su carrera, seguir estudiando, que es muy difícil estudiar una carrera universitaria y seguir viajando en avión, llegando a cambiarse de ropa y actuar altiro después de dar una prueba o echarse un ramo, jajaja. Son hartas cosas que han ido gatillando el mancomunarse como agrupación. Son varios compromisos que hemos hecho entre nosotros para seguir trabajando”.

—”La temporera” es un clásico de su repertorio, y con un trasfondo muy social, historia de una chilena que buscaba un mejor futuro para su familia, dedicándose a la cosecha. Un mensaje súper potente. También hicieron algo similar con “Del campo a la ciudad”.

Rodolfo Yáñez: “Sí, ‘La temporera’ es nuestra canción más popular. A cualquiera le preguntas si la conoce… y probablemente no conozcan al grupo, pero sí conocen la canción”.

Charly Pizarro (percusión, animador): “Pasó sobre todo al principio, bien al principio. Somos el grupo Hechizo... ¿Y quién es Hechizo? El que toca ‘La temporera’. Aaah, ‘La temporera’, y te empezaban a nombrar más canciones. Como una carta de presentación”.

Rodolfo Yáñez: “Y en cuanto al tema social tienes toda la razón. ‘Del campo a la ciudad’ es un tema que surgió precisamente en el cambio al Transantiago, cuando la gente se amontonaba en el metro para tratar de subirse a un carro y quedabai con una pierna afuera, me acuerdo de esos tiempos, era terrible. Por eso esa canción nació, porque nosotros llegamos aquí a Santiago en esa época. Ese mismo disco tiene una canción que se llama ‘No te dejes’, un tema que lamentablemente no deja de ser contingente. Nosotros lo estamos haciendo ahora en nuestros shows, siendo que esa canción la grabamos en el Hechizo 12 años. Pero es un tema tan contingente lamentablemente, que habla en contra de la violencia hacia la mujer. Lo vamos a seguir inculcando”.

—Ustedes lucharon contra el axé, la guerra de los colores… Pero hace un tiempo que apareció otra clase de cumbia y también ahora parece ser que los más jóvenes lo que más escuchan es el trap, lo urbano. ¿Cómo analizan la escena actual?

Mario Aracena: “Es como el buen gusto: no pasa de moda. Es como las baladas, que no pasan de moda. Hasta los jóvenes de quince años escuchan una balada antigua y, si está bien hecha, la van a seguir escuchando por el resto de lo que dure su experiencia musical. Cuando las cosas son bien hechas, no importa si es cumbia ranchera, si es un reggaetón, una bachata, un trap, no importa: está bien hecho. Entonces si nosotros nos abocamos a hacerlo bien, siempre van a seguir escuchando el grupo Hechizo. No nos enfocamos ni nos desgastamos tanto en pensar por qué la cumbia nueva, por qué el trap, por qué el urbano, por qué el desarrollo de estas letras que son más sencillas y no profundas como lo que hacemos nosotros. Porque, en el fondo, si nos preocupamos de lo que nosotros creamos, la hacemos con trabajo profundo, con cariño y además con pasión, eso va a valer por sí mismo”.

—¿Alguna vez pensaron en cambiar el estilo, abrirse a otra clase de composiciones?

Rodolfo Yáñez: “Nosotros tenemos un estilo definido, pero nunca hemos tenido miedo de hacer algo diferente. Han habido canciones, que hemos insertado en algunos discos, que si bien es cierto no han tenido la masividad que uno quisiera, lo hicimos. Por ejemplo, en Hechizo en manos del amor, nosotros pusimos dos bachatas, cuando la bachata recién estaba entrando en Chile. Nos basamos un poco, un poquito, en el estilo de Juan Luis Guerra para hacer esas bachatas. Los arreglos eran con guitarra acústica, con armónica. En los medios no tuvo mucha recepción porque nosotros éramos un grupo de música tropical, pero hacíamos cosas. Hemos incorporado algún merengue, qué sé yo, y no le tenemos miedo a eso. Pero tenemos nuestro estilo y lo respetamos a cabalidad”.

—Para los más nuevos, ¿qué implicó para ustedes llegar a una banda emblemática del cancionero tropical como Hechizo?

Ángelo Fracchetti (trompetista): “Llevo como siete años aquí, y esto no le gusta a la banda, pero yo crecí con Hechizo, yo escuchaba Hechizo con mis primos en el sector donde vivíamos. Y cuando se dio la oportunidad, primero, de ir a hacer una pega, con unos covers y medio bailable, ya, bacán, dije. Y después se empezó a dar la posibilidad de entrar más seriamente, y ahí me pegaron en la cabeza: ya, Hechizo, tenís que concentrarte en hacer las cosas bien y empezar a avanzar personalmente en el instrumento, porque no podís dejar el nombre mal parado tampoco. Si suena feo, se equivocó el grupo, ¿cachái?... Los bronces hemos ido de menos a más, pero manteniendo el estilo, los espacios que corresponden”.

Rodolfo Alcayaga (trombonista): “Lo bueno de esto es la parte transversal del grupo. Pasa de generación en generación. Si algo está bien hecho, y va pasando de generación en generación, es algo emblemático. Las canciones todos se las saben, las escuchan, las cantan. Entonces es una cosa de la que la gente tiene buena percepción. Nosotros entramos para aportar pero sin perder la esencia. Es como para darle un punch, pero sin salirnos de lo tradicional que es la melodía y los arreglos de Hechizo. Y creo que lo hemos hecho bien”.

Mario Aracena: “Hechizo es una institución, una gran casa, muy sólida, donde se albergan muchas historias, y las personas que crearon esta construcción y los que nos vamos integrando venimos a cuidar eso. Quizá a pintar un poco, quizá a limpiar un poco, quizá a poner una antena. Hacer que crezca un poco más. Pero es eso: una institución, está en el ADN de los chilenos”.

—Son veintisiete años… también han habido sombras. ¿Qué es lo más difícil que han vivido?

Carlos Campos: “Yo creo que lo más difícil fue la muerte de un integrante, Carlos Larenas, nuestro sonidista. Llevaba más de veinte años trabajando con nosotros, y falleció del maldito cáncer. Cada vez que tocamos lo echamos de menos... muy bueno pa’ la talla. Fue un golpe fuerte para el grupo”.

Rodolfo Yáñez: “El tiempo de pandemia fue duro para todos, pero nosotros los artistas, los productores, los sonidistas, quedamos prácticamente sin trabajar esos años. Se nos hizo muy difícil. Otra situación que ha sido difícil, creo yo, cuando llevaba once años la banda, quedamos sin cantante y sin representante. Tuvimos que empezar de nuevo prácticamente. Gracias a Dios han pasado veintisiete años y aquí estamos”.

Hechizo durante una de sus presentaciones.
Hechizo durante una de sus presentaciones.

—¿Les hace falta algo en su carrera?

Rodolfo: “La posibilidad de ir a Viña, creo yo. Hicimos el Festival de Olmué, quizá pronto vayamos de nuevo, pero es un escenario importante. Y creo que nos lo merecemos. Yo no quiero esperar a que nos pase como les pasó a nuestros colegas de los Viking 5, o como le pasó a Giolito y su combo, de estar en la última etapa de su carrera para recién ir a Viña. Yo creo que nos merecemos un escenario como ése”.

Ángelo: “La única manera de llegar allá es seguir trabajando y haciendo ruido”.

Carlos: “El hecho de llegar a Viña es tocar techo, a varias bandas les ha pasado. Es un desafío después reinventarse. A mí también me gustaría salir al extranjero”.

Mario: “El Festival de Viña es no sólo el más importante de Chile sino de Sudamérica, llegar ahí sería una merecida oportunidad del Grupo Hechizo por su trayectoria. Eso significa que hay que hacerlo mucho mejor, es un desafío, porque muchos se quedan en los laureles de llegar y después decaen. Todo esto es una responsabilidad”.

Rodolfo: “Sería un lindo reconocimiento a nuestra trayectoria”.

Carlos: “Si nos llaman, estamos preparados”.

Rodolfo: “Tenemos un pequeño arsenal de canciones, jajaja…”.

—”Me declaro culpable” es su último single. Salió el 7 de septiembre. Cuéntenme de eso y de sus futuros proyectos.

Rodolfo Yáñez: “Ahora ya no se graban discos, pero hemos estado haciendo arreglos, canciones, siempre hacemos taller. Los talleres pasan, meses y meses, y al final llegamos a un punto en que desarrollamos una idea y vamos a grabarla. Este tema, ‘Me declaro culpable’, se grabó junto con otro, y la canción en sí es un tema romántico, súper interesante en cuanto a la temática, digno de escuchar, con arreglos bien bonitos. Tenemos mucha esperanza que la gente lo haga suyo pronto. Y esperamos, de aquí a un par de meses más, subir el siguiente tema, que está listo ya, cocinadito”.

—¿Cómo se viene el dieciocho?

Rodolfo Yáñez: “Tenemos mucha ansiedad de compartir con la gente, sobre todo en escenarios tan importantes como la Fonda Nacional, la Fonda del típico chileno, Fonda Permanente, va a ser nuestra primera vez en el Parque O’Higgins. Va a ser una oportunidad de tener ese encuentro con la gente. Ya nosotros sabemos la respuesta que vamos a tener, ¡pero la queremos vivir ya, po! Sabemos que vamos a cantar ‘La temporera’ y la van a vacilar, o ‘Mi mejor canción de amor’, que a los universitarios, no sé hueón... se lo saben de memoria. ¡De típico carrete!”.

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