“Pa’ que no piensen que soy jalera…”: la confesión de Kathy Orellana en medio de su complejo proceso de rehabilitación

Para nadie es un misterio que Kathy Orellana lo ha pasado malito en el último tiempo. A través de sus redes sociales, compartió en su momento una serie de videos donde incluso aparecía llorando, cuestión que preocupó a sus seguidores en el cibermundo.

Por lo mismo, la ex Roja tomó conciencia de que algo no andaba bien y tomó la decisión de iniciar un proceso de rehabilitación en el centro de Daniel Fuenzalida, donde lleva un par de semanas dándole pelea a sus adicción.

Y ahora, Orellana alzó la voz sobre su actualmente y compartió una serie de reflexiones en un video que subió a su cuenta de Instagram.

“Estoy contenta, da vergüenza un poco admitirlo. Pero estoy contenta por los mensajes de apoyo, estoy super empática, quiero conocerme realmente. No nos conocemos en lo puntual, en lo esencial, ese es el momento en que la vida se nos va de las manos”, reveló en el mencionado registro.

Y en esa misma onda, Katherine reveló que para enfrentar la situación, “Dios ha sido un pilar fundamental, mi familia, mi mamá, mi papá. Les agradezco enormemente”.

Pero eso no es todo. Además, realizó una especie de mea culpa por la actitud que tomó en el último tiempo.

“La gente se chateó de mí, en busca de lástima, en vez de pedir perdón, uno hace lo contrario. Pero gracias a Dios me estoy abriendo, me estoy conociendo.  Estoy contenta, además nunca pensé poderme sentir así de sencilla, así soy yo”, aseguró.

De todas formas, también aprovechó la instancia para hacer una aclaración. “Lo mío puntualmente es copete nomás. Pa’ que no piensen que soy jalera y toda la hue... o pastera, pero lo mío es copete no más y la mayoría te dice cosas preciosas, pero igual con la frente en alto. Voy a volver a cantar, se vienen sorpresas”, avisó.

Por último, también se refirió escuetamente al apoyo que le brindaron Daniel Fuenzalida y Patricia Maldonado, quienes le prestaron ropa cuando muchos la criticaron por los videos que había publicado.

Las confesiones de Kathy Orellana