Corría el primer capítulo de la sexta temporada de Podemos Hablar (PH), el programa nocturno de conversación de Chilevisión. Su nuevo conductor, Julio César Rodríguez dialogó al empezar el espacio, con la presentadora de Tal Cual, Raquel Argandoña, donde comentó a JC su dramático y complicado momento en Cancún que casi le cobró la vida.

En la ciudad mexicana, lugar donde, según contó, tuvo que ir por trabajo a la inauguración de un hotel, sufrió una grave obstrucción intestinal en la última noche antes de partir de vuelta a Santiago.

“Me fui a acostar y tipo 1:30 AM empecé con los dolores”, inició al contar la compleja historia en PH, según recogió el medio Página 7, y siguió: “Era tan fuerte que en ese momento tome una toalla, la calenté y me la coloque en la guata. El dolor era terrible, terrible. Desperté a mi asistente le dije que me acompañara porque no doy más”.

En tanto, declaró que este asistente “activó el seguro y nos fuimos a una clínica”, un centro que a ambos les disgustó. De acuerdo a lo que detalló Argandoña, “me hicieron esperar dos horas y el seguro no se activaba por lo que decidí irme a otra clínica. Yo lloraba de dolor”.

El complejo momento en urgencias en Cancún

En el nuevo centro médico, al que decidió asistir, tuvo que esperar otras dos horas y media, y hubo otro gran problema. “Había que esperar la orden del seguro, porque en esa clínica había que depositar por lo menos 14 mil dólares para que te atendieran”, confesó, según lo recogido por el citado medio. Fue en un box de aquel lugar donde logró saber lo que tenía, y en cuanto a ello, manifestó que “ahí se dieron cuenta de que era obstrucción intestinal y que había que operar”.

Así, no se atendió en tal sitio. “Si se tuvo que depositar 14 mil dólares para que me atendieran, pregunté cuánto saldría operar de urgencia: 90 mil dólares, yo dije ‘ni loca… no tengo 90 millones para pagar una cirugía en otro país’”, recapituló en el programa.

“Esperamos y me pusieron una inyección a la vena, morfina, y me sentí bien a los 4 minutos y pensé ‘esta cosa pasó, vuelvo al hotel’ y me dicen que no me podía ir de la clínica” precisó, de lo que luego puntualizó que “yo me quería ir, yo decía ‘qué hago’. Lo único que quería era estar en mi país, yo quería los mismos doctores de cuando me operaron por primera vez”.

Argandoña se quiebra

Por temas de seguro médico, desde la clínica, fue una posibilidad más que certera, echarla de la clínica, confesó. Las soluciones llegaban, de todas formas. “Estando en la clínica, me contactan del seguro y me dicen que me tengo que ir al hospital, que había unas ambulancias abajo esperándome para llevarme a un hospital, porque ahí responde el seguro”, contó, a lo que respondió con negación. Y no “porque haya sido un hospital, sino porque ya llevaba tres días en la clínica”, rememoró, de acuerdo al medio mencionado.

“¿Cómo me iba a ir a otro lado para empezar todo de cero?”, se preguntó en su momento, de lo que además afirmó que “la clínica no le pasaba ninguna información al hospital”. En la misma situación, contó quebrándose en frente a JC: “Yo lloré, le pedía a la persona de admisión, que no me echara. La noche costaba 4 mil dólares, ‘no me echen, no me echen, yo tengo el pasaje para irme a Chile’”, a lo que el trabajador aceptó bajo ciertas condiciones.

“Me tenía que ir antes de las 9 de la mañana de la clínica. Tenía que convencerme al médico que me firmara el alta, porque estaba grave”, señaló. Posterior a ello, en su retorno a Chile, reveló que “arriba del avión me tomé 2 ravotril, más la inyección de la morfina que me pusieron, pude subir al avión y aguantar el viaje hasta que llegué al aeropuerto en Chile y me trasladaron a la clínica de urgencia”.

Entre lágrimas, manifestó: “Te juro… yo decía ‘si me voy a morir, me muero en Chile’, con mis doctores”. Así las cosas, llegó al aeropuerto en Santiago. “Todos me estaban esperando, hasta en la PDI me dejaron pasar por la gravedad de lo que estaba pasando. Fue terrible”, concluyó.

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