2 leyendas que probablemente no conocías y que te harán cuestionar la infidelidad

Representaciones de La Sollona y Bárbara dos Prazeres
Representaciones de La Sollona y Bárbara dos Prazeres

Tanto en Venezuela como en Brasil existen dos leyendas que dejarán con los pelos de punta.

Cada país tiene su propia tradición y leyenda, las que han pasado de generación en generación.

Gracias a Internet, estás son más fáciles de compartir con el mundo, aterrando a los usuarios del globo, y también cambiando un poco la narrativa con el tiempo.

Sin embargo, siempre es interesante conocerlas, especialmente para aquellos que gustan de las historias urbanas, que además esconden secretos como la infidelidad.

La Soyona, de Venezuela

Es una de las leyendas de terror más conocidas en las zonas rurales y llaneras de Venezuela.

Según cuenta la historia, la Soyona era una mujer hermosa y elegante, pero muy celosa, que creyendo que su esposo y su madre eran amantes, los asesinó a ambos.

En su lecho de muerte, su madre la maldijo para que no pudiera vivir en paz.

Desde entonces, vaga por el mundo atrayendo a hombres infieles, a quienes seduce y luego castiga revelando su macabro aspecto.

Quienes aseguran haberse encontrado con ella, la describen como una mujer de cabello largo y negro, vestida de blanco y con expresión de ira y dolor que hiela la sangre, según consignó Infobae.

Bárbara dos Prazeres, de Brasil

Bárbara era una inmigrante portuguesa que llegó con 20 años a Río de Janeiro, capital del Virreinato, acompañada de su marido, Antonio de Urpia, un noble portugués.

Gracias a su gran belleza llamó la atención de todos y fue bien recibida en los salones de elite. Y aunque todos los hombres estaban rendidos a sus pies, ella se enamoró de un hombre negro libre, que vivía en el pueblo.

Para poder disfrutar de su amor en libertad, mató a su esposo mientras dormía con una puñalada en el cuello.

Sin embargo, sin su marido, Bárbara perdió el acceso a la corte del Virrey, además de ser sospechosa del crimen de su Urpia, del cual resultó ser absuelta.

No obstante, su reputación quedó manchada. Sin recursos se fue a vivir con su amante a la región de Cidade Nova, donde también mató al hombre en una tensa discusión.

Nuevamente sola, recurrió a la prostitución para mantenerse, pero logró convertirse en la trabajadora sexual más exitosa del lugar, con clientes como comerciantes ricos, nobles e incluso miembros de la familia real.

El paso del tiempo y secuelas de enfermedades como sífilis, lepra y hasta viruela, la dejaron sin clientes ni belleza que explotar. Fue así que terminó en Arco do Teles, un callejón lúgubre refugio de prostitutas y mendigos

Sin esperanzas, recurrió a hechiceros de magia negra para que le devolvieran su belleza y juventud. Fue así como estos le entregaron macabras recetas como bañarse en sangre de animal. Pero cuando esto no funcionó, le aconsejaron hacerlo con la sangre fresca de niños.

En 1828, el lugar estaba impactado por la desaparición de varios niños, cuyos cuerpos nunca fueron encontrados. El terror se extendió y los padres comenzaron a proteger a sus hijos.

Se dice que cuando Bárbara no pudo seguir consiguiendo niños, acudió a los bebés abandonados de la “rueda de expósitos” de la Santa Casa de Misericordia, una puerta giratoria utilizada dejar a pequeños no deseados, quedando al cuidado de las monjas.

La desaparición de niños y bebés se detuvo en 1830, coincidiendo con el hallazgo de un cuerpo que se cree era de Bárbara, pues tenía el rostro desfigurado.

La leyenda corrió de boca en boca, y hasta hoy en día se puede escuchar. De hecho, hay quienes aseguran que cuando todo está en silencio en el Arco do Teles, se puede escuchar la risa de la mujer, en las noches sin luna.

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