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Crítica de cine: Los Cuatro Fantásticos y unos primeros pasos que dejan con gusto a poco

La nueva apuesta de Marvel Studios intenta devolverle dignidad a la Primera Familia de los cómics con una propuesta más contenida y visualmente cuidada. Pero entre personajes desdibujados y un conflicto central superficial, la película termina atrapada en su propio bosquejo.

Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos llega con el peso de la historia encima. No solo la de los fracasos previos de la era Fox, con tres películas indefendibles que el tiempo solo ha hecho ver más vergonzosas, sino también con el lastre de un universo cinematográfico que tras Avengers: Endgame no ha logrado encontrar un rumbo estable. Peor aún, uno que por vez primera conoció el significado de la frase “fracaso económico”.

En ese escenario, este nuevo intento de Marvel Studios busca instalarse como una vuelta a lo básico. Una especie de renacimiento que en la superficie trata de desligarse de las necesidades de cohesión con otras producciones. Sin embargo, su resultado final es una propuesta atrapada entre su rico potencial, cortesía del trabajo de Stan Lee y Jack Kirby en las viñetas, y los imperativos del aparato corporativo que la produce.

Situada en una Tierra alternativa del multiverso, su historia nos presenta a nuevas versiones de Reed Richards (Pedro Pascal), Sue Storm (Vanessa Kirby), Johnny Storm (Joseph Quinn) y Ben Grimm (Ebon Moss-Bachrach), con el clásico equipo enfrentando una transformación tras instalarse como iconos pop y salvadores de su mundo tras sus primeros años como superhéroes.

Pero mientras lidian con la inminente llegada de su primer hijo, Reed y Sue deben liderar al equipo en una lucha contra Galactus, el devorador de mundos, un ente cósmico que ahora sí tiene la apariencia de las viñetas, pero cuya sombra se cierne como una metáfora nada sutil del propio modelo de consumo perpetuo que impulsa Marvel Studios.

Matt Shakman, quien ya trabajó en el MCU con la serie WandaVision, comanda a grandes rasgos una dirección que avanza en busca del tono de la primera fase del MCU, alejándose de la hipertrofia narrativa de las últimas entregas del universo cinematográfico.

En su narrativa, puesta en escena e inclusive en su drama hay un intento claro por darle autonomía a la película, sin ahogarla en referencias ni cameos. Pero esa independencia a la larga también le cobra caro: su universo, pese a tener una estética muy distinta y un trabajo de diseño de producción de buen nivel, se siente deslavado y casi esquemático. Como si todo fuese más pose, poco fondo.

Para dar un pequeño ejemplo que refleja lo anterior, la película en su primer tercio integra algunas menciones de villanos de los cómics. Pero estos en general nunca son presentados y solo flotan sin consecuencias, como si se hubieran incluido para cumplir con un checklist de guiños.

En ese sentido, un tropiezo de Primeros Pasos radica en el hecho de que, a pesar de que evita caer en otra repetición del relato de origen, termina siendo una introducción bastante superficial. Los personajes, especialmente Johnny y Ben, quedan desdibujados, como piezas que esperan su turno en una película futura. Hay pocos momentos de verdadera camaradería o interacción significativa entre ellos, pues todo en general queda en la superficie, lo que diluye una de las fortalezas clave del grupo en los cómics.

Peor es el hecho de que el drama inherente de Ben, por su transformación como monstruo rocoso, nunca se manifiesta ni menos se da a entender que esté resuelto. Y es eso lo que justamente deja a esta Cosa como algo reducido como mero comparsa. Lamentablemente, nunca se siente como contrapeso o complemento del resto de los personajes.

No mucho mejor le va a Johnny, que también queda como un bosquejo dentro una familia que no es parte de ninguna buena secuencia de colaboración familiar. En sus momentos finales hay una escena de ese tipo, obviamente, pero lamentablemente no es de buen nivel en su ejecución.

Pedro Pascal, por su parte, al fin abraza su condición protagónica en la pantalla grande y entrega un Reed Richards introspectivo y marcado por la culpa, pero igual no logra desplegar totalmente su complejidad. La única que queda mejor enfocada es Sue Storm, pero eso también se debe a que gran parte de la película gira en torno a su drama materno y lo que sucede una vez que nace el pequeño Franklin Richards.

En todo ese camino queda la sensación de que habían mucho mejores posibilidades narrativas para el drama que aquí buscan armar. En el fondo, gran parte de las zancadillas que esta película se hace a si misma se deben a la base misma de la historia, la cual no queda bien articulada e incluye una sobrecarga de jerga pseudotecnológica bastante vacía.

En donde sí destaca Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos es en su apuesta visual por un estilo retrofuturista. Ese aspecto le otorga una identidad estética que le permite alejarse de la uniformidad general y militar del resto del MCU.

No obstante, de todas formas su visualidad queda a media tinta por una notoria carencia de secuencias de acción. Realmente son pocas, contándose con los dedos de una mano, y eso le juega en contra al espectáculo y la venta que quieren hacer al establecer a estos personajes como el próximo gran eslabón del universo.

La excepción está en las persecuciones de la heralda de Galactus, Silver Surfer, que combinan fluidez, tensión y un uso del espacio por sobre el promedio del resto de la película. En esos momentos, la producción se sacude su inercia y muestra lo que podría haber sido con un foco más claro y, por supuesto, una mejor historia base para el conflicto con Galactus.

Lo que sí está absolutamente por sobre el promedio es el trabajo del compositor Michael Giacchino, quien aquí concretó una banda sonora vibrante, melódica y llena de matices que está por sobre el nivel de lo que se ve en pantalla, alcanzando cotas que el MCU rara vez ha alcanzado. Su música agrega la emoción de una historia que, en contraste, muchas veces se siente plana.

Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos no es una mala película y debo reconocer que tiene chispazos, especialmente cuando su propuesta suelta una inventiva visual más libre y se aleja de las amarras pacatas propias de la uniformidad de Marvel Studios.

Indudablemente, también es mucho más coherente y funcional que cualquier intento previo de adaptar al cuarteto que forma parte de la Primera Familia de Marvel... aunque también hay que reconocer que esa vara estaba en el suelo. No es un argumento que realmente se deba considerar. Es como decir que el agua moja.

Pero sin duda la película también termina impulsándose con tibieza. Es una apuesta que promete y vende una nueva era, pero que igual está atrapada en los compromisos de siempre. Es una introducción que nunca se atreve a ser algo más y, lamentablemente, no saca partido a las interacciones de su rico núcleo de personajes. Se vende como familia, pero en pantalla nunca opera a ese nivel.

En general, casi todo en la película queda esbozado y eso es lamentable porque el material constantemente clama: ¡Llamas a mí!. Sin embargo, ese grito solo queda en un eco de algo que no es, ya que todo en su propuesta apunta hacia algo que podría ser mejor. Y es justamente por todo eso que estos “primeros pasos” no bastan para mantenerse completamente de pie.

Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos se estrena con funciones este miércoles 23 de julio en cines.

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