La historia de Charlie Cullen es escalofriante: un enfermero estadounidense declarado culpable de asesinar a 29 personas. Aunque se cree que la cifra es más alta: cerca de 400, para ser exactos.

Si Jeffrey Dahmer era maléfico, la frialdad de Cullen es perturbadora. Y si no fuera por su compañera de trabajo y amiga, la enfermera Amy Loughren que lo delató, su lista de homicidios habría sido mucho más larga.

Esta es la historia que Netflix llevó al streaming en El ángel de la muerte, una angustiante cinta basada en el libro The Good Nurse, de Charles Graeber.

Con los nervios al límite

La exitosa producción es protagonizada por el siempre impecable Eddie Redmayne y Jessica Chastain, que nunca defrauda, con una interpretación desgarradora que traspasa la pantalla.

Tobias Lindholm, el director, y Krysty Wilson-Cairns, la guionista, proponen una película llena de enigmas que transmite tensión constante y deja al espectador deseando justicia.

El crimen casi perfecto

Por su parte, el actor Redmayne se basó en el relato real de la enfermera Laughren para construir a su personaje: el llamado “asesino más prolífico en la historia”.

El despiadado homicida trabajó entre 1998 y 2003 en varios hospitales de Nueva Jersey y Pensilvania, hasta que llegó al Centro Médico de Somerset, donde conoció a Amy y entablaron una amistad.

El modus operandi de Cullen era inyectar insulina y diagoxina en los sueros que les ponían a los pacientes. Así, ellos fallecían varias horas después de que terminara sus turnos, un crimen casi perfecto.

El asesino despiadado

En una entrevista para CBS, el hombre reveló su motivación para asesinar: “Pensé que la gente ya no estaba sufriendo. Entonces, en cierto sentido, pensé que estaba ayudando”.

El enfermero, que no sentía placer con sus actos —algo que pasaba con Dahmer—, tampoco supo explicar la verdadera razón que lo motivaba a matar incluso a personas que ya estaban mejorando.

“No hay justificación. Creo que lo único que puedo decir es que me sentí abrumado en ese momento. Fue más o menos lo que sentí que tenía que hacer”, confesó.

Finalmente, el calvario terminaría el 2 de marzo de 2006, cuando Charlie Cullen fue sentenciado a 11 cadenas perpetuas. Aunque claramente, debieron ser más.

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El ángel de la muerte ya está disponible de forma exclusiva a través de Netflix.