“Elegí no seguir las reglas cobardes”: Coppola aceptó el Premio Razzie como peor director y disparó contra la industria

El director puso dinero de su propio bolsillo para hacer Megalopolis. REUTERS/Stephane Mahe
El director puso dinero de su propio bolsillo para hacer Megalopolis. REUTERS/Stephane Mahe

El director obtuvo la distinción por Megalópolis y aseguró que está emocionado por recibir “el honor distintivo” en tiempos en donde “tan pocos tienen el coraje de ir en contra de las tendencias predominantes del cine contemporáneo”.

Los Premios Razzie (también conocidos como Frambuesa) son una burla, pero aún así año a año logran captar interés al destacar lo que consideran como lo peor de la industria cinematográfica.

En ese escenario, uno de los directores más importantes de todos los tiempos, Francis Ford Coppola, logró múltiples nominaciones por su más reciente obra, el drama épico Megalópolis, ganando en definitiva en la categoría de peor director.

Una situación que claramente contrasta con los amplios elogios que recibió en los tiempos de El Padrino o Apocalipsis Ahora.

Sin embargo, en vez de tomárselo mal, Coppola abrazó la distinción y aprovechó la oportunidad para disparar con metralleta contra toda la industria actual de los grandes estudios y el temor hacia Rotten Tomatoes.

Estoy muy emocionado de aceptar el premio Razzie en tantas categorías importantes para Megalópolis, y por el honor distintivo de ser nominada como peor director, peor guión y peor película en un momento en el que tan pocos tienen el coraje de ir en contra de las tendencias predominantes del cine contemporáneo”, comenzó disparando Coppola.

“En este mundo destrozado de hoy, donde el arte recibe puntajes como si fuera lucha libre profesional, elegí no seguir las reglas cobardes establecidas por una industria tan aterrorizada por el riesgo que, a pesar de la enorme reserva de jóvenes talentos a su disposición, puede no crear películas que sean relevantes y vivas dentro de 50 años", analizó Coppola.

“¡Qué honor estar al lado de un gran y valiente cineasta como Jacques Tati, que se empobreció por completo para hacer uno de los fracasos más queridos del cine, Playtime! Mi más sincero agradecimiento a todos mis brillantes colegas que se unieron a mí para hacer nuestra obra de arte, Megalopólis, y recordémonos a nosotros mismos que la taquilla solo se trata de dinero y, al igual que la guerra, la estupidez y la política no tienen un verdadero lugar en nuestro futuro“, finalizó.

Tras un retiro de más de 15 años, y financiada en gran parte por su propio bolsillo, Megalópolis es un manifiesto intelectual disfrazado de fábula que trata sobre los desafíos artísticos, las luchas de poder y la fragilidad de la sociedad occidental. Aunque el trasfondo es profundo, Megalópolis rompe con el estilo narrativo de las películas más aclamadas de Coppola, reiterando el interés del director por un cine más experimental y lejos de lo convencional.

En esa línea, y a pesar de sus ambiciones épicas, la película tiene un ritmo irregular y una estructura improvisada que puede resultar exasperante, lo que sin duda aportó a la mala recepción de notas que ahora cuestionó Coppola y en el propio boca a boca que la definió como fracaso económico.

Pero aunque es fácil tildarla de pretenciosa, lo más valorable de Megalópolis es precisamente su condición como una reflexión sobre las inquietudes y anhelos de un Coppola que sacó esta película desde sus tripas.

Y quizás por eso da lo mismo si no cumple con las expectativas de su sueño largamente gestado o, en este caso, acumula pulgares abajos y Premios Frambuesa.

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