Un nuevo estudio reveló que tu nariz podría estar eligiendo a tu mejor amiga o descartando posibles vínculos antes de que digas una sola palabra.
En un experimento digno de comedia romántica, investigadoras de la Universidad de Cornell descubrieron que las mujeres son capaces de predecir si alguien les agradará solo con oler su camiseta.
Y no, no estamos hablando de enamorarse de alguien por su perfume: se trata del olor natural (mezclado con desodorante y hasta lo que comiste en el almuerzo).
“Las personas perciben muchas cosas cuando se encuentran cara a cara. Pero el olor que las personas registran en algún nivel, aunque probablemente no de manera consciente, predice si terminarás agradándote con esa persona”, dijo Vivian Zayas, autora del estudio de la Universidad de Cornell, según Phys.org.

La investigación, publicada en Scientific Reports, incluyó a 40 mujeres entre 18 y 30 años que participaron en una especie de “amistad rápida” (speed-friending).
Cada una usó una polera de algodón blanco durante 12 horas y luego la dejó para que otras participantes la olieran antes de conocerse cara a cara.
Después de breves charlas de 4 minutos, las mujeres volvieron a oler las camisetas y para su sorpresa, sus primeras impresiones coincidían con las de la interacción personal.
Es decir, si la camiseta olía bien, la persona les caía bien, y si no, la cosa no fluía, pero también pasó al revés: si la conversación era incómoda, lo que antes parecía un buen aroma, se volvía menos agradable.
Los investigadores atribuyeron esto al hecho de que el “olor diplomático” de una persona proporciona señales sutiles y preferencias personales que ayudan a nuestro cerebro a decidir si es probable que nos llevemos bien con alguien.
“Tiene que ver con tus elecciones alimenticias. ¿Te gustan más los gatos o los perros? ¿Qué detergente para la ropa usas? Todos estos juicios se combinan”, explicó Jessica Gaby, autora principal.
“Tiene sentido para mí que la forma en que hueles influya en la manera en que te juzgo”, agregó Gaby. “Pero lo que más me sorprendió fue el aprendizaje, el cambio en la segunda ronda de evaluaciones: una interacción y ya piensas, hmm, quizá no. Una sola interacción en persona con alguien puede cambiar la forma en que percibes su olor corporal.”