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Proveedores chinos aprovechan la crisis de aranceles para vender mercadería ilegal

Tras la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China que hará que los productos fabricados en aquel país sean mucho más caros, las redes sociales se han llenado de videos de fábricas que dicen crear productos para marcas famosas. Pero lo cierto es que esa historia solo es parte de lo que realmente buscan.

La incertidumbre global provocada por los anuncios de aranceles masivos del gobierno de Donald Trump ha traído consecuencias inesperadas en distintos sectores económicos. Hablamos de preventas de consolas retrasadas, fluctuaciones históricas en la bolsa de comercio y ahora, una rebelión en la industria de la moda que se ha hecho viral en redes sociales.

Y es que, a raíz de los aranceles impuestos a las importaciones chinas —que van desde un 145% hasta un 245% en algunos casos— muchos proveedores y fabricantes chinos comenzaron a acudir a TikTok para revelar un secreto que todos intuían pero pocos se atrevían a confirmar: que muchas marcas de lujo fabrican sus productos en China a costos infinitamente más bajos de lo que luego nos cobran, y que esos productos, tras ser modificados mínimamente y etiquetados, se venden como artículos de lujo.

Esto se entiende al considerar que prácticamente ninguna industria escapa de la cadena de suministros china, un sistema robusto de producción y manufactura global. Por eso, han surgido videos virales de supuestos proveedores de marcas como Louis Vuitton, Chanel, Birkin, Nike, Gucci, Prada y muchas más, asegurando que ahora es posible comprar directamente a ellos productos idénticos a los de lujo, pero por una fracción del precio, con rebajas de hasta 10 veces menos que el valor de mercado.

Según estos videos, las marcas de lujo recurren a fabricantes chinos para producir sus artículos a bajo costo, luego colocan el logo, el packaging premium y los venden con márgenes altísimos. Pero la realidad es un poco más compleja.

Lo primero que hay que entender es que, efectivamente, para que un modelo de negocio de lujo funcione, el margen de ganancia debe ser alto. No es raro que el costo de producción de una cartera de 1.000 dólares sea 100 o incluso menos. Sin embargo, ese costo no se debe únicamente a que esté hecho en China. A veces es solo una parte del proceso, como los cierres, incrustaciones metálicas o el ensamblado final; otras veces sí se realiza todo allí.

Un tema clave es la ingeniería inversa: muchas fábricas chinas que ya conocen los estándares y materiales de ciertas marcas, aprenden a replicar los productos por su cuenta. Así es como surgen las imitaciones de alta calidad, que se asemejan tanto a los originales que muchas veces resultan indistinguibles para el consumidor promedio.

Lo segundo a considerar es que no todas las marcas fabrican en China. Por ejemplo, Nike produce gran parte de su ropa deportiva en Vietnam. Lululemon solo fabrica un 3% de su catálogo en China, y Louis Vuitton afirma no tener ninguna fábrica en dicho país.

Lo que estamos viendo es un grupo de productores que, ante la posibilidad de que los productos de lujo se vuelvan aún más caros por los aranceles, intenta aprovechar el caos global para vender sus productos como una alternativa. Y por lo demás, se trataría de ventas ilegales, considerando que en muchos casos se trata de replicas de diseños protegidos por derechos de autor o vendidos por proveedores que no tienen licencia para vender al detalle.

Y aunque algunos consumidores aún valoren la marca original, hay quienes simplemente buscan buen diseño a bajo precio. Para ellos, en tiempos de crisis, a río revuelto, ganancia de compradores.

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