Resulta que hace tiempo estaba a punto de escribirle para contarle mi drama de telecebolla. Es una situación muy loca y ahora me está complicando.

Yo soy un jovenzuelo universitario, a veces encapuchado, de 21 años. Todavía vivo con mi vieja y no me falta donde picotear.

Hace como un año, mi vieja recibió a una amiga de la infancia que se volvió de España porque ya no encontraba pega y lo que conseguía le duraba poco.

Yo me la encontré viviendo en mi casa de un día para otro. No tenía idea que llegaban visitas.

Cuando vi por primera vez a la doña quedé impactado. Era una mujeraza de unos cuarentaymuchos, espectacular.

Pasaron como dos semanas y todavía no encontraba pega en Santiago. Y yo era el que más sufría porque me dejaba loco con sus paseos en colaless. Mi vieja no se daba ni cuenta porque salía como a las seis de la mañana de la casucha y yo me quedaba toda la mañana admirando a esa tigresa.

Y como se imaginará tuvo que pasar lo inevitable.

Llevamos varias semanas revisando los clasificados de empleos como el Pulento nos mandó al mundo.

En un principio lo pasaba espectacular. Pero ahora me di cuenta de que estoy más enamorado que el Roca y la madurita no me da ni pelota. Sólo me está utilizando como juguete sexual.

Yo le insisto que le digamos a mi vieja que estamos juntos y vivamos nuestro amor libremente. Pero ella insiste que no, que va a quedar la mansa cola.

¿Qué puedo hacer, doctor? Yo creo que quiere mantener todo oculto porque tiene miedo de que mi vieja la eche de la casa y termine con las maletas en la calle. ¿Qué me dice, doc?

ENAMORADO

Querubín enganchado:

Su tigresa del sur tiene caleta de años cazando y sabe lo que quiere: afilar las uñas, apapacharse, comer carne fresca y quedar pasada a leche con un cachorrito ganoso.

Entiendo su imberbe entusiasmo, pero ¿qué quiere conseguir con soltarle el rollo a su mami? ¿quiere pololear con su tía?, ¿hacer una vida con la doña, a sus cortos 21? Ella con su cesantía y usted con su PlayStation. No me joda.

Además, es cierto que en una de esas su mamá se va en volada y le da por tirarle todos los colaless de su amiga por la ventana y la deja de verdad desocupadita.

No, mijo, usted se está dejando arrastrar por las sábanas y nada más. Para no pisotearle sus tiernuchas intenciones, le voy a lanzar lo siguiente: siga participando en el raspe y si el cacheteo sigue cuando la mansa mujer tenga pega, entonces vuelva a insistirle a la señora de las cuatro décadas. En una de esas se gana el premio y le dicen que sí.

Claro que ahí va a tener que ser machito y valiente: con toda su cara de póker, preséntesela a sus amigos e invítela a una marcha. A ver cómo le va. 

A ver si le toma el peso a sus ganas de caerse de la mata. Piénselo dos veces, mi lindo. 

Al final los años de ring de la señora no han pasado en vano, y si sólo quiere mambo, quién es usted para negárselo.