Se vio reflejado en la canita al aire de Soteldo y ahora hasta da clases de ética y moral

Me atreví a escribirle esta carta caballero para pedirle perdón a mi señora diez años después de encamarme en el templo de la perdición, justo una semana antes de llevarla al altar.

Doctor Cariño:

Estoy espantado por lo de Yeferson Soteldo, pero tampoco quiero ser como el diablo vendiendo cruces. A mí me pasó lo mismo que al venezolano, sólo que no metí las patas cuando mi señora estaba a punto de dar a luz. Pero hasta el día de hoy me arrepiento de haberme pegado una canita al aire en mi ciudad de acá del sur, que como bien dicen, es un pueblo chico con un infierno grande.

Me atreví a escribirle esta carta caballero para pedirle perdón a mi señora diez años después de encamarme en el templo de la perdición, justo una semana antes de llevarla al altar. Unos vecinos, que estaban igual de ensartados que yo, me saperon y por eso mi señora casi me deja tirado ante el cura. Menos mal que me perdonó, así que quiero decirle al jugador que no la embarre más. No la va a contar dos veces.

Juancho

Mi arrepentido:

No entendí muy bien su carta. No sé si quería tirarse al suelo con su señora o quitarme la pega a mí, que soy el que da los consejos en estas páginas castas y puras, por si no se acuerda. En todo caso, más allá de que lo cortés no quita lo caliente, no veo tanto parecido en su cachondeo con el de este chiquitito, que al parecer ha metido más goles fuera que dentro de la cancha. Y por hoyito, más encima, el perla.

Según entiendo, usted sí fue un hombre rana marisqueando en las profundidades de la noche, mientras que del venezolano sólo sabemos que no llegó a la pega, quizás por andar con la pipa, pero no por probar el fruto del amor con taxímetro. Ojo, ahí. No hay que tirar la primera piedra

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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