"Agradeció" con un grafiti hospitalidad de los verdes

Están de moda los prospectos de artistas que, con argumentos de filósofo de plaza, aseguran que rayar las propiedades públicas y privadas es una acción de arte que aporta al desarrollo cultural de nuestro querido país.

Con esta falacia van por la vida pintando monos más feos que aforrarle a la abuelita en paraderos, el Metro, murallas de casa, autos e incluso jardines infantiles de la Junji. Y cuando son pillados por los polis olvidan su supuesta adultez y se ponen a llorar a moco tendido hasta que sus papis los van a buscar a la comisaría.

Uno de los ejemplares de la loca fauna nacional dejó su fea marca en Concón, Región de Valpo, donde además fue galardonado con el premio al más jugoso y malagradecido del país.

El protagonista de la historia es C.A.S.V., de 26 años, quien, según declaró posteriormente aún estaba celebrando el triunfo de La Roja, fue sorprendido en la vía pública hablándole en arameo-romané a un perro cojito.

Para resguardar su seguridad, y la del cachupín, los efectivos de Carabineros lo invitaron a tomarse un caldo de cabeza en una de las cómodas celdas de las Comisaría de Concón. Le diejeron que contaría con Wifi, jacuzzi y aire acondicionado.

El artista de medio pelo aceptó la tentadora oferta y durmió a pata suelta más de 8 horas en la suite del cuartel.

En la mañana, tras disfrutar de un reponedor desayuno continental, los polis le limpiaron las legañas y le dijeron que era libre, que hiciera el check out y siguiera su camino tranquilamente.

"OBRA MAESTRA": UN GRAFITI

Y así lo hizo. Pero antes de abandonar el verde recinto dejó en claro que sus papis los habían educado como las huifas y, en vez de dar las gracias, sacó de su mochila un spray negro y rayó con rabia una de las paredes exteriores del lugar.

Pero no pasó piola. El mayor Fredy Vergara, jefe de la Cuarta Comisaría, contó que las cámaras de seguridad lo delataron y se vieron en la obligación de pedirle que volviera a hacer el check in a la comisaría. Esta vez, el malhabido huesped tuvo que descansar en una pieza compartida y hacer sus necesidades en un baño común.

Los antecedentes del caballerito quedaron en manos del Ministerio Público y el Consejo de Defensa del Estado.

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