El triunfo desde dentro: cómo se vivió la histórica jornada en el comando de Gabriel Boric

Este domingo el magallánico batió el récord que Eduardo Frei Ruiz-Tagle conservaba desde la elección de 1993 y se convirtió en el Presidente más votado en la historia del país. Con 35 años es, además, el más joven. Pero toda esa alegría en algún minuto se vio amenazada. El fallido plan de transporte que dispuso el gobierno fue constante motivo de preocupación en su comando. Acusaron, de hecho, una operación. Aquí, la historia de cómo pasaron del miedo a la esperanza.

El primero en hablar fue Giorgio Jackson. Él, tal vez el Sancho Panza en esta historia, el que acompaña a Gabriel Boric desde hace una década, cuando ambos emergieron como dirigentes del movimiento estudiantil en medio de las protestas durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, que lo acompaña desde 2013 en la Cámara Baja, que lo acompaña desde este año como mano derecha en su candidatura presidencial y que probablemente lo acompañará desde marzo de 2022, cuando el magallánico se pruebe la banda de tela en La Moneda. Pero ahora, el domingo más importante en la vida de su compañero de ruta, fue el primero en hablar y transmitir la preocupación que entonces, apenas pasadas las cinco de la tarde, parecía existir en el comando:

—Queremos hacer un llamado a la población, de que todavía quedan cerca de 45 minutos para que termine la hora de sufragio, y recordar a todas las personas que, mientras haya alguien esperando para votar en los locales de votación o en la fila para acceder al local de votación, deben mantenerse abiertas las urnas incluso aunque sea después de las 18 horas.

Diputado Giorgio Jackson en el comando. Foto: Diego Martín
Diputado Giorgio Jackson en el comando. Foto: Diego Martín

La preocupación de Jackson, que media hora más tarde convalidaron Camila Vallejo, Irací Hassler y Daniel Stingo, en ese orden, guardaba relación con las múltiples quejas que desde temprano recibió el plan de transporte que dispuso el gobierno para la jornada. Izkia Siches incluso habló de una operación. El diputado, en tanto, dijo que le resultaban escandalosos los casos de personas que esperaron horas para tomar una micro que los llevara a su destino, y aprovechó para agradecer a todos quienes, en sus autos o furgones particulares, ayudaron en la tarea de acarrear a los más afectados con este escenario. De hecho, admitió que él también lo hizo y que a la hora de almuerzo se sumó para transportar a los votantes en las comunas de Estación Central y Quinta Normal.

Como viejo rostro televisivo que es, curtido frente a los micrófonos y sin miedo a polemizar, Stingo fue más duro:

—Uno dice, ¿qué hace el ministro?, ¿qué hace la ministra?, ¿qué hace el gobierno? Bueno, ¿qué haría uno si fuera ministro, ministra?…, uno va a los terminales de las micros, uno va a investigar qué le están diciendo. Pero ellos lo negaron. De inmediato, de entrada. Tuvieron que decirles los alcaldes, tuvo que decirles el Servel, y ahora escuchamos a la ministra decir “ah, parece que reaccionamos tarde”. Muy tarde. Su reacción es a las cinco y media de la tarde, cuando ya estamos cerrando las mesas, cuando no queda tiempo. ¿Negligencia, una falta de prudencia?

Constituyente Daniel Stingo en el comando. Foto: Diego Martín
Constituyente Daniel Stingo en el comando. Foto: Diego Martín

Luego disparó que este, el de Sebastián Piñera, era uno de los peores gobiernos de la historia, y que se estaba despidiendo como tal.

En ese estado de cosas, cuando recién se había iniciado el conteo de votos en todo el territorio nacional, al interior de la carpa que preparó el comando de Gabriel Boric frente al Hotel Fundador, las señales que entregaba su círculo de confianza no eran para nada alentadoras. Es más, durante los siguientes veinte o veinticinco minutos, prácticamente cada una de las entrevistas que concedieron Camila Vallejo, el alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic, y el propio Stingo, giraron en torno a este tema: la responsabilidad política que le asignaban a la ministra Gloria Hutt por no garantizar los flujos de transporte. “Esto no quiere decir que no vayamos a respetar este proceso: nosotros vamos a respetarlo”, avisaba por ejemplo la diputada del Partido Comunista a un colega, “pero no podemos callar ante la inoperancia y la negligencia”.

Pero de pronto, el segundo cómputo oficial. Y recién entonces esa sensación comenzó a debilitarse.

Llegada del candidato presidencial de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, al hotel Fundador. Foto: Diego Martín
Llegada del candidato presidencial de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, al hotel Fundador. Foto: Diego Martín

Del miedo a la esperanza

—Lo que me pasa a mí, es que yo me pongo nervioso los días anteriores, pero el día que llega como que se me pasa, porque digo alea iacta est: la suerte está echada, ya está —le explica al diario pop el convencional Daniel Stingo, mientras las pantallas que hay detrás de él muestran que con poco más de un 13% de las mesas escrutadas su candidato saca una ventaja importante.

—¿Y cómo fueron esos días anteriores?

—Los viví bastante ansioso, me tuvieron que soportar mi señora y mis hijos —se ríe—; y uno se pone ansioso porque escuchas una cosa, escuchas otra, tienes una cierta tendencia en la cabeza, pero la otra vez fallé. Ahí tú dices “le había achuntado en varias”... entonces hay una contradicción interna y es bastante fregado.

Sin embargo, en su siguiente respuesta el convencional confesará que sí, que pese a lo anterior, cuando llegó al comando, se llenó de nervios y que estar dando entrevistas ahora, en pleno conteo, de alguna forma lo alivia. Para argumentar, subrayó el proceso constituyente: “Es que con uno de los candidatos esto se desploma, queda muy débil, y con el otro se refuerza. Entonces es un cambio histórico político: la elección y el proceso constituyente de la mano. Si esto resulta, podemos tener un salto al desarrollo real, sin extremismos, ¿me cachái? Es muy, muy importante”.

Diputada Camila Vallejo en el comando. Foto: Diego Martín
Diputada Camila Vallejo en el comando. Foto: Diego Martín

Claro, Stingo aún no había mirado la transmisión. Camila Vallejo, que estaba sentada a un costado hablando con una radio magallánica, tampoco.

Entonces, a las 19.03 horas se escuchó el primer grito desde las afueras de la carpa, donde se encontraba apostado el círculo más íntimo de Gabriel Boric. Después un bocinazo. Francisco Chahuán, se decían los unos a los otros en la entrada, acababa de reconocer que la ventaja del candidato de Apruebo Dignidad era irremontable. La noticia rápidamente llegó a oídos de Vallejo, la única que permaneció al interior de la carpa:

—Gané una apuesta con un grupo de amigos —bromeó de entrada.

Luego, cuando se enteró que hasta ese minuto Gabriel Boric concentraba un 54% de los votos, dijo que esa era la proyección que ella hacía en la interna. Que después de las últimas dos semanas de campaña, fue convenciéndose que el resultado no sería tan estrecho como anticiparon muchos en la previa. “Esto demuestra que cuando nos unimos, cuando somos capaces de dejar los pies en la calle, podemos avanzar mucho más”, decía la diputada, mientras afuera se entonaba el primer Se siente, se siente, Boric Presidente de la tarde. Eran las 19.15.

Cuando esto último ocurrió, se le permitió a la prensa abandonar la carpa y avanzar hasta el sector donde se encontraba el equipo en pleno y los familiares del nuevo mandatario. Hubo abrazos, besos y lágrimas, intercambio de miradas triunfales, decenas de selfies. Todos los gestos que uno espera ver en esta clase de celebraciones. Uno a uno desfilaban los rostros, dichosos, para hablar con los medios que los requerían.

—Es un tremendo avance —le dijo a La Cuarta el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue—, aquí hay un programa que inicia las transformaciones: esta es una nueva etapa para Chile y empezamos, para mí, más allá de lo que piense cualquiera, con todo respeto, la verdadera transición a la democracia. Se empieza a terminar el modelo que impuso la dictadura y vamos a construir un estado social de derecho que proteja a sus ciudadanos. Esto es un triunfo del pueblo de Chile y demuestra, además, que el pinochetismo no va a volver.

Gabriel Boric y su novia, Irina Karamanos. Foto: Luis Hidalgo / AP Photo
Gabriel Boric y su novia, Irina Karamanos. Foto: Luis Hidalgo / AP Photo

—Yo siempre supe que íbamos a ganar —arriesgó Fernando Atria, mientras fumaba un cigarrillo—, pero ese optimismo que tiene uno, también convive con el hecho de que las predicciones pueden fallar. Había preocupación por lo que estaba en juego, pero el resultado ha sido categórico. El pueblo ha hablado de una manera especialmente audible, y lo que ha hecho, creo yo, ha sido ratificar el programa transformador que ofreció Gabriel Boric al país.

Los siguientes minutos, al interior del Hotel Fundador, hubo dos reuniones. Podemos imaginar que antes, el nuevo Presidente celebró de forma más íntima acompañado por sus padres, sus dos hermanos e Irina Karamanos, su novia. Pero después, detalló el diputado Gonzalo Winter, lideró una reunión junto a todos los miembros de su equipo político y recibió la visita de José Antonio Kast. El candidato republicano llegó sin que muchos lo vieran, escoltado por Carabineros hasta la Alameda, a las 20.47 horas. Y apenas quince minutos después abandonó el lugar a bordo de su vehículo todoterreno.

En concreto, a la lista de actividades sólo le restaba el discurso, que se produciría algunos minutos más tarde en el escenario que se desplegó en la esquina de Santa Rosa con la Alameda, a unos pocos metros de la Biblioteca Nacional.

Entre medio, afuera del hotel, Stingo todavía atendía a los medios que se acercaban:

—¿Cómo estamos ahora?

—No, muy contento, muuuy contento. Trabajamos harto… piensa que este ha sido un período que ha tenido muchas elecciones, entonces estamos cansados pero muy, muy felices. Ya está confirmado, primer Presidente magallánico de la historia… no, mira, por todos lados creo que la gente va a ver el cambio que significa un Presidente que se la está jugando día a día por todos los ciudadanos y ciudadanas, y que no inventa cosas como zanjas, que va a terminar con el Ministerio de la Mujer y que después se desdice. Va a tener un Presidente más serio, que se la jugó por el proceso constituyente y eso también es muy serio… es de una alegría increíble.

Foto: Javier Torres / AFP
Foto: Javier Torres / AFP

¡Seguimos!

4.619.222 personas convirtieron la tarde de este domingo a Gabriel Boric en el Presidente más votado en la historia del país, batiendo el récord que ostentaba Eduardo Frei Ruiz-Tagle desde la elección presidencial de 1993. Pero no fue el único, porque el magallánico, con 35 años, se convirtió también en el mandatario más joven en asumir el cargo. Y por si fuera poco, es el primero en ganar una segunda vuelta después de perder la primera. Motivos suficientes para celebrar en grande.

Y así también parece haberlo entendido el mar de gente que llegó desde distintos puntos de la capital hasta Santa Rosa con la Alameda. Las fotos posteriores permiten constatar la multitud, que fue recibida con la música de algunos de los artistas que decidieron entregar su apoyo al candidato del pacto Apruebo Dignidad.

Eso ocurrió hasta las 21.11 horas, cuando subió al escenario la actriz Mariana Loyola, y ella, en la piel de una animadora, dirigió los gritos de festejo, pidió por un tren que recorra todo Chile, decretó que los presentes “somos otro tipo de personas, con el corazón verde” y finalmente anunció que pronto se presentaría el nuevo mandatario para ofrecer su discurso. Mientras, de nuevo el Se siente, se siente, Boric Presidente, bengalas, fuegos artificiales y cánticos en clave estadio pidiendo la liberación de los presos por el estallido adornaron la espera.

Foto: Javier Torres / AFP
Foto: Javier Torres / AFP

Boric finalmente llegó poco antes de las 22 horas y, luego de trepar las rejas de seguridad entre los aplausos, comenzó su primera alocución como Presidente.

Palabras cruzadas por las señales de unidad y diálogo: “Vamos a trabajar en equipo con todos los sectores. Los desafíos son demasiado relevantes para quedarnos atados a las trincheras. Aquí todas y todos somos necesarios”.

Por la exposición del modelo que pretende: “Un crecimiento económico que se asienta en desigualdad tiene pies de barro: que solo con cohesión social, reencontrándonos y compartiendo un piso común, podremos avanzar hacia un desarrollo verdadero y sostenido, que llegue a cada familia chilena y que incluya también las pymes que con tanto esfuerzo levantan hombres y mujeres honradas a lo largo y ancho del territorio nacional”.

La importancia de los Derechos Humanos: “El respeto a los derechos humanos, siempre y en todo lugar debe ser un compromiso inclaudicable y que nunca, por ningún motivo, un Presidente le debe declarar la guerra a su propio pueblo. Verdad, justicia, reparación y no repetición”.

Y los guiños que realizó tanto a Patricio Aylwin como a Salvador Allende:

“El futuro requiere a todos del lado de la gente (...); sé que sabremos construir puentes con José Antonio Kast para que nuestros compatriotas puedan vivir mejor”, avisó el magallánico sin importarle las pifias que cayeron sobre el escenario tras apenas mencionar al candidato republicano. Una situación idéntica a la que se vivió en el Estadio Nacional, en 1990, cuando Patricio Aylwin mencionó a los militares en su discurso y se vio interrumpido por una silbatina generalizada. Allí, el democratacristiano se plantó: “¡Sí, señores! ¡Sí, compatriotas! Civiles o militares. ¡Chile es uno solo!”.

Foto: Rodrigo Garrido / REUTERS
Foto: Rodrigo Garrido / REUTERS

Sobre el cierre, también recordó a Allende luego de parafrasear la frase que el “Chicho” pronunciara la noche del 4 de septiembre de 1970: “Vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada”.

Como no podía ser de otra manera, después de prometer que entregaría lo mejor de sí mismo durante este nuevo desafío, Boric se despidió con esa suerte de catchphrase que lo acompañó a lo largo de toda su campaña:

—¡Seguimos!

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