Longovilo: la estación que permitió a Chile ver la llegada del hombre a la Luna

Ingenieros de la estación terrestre explican la hazaña tras la histórica transmisión ocurrida hace 50 años. Ahora, los ojos se posan en Marte.

Al igual que para millones de chilenos, el domingo 20 de julio de 1969 es un día inolvidable para Fernando Muñoz Márquez. Con apenas cinco años, el actual ingeniero de Entel se reunió junto a su familia y amigos frente a un televisor para ver la llegada del hombre a la Luna.

"En esa época la cantidad de televisores en Chile era escasa. Yo recuerdo que un amigo tenía un televisor, entonces nos juntamos varias familias y fuimos a la casa de esta persona. Así fue como la mayoría de la gente vio el evento. Había mucho interés", recuerda, sobre la aventura que paralizó al mundo.

A 50 años del histórico momento protagonizado por el astronauta Neil Armstrong, Muñoz Márquez reconoce que -tal como sucedió con la mayoría de los televidentes- en aquel momento desconocía la relevancia que tuvo la estación terrestre Longovilo, ubicada en la actual Provincia de Melipilla, en la transmisión.

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Foto: Fernando Campos[/caption]

La hazaña

Para lograr que miles de hogares vieran el alunizaje a lo largo del país, Entel tuvo que redireccionar su antena en Longovilo (inaugurada en 1968) hacia la señal de la NASA.

Según detalla Guillermo Cifuentes, especialista en redes satelitales de la empresa de telecomunicaciones, en 1969 se lanzaron al espacio los satélites Intelsat III, en reemplazo de los Intelsat II. Uno al Pacífico y otro al Alántico. "Este último tuvo una falla 20 días antes de la llegada del hombre a la Luna, por lo que hubo cambio de planes", detalla.

"Se estableció que se apagaran los circuitos de telefonía que llevaba el Intelsat II (que permaneció en el Atlántico) e iban a poner una débil señal de televisión allí. Esa señal de televisión iba a ser para Chile y todos los países que ya tenían una antena, que eran poquitos, pero no iba a ser de buena calidad. En tanto, el satélite del Pacífico, que quedó bien y era nuevo, se utilizaría para las transmisiones oficiales", explica.

"En esa época, Longovilo sólo miraba al satélite del Atlántico. Entonces, aquí habían dos alternativas: tomar -como habían dicho- la señal desde el Atlántico o tomar la señal del satélite nuevo", indica.

Finalmente, el grupo de ingenieros liderados por Andrés Bravari, Claudio Spencer y Andrés Ulloa lograron "engancharse" de la señal que estaba usando Estados Unidos para comunicarse con Japón.

"Chile tuvo el privilegio de ver el alunizaje con muy buena calidad y segundos antes que Europa", sentencia Cifuentes.

Rol presidencial

Aquella histórica noche, el propio Presidente Eduardo Frei Montalva autorizó la suspensión de todas las llamadas de larga distancia para lograr captar la señal y no quedar fuera del momento histórico.

"Ni siquiera los ingenieros norteamericanos que trabajaban con nosotros creían que lo fuéramos a lograr. Apuntamos al borde de la cordillera de la Costa, pasamos por un pequeño portezuelo entre los cerros y por ahí nos llegó, fue una maravilla cuando nos llegó la señal de esta transmisión, era como estar entrando al futuro", recuerda uno de los ingenieros de Longovilo que hizo posible la hazaña, Andrés Bavari.

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Foto: Fernando Campos[/caption]

El futuro es Marte

En la actualidad, cinco ingenieros son los que trabajan en la emblemática estación satelital chilena. Desde este punto de la región Metropolitana se posibilita la conectividad de zonas aisladas como la Isla de Pascua, Puerto Williams, la Antártica y distintas localidades de complejidades geográficas a las que no puede llegar ningún otro tipo de tecnología.

"El proceso de postulación para llegar aquí no es fácil", reconoce Fernando Muñoz, quien acaba de cumplir 20 años como ingeniero NOC de la estación. "Mi objetivo aquí es monitorear que nada falle. Y si algo falla hacer una atención primaria-básica y, eventualmente, escalarla si es que se requiere a las unidades que siguen. Detectar o anticiparse a cualquier falla", específica.

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Estación terrestre Longovilo, julio 2019 (Foto: Fernando Campos)[/caption]

"Cuando yo llegué aquí sentí que era un desafío muy grande para mi carrera. Si bien es cierto que había trabajado en otras áreas que tenían que ver con el tema satélital, no había sido en el nivel que se hace acá", dice.

Sobre la posible llegada del hombre a Marte, evento que podría ocurrir en la década del 2030, Muñoz afirma que "sería muy interesante estar acá, porque nosotros ya tenemos todo el equipamiento técnico como para ser capaces de recibir ese tipo de señales".

"Si se requiere, hay que habilitar la antena con el equipamiento requerido y se podría hacer. Nosotros estamos en el cono sudamericano de la Tierra, por lo tanto hay que ver (con respecto a Marte) en el momento que se quiera hacer la transmisión, nosotros en qué posición vamos a estar con ellos. Podríamos ser nosotros o alguien del otro lado que en ese momento esté en condiciones de recibir. Si es por el lado del Pacífico, nosotros estaríamos capacitados", explica.

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Fernando Muñoz Márquez, ingeniero NOC de planta Longovilo (Foto: Fernando Campos)[/caption]

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