"El peor escenario es...": Marcelo Lagos enseñó el peligro real de la Falla de San Ramón

"No consideran el riesgo", advierte el reconocido geógrafo y académico, quien recorrió la extensión de la falla de San Ramón durante un reportaje que presentó en TVN.

"Existe un peligro latente en nuestro país que muchos desconocen".

Frente a las cámaras, detrás de unos lentes de sol y sobre el Cerro Alvarado en la comuna de Lo Barnechea, el que habla es el reconocido geógrafo y académico nacional, Marcelo Lagos, que se apresta para explicar, a su manera, la falla de San Ramón y sus posibles consecuencias.

Más todavía cuando hace apenas unas semanas, un informe a cargo de la Comisión Especial Investigadora de la Cámara de Diputados alertó sobre el peligro que constituye la falla para las construcciones que se pretenden levantar en la zona.

"Aquí —en el Cerro Alvarado, repetirá—, hasta ahora se ha identificado el límite norte de la falla de San Ramón, una falla que se manifiesta a lo largo que se manifiesta a lo largo de toda la zona oriente de Santiago. Desde este punto hacia el sur".

Ahora, desde la comuna de Pirque, final del recorrido, luciendo una camisa leñadora y debajo de un jockey, Lagos continúa:

"Gracias a la instalación de nuevos instrumentos y el registro sísmico subterráneo se entiende de mejor forma el límite sur de la falla de San Ramón, pasando el Río Maipo y proyectándose sobre estos territorios".

La de San Ramón, sabemos, es una falla geológica del tipo inversa, de deslizamiento vertical, con la capacidad de generar sus propios movimientos sísmicos de magnitud 7,2 a 7,5.

"Día a día los bloques en contacto en la falla de San Ramón acumulan energía, tensión que se libera como terremotos que necesitan miles de años para su ocurrencia", precisa Lagos durante su propio reporte.

Y continúa: "La falla de San Ramón, en la zona oriente de Santiago, se manifiesta como un brusco cambio de pendiente. Aquí, el Cerro Calán es evidencia tangible de ella. Pero también este cambio abrupto de nivel que hay entre las zonas planas de la ciudad de Santiago —dice, mientras acompaña con el dedo, frente a las cámaras, el cambio— y rápidamente esa altitud que va subiendo en la precordillera, el piedemonte y las altas altitudes de la precordillera".

"La falla atraviesa desde el Cerro Alvarado, Las Condes, La Reina, Peñalolén, Puente Alto, finalmente desapareciendo hasta ahora en la comuna de Pirque", completa.

Los peligros reales de la falla

La falla de San Ramón, dice Marcelo Lagos, durante décadas estuvo en silencio acompañándonos en la capital. Pero también dejó, en ese lapso, huellas en la naturaleza de Santiago.

Para ejemplificar, el geógrafo llegó hasta el Cerro Calán.

Allí se detuvo frente a un corte:

"Aquí podemos ver piedras redondeadas que, por su localización, no deberían estar aquí. Ellas fueron erosionadas, trabajadas por la acción del Río Mapocho, río que hoy día se encuentra mucho más abajo", alecciona.

Después, tras explicar que gracias a la instalación de los sensores que puso en Centro Sismológico Nacional ya no quedan dudas, como antes las hubo, de que la falla de San Ramón se encuentra activa, Lagos explicará los peligros reales, los que se relacionan a los sectores que comenzaron a poblarse a fines de los años 80, cuando la Dictadura permitió ampliar el límite urbano.

"Cuando uno estudia la oferta inmobiliaria en el sector oriente en Santiago, y se pone como atributos principales la naturaleza, el aire limpio y todos esos atributos… no consideran el riesgo", le explica a Lagos enseguida una experta.

El geógrafo completa: "En Chile la norma de construcción es mucho más robusta que en otros países. Sin embargo, ésta, al igual que los planes reguladores, aún no incorporan a la falla de San Ramón como un escenario de riesgo".

¿Y qué pasaría si eventualmente hay un terremoto producido por la falla de San Ramón?

Lagos, dirá, el peor escenario es que se rompa todo el segmento conocido de la falla. Pero para entender mejor los eventuales resultados de esta catástrofe natural, se asesoró con un experto:

"En Santiago duró un minuto y medio, dos minutos, el terremoto del 2010. Las aceleraciones fueron 0,3 a 0,56 en la zona de Maipú —le dice el hombre—; y esta falla superficial va a tener aceleraciones de 0,7-0,8, o sea, mucho mucho más grandes, pero el tipo de movimiento es muy corto".

De momento, la sugerencia es considerar la falla de San Ramón en la planificación urbana. Y explica Lagos:

"Potenciar la educación para reaccionar de la mejor manera ante un eventual terremoto, uno importante, de gran intensidad lo más probable, pero en un país que sabe y sigue aprendiendo de la fuerza de la naturaleza".

COMPARTIR NOTA