En sus años de futbolista, el Tigre protagonizó un mediático momento cuando se quejó por el arbitraje en Colombia.
Antes de llegar a dirigir a La Roja, mucho antes incluso de convertirse en director técnico, Ricardo Gareca fue figura del fútbol colombiano, donde defendió la camiseta del América de Cali, ganando dos títulos de liga y fue subcampeón de tres Copas Libertadores consecutivas.
El Tigre era un delantero que acostumbraba marcarle a los otros equipos grandes del país, confesando su predilección por jugar ante Atlético Nacional y Millonarios, los segundos con quienes tuvo una particular rivalidad tras un intenso 1988.
Gareca versus Millonarios
Aquella temporada, la rivalidad entre América de Cali y Millonarios traspasó el torneo nacional, ya que los equipos ocuparon las dos plazas disponibles de Colombia para clasificar a la Copa Libertadores: Millonarios como primero del Campeonato Colombiano 1987 y América como subcampeón.
Por aquel entonces el formato del torneo de clubes más importante del continente era diferente, ya que en cada grupo había cuatro equipos de solo dos nacionalidades. Por lo que ambos elencos cafeteros coincidieron en el Grupo 3.
El primer partido de la serie se jugó el 30 de junio en Bogotá, donde los Millonarios cayeron en condición de local por 2-3 ante los de Cali. Ricardo Gareca fue el héroe de la noche al darle la victoria a su club en el minuto 84′. El 19 de julio nuevamente el equipo del Tigre venció a sus rivales, clasificando a la siguiente ronda como punteros del grupo.
Sin embargo, el destino volvió a programar este cruce un par de meses después, esta vez en el plano local, con un arbitraje que por aquel entonces estaba lleno de cuestionamientos por presuntos arreglos de los partidos.
La rabia del Tigre
El 30 de noviembre de 1988, Millonarios recibió ante 51.061 asistentes al conjunto de Gareca por la novena fecha del octogonal final. Fernando Palacios fue el árbitro designado para un duelo de alta tensión, sobre todo porque los azules llegaban con 25 fechas de invicto y como favoritos para retener el título del año anterior.
Desde el arranque se supo que no sería un enfrentamiento limpio, y que en su primer desborde, Gareca recibió una fuerte plancha de Alberto Gamero cerca del área. El argentino quedó tendido en el suelo, quejándose por el dolor, pero el juez no vio nada y no cobró sanción.
Para más drama, a los 14′ Óscar Juárez abrió la cuenta para Millonarios, pero solo seis minutos más tarde Ántony de Ávila igualó el marcador para darle un respiro a sus compañeros.
El momento más polémico de la jornada llegó a en el minuto 28′, cuando en un tiro libre a favor del América, hay un intento de rechazo del balón que terminó en gol de Ceferino Peña. El árbitro marca el centro del campo dando el gol, pero el guardalíneas levanta el banderín, alegando que Gareca estaba fuera de lugar.
Si los jugadores sentían que la cancha comenzaba a inclinarse hacia un lado hasta ese momento, todo quedó más claro cuando en la etapa final del primer tiempo, el Tigre comienza una peligrosa corrida por el sector izquierdo, cuando el juez Palacios dio por finalizada la mitad del partido cuando iban 44:58 minutos jugados, de acuerdo a la prensa local.
A los 76′ Mario Vanemerak marcó el 2-1 para Millonarios, desatando la locura en el estadio. Entre tanto caos, el autor del primer gol de los locales, Juárez pasó por el lado del arquero Falcioni y le jaló el pelo.
Gareca hizo todo lo posible por igualar el marcador, incluso en la última jugada lanzó un tiro que terminó impactando en la mano de su rival, Nilton Bernal, quien estaba dentro de su área, pero el árbitro consideró que era involuntaria por lo que no cobró penal.
Sin siquiera dar minutos de descuento, el juez marcó el pitazo final, dando por terminado el encuentro. Los jugadores del América, y hasta los suplentes se lanzaron en contra de Palacios. La prensa local registró la reacción de los derrotados: “Es el juego más sucio que he visto en mi vida. Es una vergüenza para el fútbol colombiano”, sentenció el Dr. Gabriel Ochoa Uribe. “Si digo lo que pienso del árbitro, les cierran la emisora”, añadió Falcioni.
Al ser consultado por sus impresiones del partido, Gareca lanzó para todo el país una frase que se la recuerdan hasta el día de hoy: “¡Nos robaron! ¡Ampliamente nos robaron! Es la única manera de evitar que el América pueda entrar en la Copa Libertadores, pero de todas formas vamos a clasificar”.
Solo semanas antes del encuentro, el clima futbolístico de Colombia estaba marcado por la influencia del narcotráfico, ya que el árbitro Armando Pérez había sido secuestrado, como muestra del poder de los cárteles, y con la intención de mandar un mensaje: “Al que pite mal lo borramos”.
Para mala fortuna de Gareca, sus palabras no se hicieron realidad, y aquella temporada no clasificaron a Libertadores, ya que quedaron terceros en el torneo local. Millonarios y Atlético Nacional fueron los representantes de su país, y los segundos ganaron el torneo por primera vez.