Paul McCartney y un documental más allá de la leyenda

McCartney 3,2,1, el documental de Hulu que reúne al músico con el productor Rick Rubin, revisa la obra musical de McCartney y los Beatles, desde una perspectiva en que los recuerdos y anécdotas son matizados por una narración que rescata las principales características del aporte musical del grupo de Liverpool.

Probablemente, deben existir pocas entrevistas en que a Paul McCartney no se le pida recordar algún evento de los gloriosos días en las filas de los Beatles, o de sus primeros días como artista en solitario.

Desde la separación en 1970, buena parte de la oferta en torno a la banda de Liverpool se ha basado, o bien en reediciones de sus discos, extendidos en ediciones de lujo (como la de Abbey Road en 2009 y 2019), o en la revisión del material tomado desde las sesiones de grabación, como en el proyecto Anthology, de mediados de los noventa.

Pero hay otros caminos. El documental McCartney 3,2,1, de la plataforma Hulu (de momento solo disponible en EE.UU), ofrece un registro en que el músico conversa sobre su obra con el productor Rick Rubin, a partir de la escucha de cintas de la época.

Es decir, es una propuesta a medio camino entre las historias de las canciones, con la trastienda del menjunje técnico tras las decisiones creativas.

Una charla de música

La premisa es simple; McCartney y Rubin se juntan en un sitio con una consola de audio y mientras escuchan música, conversan.

La charla es distendida, y Rubin, quien se ha hecho un nombre como productor de rock (su nombre figura en discos tan importantes como Decade of Aggression de Slayer o Blood Sugar Sex Magik de Red Hot Chili Peppers), es un entrevistador empático que se deja sorprender con los detalles.

Todo trabajado en pantalla en un sobrio blanco y negro, acaso como un metarrelato de la fibra retro del proyecto.

La mayor dificultad que enfrenta el proyecto, es el hecho de que sobre la obra de The Beatles, se ha hablado demasiado. De hecho, varias de las historias que recuerda Sir McCartney son conocidas (por ejemplo, las líneas de francés en "Michelle" o la grabación de Band on the Run en Nigeria), y a momentos, recuerdan varios pasajes del mismo músico, cuando fue entrevistado por Jools Holland para la extraordinaria serie Anthology, en la que también participaron Ringo Starr y George Harrison.

Pero esta vez en solitario, el músico matiza la charla con historias personales. Los días de adolescencia en Liverpool, en que hacía dedo con George Harrison, o una canción que ambos elaboraron a partir de un anuncio publicitario.

Por cierto, también repasa su sociedad creativa con John Lennon. Detalla, a grosso modo, la manera en que ambos enfocaban el trabajo, e incluso las veces en que tenían diferencias (confiesa que cuando eran jóvenes y se enojaban, le decía "cuatro ojos" a John).

La cocina de los hits

Anécdotas más o anécdotas menos, lo más interesante del documental está bajo la superficie. Entre Rubin y McCartney analizan la musicalidad de los Beatles de una manera amigable para el espectador. Es decir, indagan sobre la manera en que se construyó su obra.

Allí surgen observaciones interesantes, como el hecho de que la música de los Fab Four está asentada sobre capas de sonido, las que pueden funcionar de forma independiente una de la otra. Por ejemplo, la sección de ritmo de "A day in the life", tiene un color y una intención diferente a la pista de la orquesta, o a la voz ensoñadora de John Lennon.

Es decir, el documental presenta la lógica tras las decisiones estéticas tomadas por los músicos; la idea de correr riesgos de manera controlada, sin salir de los márgenes del pop.

Así se entienden, por ejemplo, las melodiosas líneas de bajo de Paul (por ejemplo en "With a little help from my friends"), o el trabajo de guitarra rítmica que John propuso para "All my loving", una canción de Paul.

Esa faceta, desarrollada en alguna bibliografía (por ejemplo los dos tomos sobre la obra del grupo escritos por Sergio Marchi y Fernando Blanco), se luce en la pantalla con el aporte de fotos de la época o pequeñas piezas del archivo Beatle, insertas con tino por el director Zachary Heinzerling.

El lugar de McCartney

Con esta pieza, desarrollada en seis capítulos de una hora, McCartney quiere dejar en claro cual es su lugar en la historia de los Beatles.

Hace hincapié en que él tomaba decisiones musicales y muchas veces presionaba a los ingenieros del complejo Abbey Road para probar algunas ideas, es decir, su trabajo fue mucho más que el de componer canciones románticas. Una idea que no es nueva, pero que se adapta al lenguaje de los tiempos en una propuesta fresca y de construcción sobria, con el aval de un socio con credenciales rockeras.

En suma, se trata de remarcar, a la generación más novel, que los Beatles no son una pieza de museo, sino que fueron una potencia que a fuerza de talento y trabajo duro, estiró los límites de la música popular de forma decisiva. Fueron más allá de la leyenda.

https://youtu.be/KAkqy5QntGQ

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