“Fue un proceso súper intenso”: los animadores chilenos detrás de la delirante Beau Tiene Miedo

Beau tiene miedo.
Beau tiene miedo.

En abril se estrenó, acaso, la película más ambiciosa del director Ari Asler, quien recurrió a Joaquín Cociña y Cristóbal León para una extensa y reveladora secuencia animada, interpretada por el mismísimo protagonista, Joaquin Phoenix. “La discusión que despierta es muy rica”, declaran los artistas sobre la cinta. Además, sobre el proceso relatan: “Fue difícil no estar nosotros en control de las decisiones”, considerando que su labor era una parte de un todo.

Al principio, a mediados del 2020, el panorama era borroso para los artistas Joaquín Cociña y Cristóbal León. En plena pandemia arrancó todo el proceso y, ya al año siguiente, partieron con la elaboración de los primeros bocetos.

“Cuando empezamos a trabajar, nadie sabía realmente cómo era”, relata Joaquín a La Cuarta. “Estaba el guion de la secuencia, pero no había tratamiento, diseño, sólo algunas referencias”. Es decir, complementa Cristóbal, “audiovisualmente no había mucha claridad sobre cómo iba a ser”. Eso fue difícil.

Ambos artistas habían sido fichados por el destacado director de cine, Ari Asler, de destacadas películas de terror sicológico como El legado del diablo (2018) y Midsommar (2019). Se trataba de Beau tiene miedo, estrenada a mediados de abril en los cines, y protagonizada por el mismísimo Joaquin Phoenix —del Joker—. Es la historia de un hombre neurótico que, criado por una madre celosamente aprensiva, se vuelve casi incapaz de tomar decisiones por sí mismo.

Luego de enterarse que su mamá habría muerto, el protagonista, Beau, inicia una accidentada y reveladora travesía hacia el funeral. Ya bien avanzada la trama, él accede a la vida que hubiera tenido con una infancia distinta, momento en que inició un recorrido imaginado, con el cual ingresa a una larga y cuidada secuencia animada elaborada por los propios chilenos y su equipo de artistas.

Joaquín Cociña y Cristóbal León. FOTO: Fundación AMA
Joaquín Cociña y Cristóbal León. FOTO: Fundación AMA

Extenuados

Joaquín y Cristóbal conocieron al director gringo luego que él vio su película animada La casa lobo (2018). “Nos hizo muchos elogios de nuestro trabajo”, recuerda uno de ellos; de hecho, les dijo que había visto la cinta tres veces en un sólo día. “Nos dijo que era la mejor película de animación que había visto”, agrega.

“La nombra siempre como una de las influencias para esta película”, cuentan haciendo alusión a este nuevo estreno. “Creo que es la razón por la cual nos llamó; es una influencia muy indirecta, muy difícil de trazar, pero creo que lo inspiró de alguna manera”.

Respecto lo más difícil de todo el proceso, Cristóbal no duda:

—Trabajar para otro director; estamos demasiado acostumbrados a trabajar siendo nosotros los directores —declara—. Nos costó, a pesar de lo mucho que admiramos a Ari, del mucho cariño que le tenemos, y que personalmente nos encanta. Pero fue difícil no estar nosotros en control de las decisiones.

—Amarrado a eso —agrega Joaquín—, pasamos mucho tiempo haciendo sin saber realmente las reglas del juego. Era muy enajenante. Y difícil, porque tampoco podíamos armar equipo; de hecho, pasó que invitamos personas a trabajar y fue una pérdida de energía, porque no iba a servir; no porque las personas no fueran hábiles, al contrario, sino porque, al final, la manera en que lo hicimos fue completamente distinta a lo que pensábamos.

—También hay que pensar que Ari estaba haciendo una película gigantesca, que son muchas películas dentro de una —complementa el otro artista—. Cada acto de la película es una película distinta. Como tenía una película tan compleja, esta (la animación) era otra más de las películas que tenía que desarrollar, y su cabeza estaba súper repartida; seguro no le podía dedicar todo el tiempo a esto como le habría gustado. No avanzamos a la velocidad que nos habría gustado.

—¿Cada cuánto debían mandar avances?

—Era mandar cosas todos los días —contesta Cristóbal—. Y nosotros íbamos integrando gente al equipo de acuerdo a nuestras necesidades, de animación, diseño, construir maquetas, etc.

—No hay ningún plano de la secuencia que tenga cosas hechas sólo por una persona —complementa Joaquín—. Todo es una mezcla de manos y personas.

—¿Cuánta libertad se les dio en el proceso creativo?

—Ari decidía todo al final, definitivamente; nosotros proponíamos —responde Joaquín—. Se fue haciendo más fácil a medida que avanzábamos. Al final ya teníamos la paleta de color media incorporada, pero con él hay que trabajar aprobando etapa por etapa. Era muy mal negocio no pasar por Ari, porque algo iba a saltar; no es muy selectivo en qué poner ojo: le pone ojo a todo.

—En paralelo hicimos este video para la banda The Smile, que es una banda de Thom Yorke (de Radiohead) —recuerda Cristóbal—. Ese fue el único proyecto grande que pudimos sacar; y en paralelo, algo escribimos de nuestro proyectos de largometraje.

—... Pero básicamente era llegar en la mañana, enchufarse del trabajo acá, coordinar, avanzar, tareas diarias —agrega su compañero.

—Fue un proceso súper intenso de un año y medio, con reuniones diarias con otros países —remarca—. No nos dio tiempo para hacer mucho más. La época del videoclip, de hecho, fue un poco una locura. Lo último que hicimos para esta película fue en octubre del 2022.

La secuencia animada de Beau tiene miedo.
La secuencia animada de Beau tiene miedo.

El humor

—”Somos humoristas frustrados”, has declarado Joaquín. “Esto lo digo muy en serio”, dijiste Joaquín hace unos meses... ¿Pudieron imprimirle ese sello?

—Yo creo que Ari logró ser un humorista finalmente —contestó él mismo—. Yo creo que en esta película no hicimos nada de humor.

—No era algo que nosotros pudiéramos —justifica Cristóbal—... quizá mínimamente en algunas cosas, pero no estaba en nuestro espacio. Pero Ari comulga mucho con esa visión; creo que él piensa mucho sus películas, incluso en las de terror, toma muchas decisiones desde ahí. Creo que eso fue algo que vio en nuestro trabajo y, por lo cual, conectamos.

—En Beau, Ari usaba todo el rato el humor para sacarte de la tensión —añade Joaquín.

—O sea, Ari pensaba esta película como una comedia.

—Sí, yo creo. Así que él logró ser humorista.

El protagonista en la secuencia animada.
El protagonista en la secuencia animada.

—”Aprendimos muchas cosas nuevas sobre cómo trabajar en equipo y cómo funciona una película tan grande”, has dicho Joaquín… ¿Qué cosas aprendieron?

—Casi todas las películas que hemos hecho pasan por nuestras manos —plantea—. En esta secuencia Ari necesitaba algo de nosotros que no era cómo se ven las cosas que hacemos. Creo que quería nuestra alma, corazón y cabeza, y ayudarle a traducir lo que quería para la secuencia a un diseño. Pero nosotros no dibujamos cómo se ve la película ni no coloreamos cómo se ve en la secuencia. Aprendimos a convocar gente con sus particularidades, y darles espacio para que trabajaran desde ahí.

Es decir, sintetiza Cristóbal:

—Aprendimos a liderar equipos en vez de realizar todo con nuestras manos, que es un aprendizaje que no comienza necesariamente con esta película, pero sí se profundizó. Nos convertimos mucho más en directores que en artistas con las manos metidas en el proceso. De hecho, en La casa lobo el 80% o 90% de la animación está hecha por nosotros.

Además, el artista comenta que las conversaciones con el director de la película, Ari, de por sí fueron muy nutritivas: “Su visión como narrador, esta manera de entender el cine, es muy distinta a cómo nosotros la pensamos”, plantea. “Nosotros navegamos mucho más caóticamente en el proceso, y Ari tiene la película en su cabeza y entiende que cada cosa chiquita tiene que funcionar para el total”. Aunque “creo que nosotros nunca vamos a trabajar así, por nuestras personalidades y por cómo nos gustan los procesos, sí es un aprendizaje que considero valioso”, declara.

Durante el proceso, ambos artistas hicieron equipo con otros 21 colegas que les colaboraron, como Marcos Sánchez, Hugo Covarrubias, Antonia Bañados, e incluso estudiantes y practicantes. “Creo que para ellos fue muy chistoso, porque hubo un par de pájaros que animó una alumna de la U. de Chile”, comenta Joaquín sobre los colaboradores más jóvenes.

Así y todo, con casi ninguna de estas personas habían trabajado antes: “Convocamos gente de la cual necesitábamos algo en particular, como Marcos Sánchez, que es un animador muy virtuoso, rápido y que entiende muy bien cómo se deben mover las cosas”, ejemplifica. “En un momento realmente necesitábamos eso”. Buscaron gente con habilidades específicas y, si no la encontraban, debían generarla ellos mismos en el proceso.

Las críticas y Joaquin Phoenix

A inicios de abril, Joaquín viajó a Nueva York para reunirse con el director, el protagonista y otros integrantes del equipo. Ambos artistas chilenos ya habían visto el montaje final en Santiago: “Justo antes de entrar a la sala (para la función), Ari me comentó que el equipo iba a ir a comer durante la función, y me fui a comer porque justamente no había visto nunca a Ari en persona, y comer con Joaquin Phoenix”, cuenta. “Valía la pena”.

Sin embargo, logró captar algunas impresiones, sobre todo de la parte animada que ellos lideraron: “Estaba todo el mundo muy feliz con la secuencia que habíamos hecho”, asegura. En tanto, respecto a la cinta en su total, “estaba todo el mundo muy sorprendido por la película, muy cansados también”, admite.

En otro momento, Cristóbal también tuvo la chance de verla: “Me impresionó mucho, me dieron muchas sensaciones”, manifiesta. “Por una parte, me produjo mucha admiración por Ari en muchos sentidos”. Él define a Beau tiene miedo como “valiente”; porque el director “se construyó un nombre gigante dentro de la industria y es una película completamente arriesgada”, haciendo alusión a otras de sus producciones bien recibidas como El legado del diablo y Midsommar.

Ahora, el animador de León & Cociña se manifiesta honrado de haber sido parte de este proyecto:

—Sentí que estaba viendo una película tremenda, que iba a ser importante en la historia del cine, y me dio orgullo ser parte de eso, que contribuyamos con una parte chiquitita. Sentí que estaba viendo algo que no se parecía a nada, a ninguna película que haya visto antes. Y eso pasa como cinco veces en tu vida.

La secuencia de Beau tiene miedo.
La secuencia de Beau tiene miedo.

En tanto, su compañero comenta un detalle que le ha llamado la atención las veces que ha visto la cinta con públicos latinoamericanos:

—Hay algo que pasó en las dos funciones, la cuando vimos en la versión bruta y la que vimos con el equipo el jueves (13 de abril). Quizá porque somos latinos, pero en las dos funciones (al terminar), un tercio de los espectadores decidió llamar a su mamá; creo que el efecto latinoamericano que produce la película. Eso no se lo escuché a ningún norteamericano. Pero “voy a llamar a mi mamá” es una frase que se repitió.

—Joaquín, ¿qué tal fue conocer a Joaquin Phoenix en Nueva York?

—Yo no lo conocía de antes, sólo vía pantalla —dice—. Me dio la impresión de que andaba un poquito “Guasón”, estaba muy flaco y esquivo, medio encorvado, pero parece que es medio así. Hablé dos palabras con él. Parecía un poco en las nubes. Esto fue hace un mes; creo que recién había terminado el rodaje del Joker 2 —Aquella cinta debiese estrenarse a fines del 2022, y tendrá como co-protagonista a Lady Gaga, quien interpreta a Harley Quinn

—Qué opinión les dejó Beau tiene miedo? He visto críticas que la destrozan y otras más elogiosas...

—No les estás preguntando a las personas más objetivas: participamos en la película y, además, nos gusta mucho el cine de Ari —advierte Cristóbal de entrada, y luego declara—: Yo soy completamente favorable. Amo la película. Creo que es una película que no se disfruta, no es una comedia romántica, liviana; todo lo contrario, vas a sufrir. Pero incluso la gente que la sufre mucho, la ama.

—Leí una crítica muy negativa de The Guardian —complementa Joaquín—, y me daba risa: si yo hubiera leído esa crítica negativa antes de ver la película, seguramente habría ido corriendo a verla, porque todas las cosas que consideraba negativas las encontraba buenas. Me gustan las películas largas, que te llevan a lugares inesperados, y con cierto grado de irritación. Muchas veces encuentro que en las críticas está tácitamente que el ideal de una película es que pase rápido y no te haga nada, que no te moleste. Encuentro que es lo contrario a la gracia del cine.

—Creo que nunca había leído tantas críticas de una misma película —reflexiona Cristóbal a propósito de la cinta—. Me sorprendió que las negativas y positivas son todas muy buenos textos; es imposible criticar esa película sin hacer un texto profundo y hablar de cosas profundas. La discusión que despierta es muy rica. Eso no pasa con cualquier película. Incluso si odias la película, tendrás que analizarla en términos muy densos. Eso encuentro que habla muy bien de ella.

De hecho, su compañero recuerda que la primera vez que leyó el guion su reacción fue simplemente “Conchetumadre”, sorprendido. “Era súper evidente que la película no iba a ser fácil o condescendiente, que es agotadora, pero que también es súper generosa, en el sentido de que te da y da más cosas”, plantea. Y Cristóbal agrega: “Es una montaña rusa, te sube en un carro y no te suelta”, cualidad que define como “muy especial”.

—Si tuvieran la opción de volver a trabajar con Ari, ¿aceptarían?

—Ojalá suceda que trabajemos con Ari —contesta Cristóbal a nombre de ambos—, esperamos, pero en otros roles. Nosotros en la dirección y él en otro rol. Lo vamos a ver.

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