Catalina Valdivia transformó su amor por el diseño de uñas en un exitoso emprendimiento, Cattun. Influenciada por las técnicas innovadoras de Corea y Japón, su estudio se ha convertido en un referente de personalización, calidad y servicio, conquistando a quienes buscan más que un simple diseño, sino una obra de arte en cada uña.
En los últimos años, el nail art se ha convertido en una de las formas más populares de expresión creativa, y su auge no muestra señales de detenerse.
Con la influencia de las redes sociales y plataformas como Instagram y Pinterest, el diseño de uñas ha evolucionado de ser un simple toque estético a una verdadera forma de arte.
Una de las tendencias más destacadas en este campo es la influencia de las técnicas asiáticas, especialmente las provenientes de Corea del Sur y Japón, que han revolucionado la manera en que se entienden los diseños de uñas.
Desde los intrincados diseños en 3D hasta el uso innovador de accesorios, los estilos coreanos y japoneses han cautivado a una audiencia global, llevando el nail art a nuevos niveles de detalle y personalización.
Estos diseños no solo incorporan colores vibrantes y efectos sorprendentes, sino que también combinan elementos de la cultura pop, el animé y las tendencias de moda, reflejando una mezcla única de creatividad y precisión que ha conquistado a las amantes del nail art en todo el mundo.
Y en nuestro país, esta tendencia cada vez toma más fuerza gracias a artistas y emprendedoras nacionales que se dedican en un 100% a trabajar este tipo de arte que ya se convirtió en un accesorio más para los jóvenes.
Catalina Valdivia, con 27 años, es la emprendedora detrás de Cattun, un exitoso estudio de diseño de uñas ubicado en su casa en Ñuñoa.
Marcada por la pasión desde la adolescencia y el constante aprendizaje, Catalina demuestra cómo la dedicación y el compromiso con la calidad pueden transformar un sueño en una carrera profesional.
Desde pequeña, Catalina mostró un interés particular por el arte de las uñas. En el colegio, solía hacer diseños para ella misma y para sus amigas. “Siempre me gustó hacerme algo en las uñas, o pedirle ayuda a mis compañeras para probar nuevos estilos”, comenta Catalina.

Tras terminar el colegio en 2015, Catalina no tardó en incorporarse al mundo laboral. Apenas una semana después de egresar, comenzó a trabajar en una peluquería, donde pasó tres años perfeccionando sus habilidades.
Fue allí donde una compañera coreana despertó en ella una nueva pasión por los diseños de uñas. “Ella me mostró cómo las coreanas trabajaban las uñas, y me llamó la atención el uso de accesorios y los diseños complejos, algo que en Chile no se veía mucho en ese entonces”, explica.
Un giro hacia el emprendimiento
Aunque al principio trabajaba con esmaltes tradicionales, el deseo de crear algo propio creció en ella.
En 2018, Catalina decidió dar el salto hacia el emprendimiento y montar su propio estudio en su departamento. “Una amiga, que también trabajaba en el rubro, me convenció de abrir una pequeña peluquería en mi casa. Ella trabajaba con el cabello y yo con las uñas”, comenta.
Al principio, la situación no fue fácil. “No me iba muy bien, pero comencé a compartir fotos de mis diseños en redes sociales. Subía fotos de uñetas mostrando lo que podía hacer, y de a poco la gente se empezó a interesar”, dice Catalina.
El deseo de seguir perfeccionándose no dejó de crecer en Catalina. Empezó a ver videos de artistas coreanas y japonesas que realizaban figuras en 3D para las uñas.
“Me obsesioné con aprender más. Quería poder ofrecer algo único y especial a mis clientes”, cuenta. Pronto comenzó a crear sus propios diseños, que incluían desde personajes de Disney hasta figuras de anime. “Me gustan los desafíos y siempre doy todo lo que puedo”, comenta con entusiasmo.

El uso de productos coreanos: un sello de calidad
Hoy en día, Catalina se distingue por utilizar exclusivamente esmaltes coreanos, un elemento clave en sus diseños.
“Los esmaltes coreanos tienen colores que se adaptan muy bien a los estilos que me piden mis clientas. Para mí ha sido lo mejor que me ha pasado”, asegura. La calidad de los productos es esencial para garantizar resultados que cumplan con las expectativas de sus clientes.
Una de las claves del éxito de Catalina es la personalización de cada diseño.
“Me gusta pedirle a mis clientas que me envíen fotos de referencia. De esta forma puedo asegurarme de que el diseño que les haré será exactamente lo que ellas quieren”, explica.
A través de las redes sociales, Catalina se inspira en los trabajos de otros creadores, especialmente de artistas coreanas y japonesas, pero también pide a sus clientas que compartan sus ideas y gustos.
“Hay muchos estilos: desde lo más cute y sencillo hasta lo más dark o con efectos aurora o cromados. Siempre trato de adaptarme a lo que mis clientas me piden”.
Desafíos en el camino emprendedora
A pesar del éxito actual, Catalina tuvo que enfrentar varios desafíos en su camino como emprendedora.
El principal obstáculo fue la falta de confianza en sí misma al principio. “Muchos emprendedores dudan de su capacidad y no logran lo que esperan. Yo también pasé por eso. Al principio, mi mente me jugó en contra. Pero entendí que lo más importante era confiar en lo que hacía”, afirma.
Hoy, Catalina se siente segura de sus habilidades y está dispuesta a asumir cualquier reto que se le presente. “Lo que me pidan, lo haré”, agrega con determinación.
Una de las características que diferencia a Catalina de otros emprendedores en el mundo del nail art es su enfoque en el servicio al cliente.
“Me gusta ofrecer la mejor experiencia posible. Tengo snacks disponibles, opciones veganas y agua embotellada para que mis clientas estén cómodas”, comenta.

Además, Catalina ha implementado un sistema eficiente para agendar citas. A través de su perfil de Instagram, sus clientes pueden completar un formulario para que ella sepa exactamente lo que desean. “De esta forma, puedo ofrecer un presupuesto y coordinar la cita más rápido”, explica.
El apoyo familiar y el futuro
Catalina destaca el papel fundamental de su madre en el crecimiento de su emprendimiento.
“Mi mamá ha sido una gran ayuda. Me ayuda a pintar y a cambiar los muebles del estudio. Ahora estoy en un proceso de remodelación para ofrecer un servicio aún mejor”.
Gracias al apoyo de su familia, Catalina ha podido crear un espacio único para sus clientas y está decidida a seguir perfeccionando su trabajo.
Con una clientela fiel y un constante impulso por mejorar, Catalina Valdivia continúa ampliando su emprendimiento, Cattun, y demostrando que la pasión y el esfuerzo pueden abrir las puertas del éxito.