Espectáculos

¿Qué fue de Matías Oviedo? El galán de las teleseries y fanático de Cerati que pudo ser jugador de la UC

Después de Verdades ocultas, unos tres años alejado de las teleseries, el actor ha dedicado su tiempo al teatro, a dar clases, “cosas para las que antes no tenía tiempo”. Y, cómo no, a la música, acaso su gran pasión.

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Antes de volverse el galán que todos conocen y hacer de su vida un catálogo de películas, teleseries y programas de televisión, mucho antes de todo eso, y pocos lo saben, Matías Oviedo planeaba su futuro corriendo las canchas de San Carlos de Apoquindo. Si bien reconocido hincha de Colo Colo, su hermano mayor —“el bueno”, dice él— lo llevó a probarse a las divisiones inferiores de Universidad Católica y allí permaneció por poco menos de cuatro años, hasta la segunda infantil. Compartió, de hecho, con jugadores que pronto no sólo se estrenaron sino que hicieron carrera en la precordillera, como Milovan Mirosevic o Patricio Ormazábal.

Pero, él mismo cuenta, otras cosas (la música, las artes, el teatro) se fueron presentando de a poco en su vida y les prestó mayor atención, al punto de que resolvió colgar los botines y seguir otra trayectoria.

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“Fue una linda etapa de mi vida, pero no quise jugármela por ser futbolista profesional y seguí mi camino actual”, resumió hace un tiempo en charla con As Chile.

En La divina comida añadió más sazón al asunto: “Dejé de jugar porque me tiraba más el lado artístico, tocaba y tenía mi banda”.

En efecto, Oviedo decidió estudiar Música, concretamente la disciplina del Contrabajo, en la Pontificia Universidad Católica, pero al poco tiempo ingresó a Teatro y entendió que ese en realidad era su camino. Nunca dejó de tocar o componer canciones, pero “me encanté con la actuación”, sinceró a Velvet, dado que “descubrí una parte de mí que no conocía”.

Entre 2002 y 2016, el actor participó en decenas de producciones de Televisión Nacional de Chile. Desde Purasangre, su estreno, pasando por clásicos como 16, El señor de la querencia, Los exitosos Pells, Conde Vrolok, Vuelve temprano y, finalmente, Esa no soy yo. En ese período también formó parte, ocasionalmente, de series como Mi primera vez o El día menos pensado y otros programas de la estación como Juga2.

La larga lista la completan, en la pantalla chica, cinco años en Verdades ocultas de Mega (en la piel de Tomás Valencia las primeras cinco temporadas y luego Cristóbal Valencia) y otra decena de películas (Mala leche, Grado 3, The ABCs of Death, Invierno).

Musicalmente, hay que agregar también otros proyectos: con Julio Pino, su grupo poplatino, dejó tres discos de estudio y desde 2016 como solista, añadió dos álbumes más al repertorio. Por lo demás, hay que incluir el tributo que ofrece a su ídolo Gustavo Cerati.

¿Qué ha sido de su vida?

En noviembre del año pasado, Oviedo le decía esto a Revista Velvet:

Llevo casi tres años sin teleseries y he descubierto un mundo que me gusta mucho. Puedo decir que hay vida después de la TV, aunque al principio fue difícil”.

Subrayan en la entrevista que lo anterior, el actor lo dijo entre risas. Pero, claro, después de dos décadas entregadas al área dramática de TVN/Mega, culminadas las grabaciones de Verdades ocultas, Matías Oviedo se vio empujado a dejar la pantalla chica.

Y aunque él mismo menciona que eso inicialmente le supuso un desafío, de pronto se abrieron otras puertas.

Venía de un ritmo de trabajo constante y, cuando paró, me costó asumirlo. Pero después me llamaron para participar en obras, empecé a tocar más y a dar clases. Cosas para las que antes no tenía tiempo y que han sido muy fructíferas a todo nivel. Piensa que este año he hecho cuatro obras”.

Obras que promociona en su cuenta de Instagram. La última fue Esta obra es un desastre, una comedia dirigida por Pato Pimienta, ambientada en la Inglaterra de los años veinte y que presentaron, en el Teatro de Las Condes, entre abril y mayo.

En el plano más personal, Oviedo, el año pasado, reapareció para conceder una íntima entrevista a Luis Jara en Al piano con Lucho.

Y allí reconoció tal vez el dolor más grande de su vida:

“Mi papá murió a los 68 años. Fue bien triste, yo no lo he hablado mucho en tele ni en nada. No es ningún secreto, yo no lo hacía porque era un tema sensible para mí, pero mi papá tuvo un accidente. Mi papá era equitador y tuvo un accidente que lo dejó cuatro años en coma. A los 64 tuvo el accidente y murió a los 68 (...); extraño su optimismo, era gozador mi papá, lo pasaba bien haciendo cosas simples. Aparte que ya de más viejo yo lo sentía a él más resuelto también, como más tranquilo”.

Esta tragedia, dijo, le cambió “la visión de la vida”.

“Yo siento que es muy azarosa la vida, es un azar. Es lo que yo creo. Nadie te firma nada, te puede pasar cualquier cosa”.

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