La generación que creció creyendo en papeles pintados

¿Qué pasó en este cambio generacional que la creencia saltó de la tierra, el ganado y el oro hacia estos billetes?

Desde niño aprendí que podía llegar a una tienda con un billete o una moneda y la podía cambiar por dulces, por galletas o por cualquier otra rica golosina de la vitrina. Aprendí que cuanto más dinero llevara, más dulces podía comprar. Allí nació mi “fe” por el dinero, mi certeza de que el dinero lo podía intercambiar por lo que quisiera, siempre y cuando tuviese suficiente de esos papelitos de colores. Lo curioso es que mi querido abuelo no tenía tanta fe en el dinero. Él prefería tener tierra, ganado y oro. ¿Qué pasó en este cambio generacional que la creencia saltó de la tierra, el ganado y el oro hacia estos billetes?

Mi abuelo creció bajo un sistema económico que se conoce como Patrón Oro, un modelo que permitía que las monedas de los países estuvieran respaldadas por una cantidad fija de oro, lo que garantizaba su valor y estabilidad. Sin embargo, durante el siglo XX comenzó un cambio económico que se conoce como el Patrón Fiduciario, un nuevo sistema en el que las monedas ya no estaban respaldadas por ninguna cantidad de oro, simplemente tenían valor porque creemos o tenemos confianza en ellas.

El empleado del molino va a una amasandería con un billete de $5.000 y tiene la confianza que lo podrá cambiar por algunas marraquetas y otros productos. El dueño de la amasandería recibe el dinero porque tiene la certeza que lo podrá cambiar por harina en el molino, el dueño del molino lo recibe porque tiene la certeza que podrá pagarle al empleado que trabaja para él con ese dinero y el ciclo se repite. Todos tenemos confianza en que podemos cambiar esos papeles pintados por algún bien o servicio, pero ¿qué respaldo real hay detrás de ese dinero? ¿Lo puedes cambiar por panes en Canadá?

El cambio del sistema de Patrón Oro al sistema de Patrón Fiduciario fue tan lento que permitió que una generación entera hayamos crecido depositando nuestra fe en papeles pintados y se ha convertido en la forma dominante de dinero en todo el mundo. Hoy estamos pagando las consecuencias del desconocimiento, nuestros ahorros se escapan como agua en las manos debido a la perdida de valor adquisitivo del dinero, comúnmente conocida como inflación. Existe una altísima incertidumbre sobre el futuro, los precios de los bienes y servicios suben cada semana, y el dinero que ingresa rinde cada vez menos. Mi abuelo, y probablemente el tuyo también, solía comprar pequeños lingotes y monedas de oro para proteger su dinero de la inflación y la depreciación, pero nuestra generación perdió esa costumbre y no entendemos cómo funciona el dinero.

Soy de la generación que creció creyendo en papeles pintados. Mi dinero físico cada día vale menos, y el oro como inversión sigue alcanzando máximos de cotización internacional. Es momento de empezar a analizar seriamente las opciones que tenemos para seguir el ejemplo de mi abuelo, ahorrar poco a poco en pequeños lingotes de oro físico. Pensar en esto era prácticamente una fantasía hace un par de años atrás, pues no había forma de invertir en oro físico, sin embargo, ahora es posible. Hoy día puedo encontrar lingotes de oro puro desde 3,1 gr en adelante en cualquiera de las joyerías Aurus a nivel nacional, y puedo iniciar mi ahorro a largo plazo protegido de la inflación y con un metal que es aceptado mundialmente: el oro.

Por: Juan Carlos Cano.

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