Por Paulo QuinterosCrítica de cine: Millonario, cuando la fortuna se convierte en condena
El documental de Netflix indaga en la historia de un cartón de Kino destruido que prometía una fortuna, pero termina hundiendo a una familia en un laberinto de ilusiones, dudas y hasta burlas.

El nuevo documental de Netflix, Millonario, dirigido por José y Felipe Isla, propone un relato en el que la frontera entre la fe y la duda, la avaricia y el desprendimiento, se vuelve difusa.
Su historia gira en torno a un cartón destruido del Kino que prometía un premio gigantesco y la posibilidad de transformar una vida por completo, pero que hasta el día de hoy no ha podido cobrarse. Y es esa base la que basta para levantar una narración cargada de tensiones que trascienden lo meramente anecdótico.
El documental se centra en la vida del humilde campesino Javier Zapata y su familia, quienes aseguran haber ganado un pozo millonario, y haber elegido los números de la suerte en conjunto, pero cuya boleta dañada llevó a la Lotería de Concepción a rechazar el pago. Desde entonces, se despliega una historia que se extiende por más de seis años y que aún no encuentra cierre.
La propuesta no se limita a entrevistas o documentos. Uno de sus rasgos más llamativos es la reconstrucción dramatizada, realizada por los propios protagonistas, incluyendo familiares y testigos, quienes reviven los momentos cruciales y dan una capa de dramatismo pasado por el cedazo de los recuerdos. Y por eso el espectador queda atrapado en la sensación de presenciar una mezcla de memoria íntima y ensayo performativo. Esa elección también refuerza el carácter ambiguo del caso: nada parece ser del todo cierto ni del todo falso y cada escena abre más grietas que certezas.

En el desarrollo de la historia de este Kino en disputa, uno de los momentos más intensos aparece cuando lo material y lo espiritual se cruzan. La fe de la esposa de Zapata en una justicia divina contrasta con la obstinación de él, ya no por el dinero en sí, sino por su honra, por demostrar que su verdad debe prevalecer ante el rechazo de la empresa de juegos de azar. Y es ese contrapunto el que plantea la pregunta incómoda: ¿qué pesa más, la ilusión de la riqueza o la dignidad personal?
El documental exhibe de manera constante esa tensión entre verdad y mentira, confianza y engaño, esperanza y desencanto. Cada entrevistado aporta piezas que parecen encajar, pero pronto se contradicen. Esa sucesión de relatos enfrentados revela no solo las fragilidades del caso, sino también la facilidad con que una historia puede transformarse en mito popular.
Los directores incorporan además materiales de archivo: noticiarios, matinales, reportajes y hasta un sketch del programa El Muro. Con ello no solo muestran cómo la prensa y la sociedad trataron el caso, sino que evidencian el impacto cultural de un conflicto que terminó convertido en objeto de burla, discusión y especulación. El espectador puede oscila entre la risa incómoda y la conmoción, atrapado en un vaivén que refuerza la incredulidad y deja la duda sobre si se trata de una historia real o de una fábula de ambición y desengaño.
El conflicto central parece claro: un boleto que, según la Lotería de Concepción, no cumple con las bases, frente a una familia que insiste en su legitimidad. Sin embargo, el relato se enreda aún más con la aparición de un segundo hombre que también reclama ser el ganador, pese a que los registros oficiales reconocen a un único afortunado. Ese nuevo actor simboliza el poder de la ilusión: la sola promesa de la riqueza genera aspirantes, versiones paralelas y reclamos interminables.

Más allá del boleto, Millonario también funciona como un ensayo sobre cómo el deseo de dinero altera vínculos y conductas. Zapata, apostador habitual, aparece en medio de fiestas y carreras de caballos, reflejando la estrecha relación entre azar, ilusión y exceso.
La familia, por su parte, se convierte en un eje de resistencia, pero también en un espacio fracturado por las secuelas de la exposición pública y el desgaste judicial. La fe de la mujer, la ansiedad de la hija y las acciones de los peritos configuran un cóctel en el que la promesa de abundancia se revela también como fuente de tormento ante la posibilidad de que el dinero cambie a las personas.
El documental avanza entre giros y contradicciones, al punto de que a veces parece perder rumbo. Pero esa sensación termina respondiendo a la naturaleza misma del caso: un puzzle en que nada encaja del todo y los testimonios se niegan a converger. En ese terreno incierto, los responsables de este documental construyen un retrato en el que no hay catarsis ni cierre, porque el conflicto legal sigue abierto y la verdad sobre el Kino continúa siendo, hasta hoy, un cartón en disputa.
Millonario no es un documental impecable: por momentos las reconstrucciones dramatizadas pierden fuerza y ciertas repeticiones debilitan el ritmo. Pero esas imperfecciones no opacan su mayor hallazgo: retratar cómo la ilusión de un premio inalcanzable atrapa todo en un círculo de sospechas, contradicciones y heridas abiertas, poniendo en el centro a la resistencia de una familia. La misma que tuvo y sigue teniendo en frente a un premio imposible que, en lugar de liberar, los encadenó a una historia de ilusión sin fin.
Millonario tuvo una proyección especial en la nueva edición del Festival SANFIC y estará disponible en Netflix el 28 de agosto.
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