
“Es una forma de poner límites”: Psicóloga explica por qué callamos en los grupos de WhatsApp
Conservar energía, el miedo al juicio y establecer límites forman parte de las principales razones por las que nuestra mente nos obliga muchas veces a callar entre tanto grupo de WhatsApp.

La vida en WhatsApp puede ser abrumadora. Esta aplicación de mensajería se ha convertido en el medio principal para todo tipo de comunicaciones. Además de las conversaciones individuales, han proliferado los grupos de WhatsApp, desde los de trabajo y familia hasta los de amigos, apoderados de colegio o para organizar eventos.
Dentro de estos grupos, existen diversas dinámicas de usuarios: los que envían solo audios, los “reyes del sticker”, los que responden con monosílabos o los que escriben textos extensos. Sin embargo, un usuario con el que muchos se han identificado es la persona que guarda silencio, incluso cuando los mensajes fluyen todo el día.
La pregunta que surge es si existe un código de conducta o un “manual de Carreño” para conversar en WhatsApp. Para la psicóloga española Rebeca Cáceres, no hay una forma correcta de marcar presencia en un grupo. “Esto es como la vida misma: depende de un montón de factores y no podemos patologizar ni buscar perfiles de personalidad en esta manera concreta de actuar, tanto si se responde como si no”, afirma.
Interpretando el silencio

Según Cáceres, la conducta de no leer y no responder debe entenderse como un acto neutro, a menudo guiado por el contexto y el estado emocional de la persona. Interpretar el silencio como desinterés o desprecio es un error.
Existen diversos motivos que pueden originar estos silencios:
- Conservar energía: Para preservar la energía psicoemocional y evitar la sobrecarga comunicativa.
- Establecer límites: Es una forma de mantener una distancia saludable frente a la constante estimulación digital.
- Miedo al juicio: Temor a ser juzgadas o a que su opinión no sea bien recibida.
- Incomodidad: No sentirse cómodo expresándose en entornos digitales o no sentirse bien en ese contexto específico.
Cáceres añade que el silencio puede tener un valor terapéutico, sirviendo como una herramienta de autocuidado para quienes no se sienten cómodos expresándose en espacios digitales. Aquí, el silencio se convierte en una forma de poner un límite saludable a las interacciones.
A veces, las personas callan por miedo a ser juzgadas o a percibir que su opinión no será bien recibida. En grupos de WhatsApp, esta espiral puede llevar a un silencio sostenido por temor a romper la armonía aparente o a quedar fuera de la norma implícita.
La solución, entonces, es crear acuerdos explícitos sobre el funcionamiento de un grupo. Por ejemplo, en un grupo laboral, se pueden establecer los horarios para enviar mensajes y las situaciones excepcionales. O bien, si para responder basta con un emoji, una frase o si se da todo por entendido.
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