Chile

La Firme con Harold Mayne-Nicholls: “En los debates, me sentía como entre dos barras bravas que se estaban tirando piedras”

Cuando dejó la ANFP, todos los partidos se amontonaron para ofrecerle levantar una candidatura como alcalde, concejal, diputado, lo que él quisiera. Pero no era el momento. Recién sintió que lo era ahora, que se enteró que algunos jóvenes querían dejar el país y que, durante algunas charlas, la misma gente se lo pidió. Orgulloso de haber “unido” a Chile con la selección y Santiago 2023, está convencido de poder hacerlo nuevamente.

Harold Mayne-Nicholls en su comando. Foto: Mario Tellez, La Cuarta. MARIO TELLEZ

Algunos días después de aceptar esta entrevista —en la que: resaltó los highlights y lamentó los tragos amargos de aquella prestigiosa carrera que le permitió descubrir cerca de ochenta países y desenvolverse entre los principales actores de la historia del fútbol; se plagó de anécdotas sobre sus años en la universidad, durante la dictadura, como presidente de la ANFP; explicó que haber leído testimonios de jóvenes decepcionados de este país, que para él, aun habiéndole dado la vuelta al mundo, es el mejor de todos, lo convencieron de edificar esta sorpresiva candidatura; cinceló como método para remediar la delincuencia atajar la energía de los adolescentes con deportes de contacto y cultura, y embistió contra las casas de apuestas— Harold Mayne Nicholls hizo noticia dos veces.

El último martes de octubre, el periodista Antonio Neme lo acusó de haberlo agredido físicamente en el Prince of Wales Country Club de La Reina. Mayne-Nicholls rápidamente admitió su error. Dijo que, como candidato presidencial, no era “la forma adecuada de reaccionar”. Pero, también, que “hay principios que no van de acuerdo al cargo, ni a los cálculos electorales o políticos”.

A mí, a mi mamá no la tocan”, le aclaró, acentuando las palabras, a Iván Núñez en TVN. “Siento que no debí haberlo hecho, no me siento para nada orgulloso. Pero otra cosa es que reaccionaría distinto, no sé, lo más probable es que no. Reaccionaría, porque las cosas tienen un límite. Y los límites hay que saber ponerlos y defenderlos. Yo no me arrepiento de lo que hice. Si me lo hace de nuevo, de nuevo”.

Mayne-Nicholls, sin embargo, no se pudo defender con la misma seguridad más tarde, cuando el conductor de Candidato, llegó tu hora lo acorraló: “Votar por el Sí o por el No lo sitúa en lugares muy distintos. Es difícil que se haya confundido y se haya olvidado. A Pedro Carcuro le dijo que votó por el No y se lo dice con mucha convicción, y a Felipe Bianchi le dice que votó por el Sí. ¿Se equivocó, ocultó la verdad, la dijo a medias?, ¿dónde se equivocó?”.

Con una sonrisa ladeada, nerviosa, acaso completando la expresión de un niño que acaba de ser reprendido después de ser pillado en falta, confesó:

“Siempre quedé convencido de que había votado por el No, habiendo votado por el Sí después de todo lo que pasó. Me equivoqué”.

Y ensayó una coartada:

“Yo creo que el error de haber votado por el Sí me persigue y eso me hizo decirle a Pedro que había votado por el NO. Fue por la vergüenza, de todas maneras”.

Más allá de estos impasses, Harold Mayne-Nicholls, artífice del arribo de Marcelo Bielsa —quien, a propósito, lo definió como una persona “íntegra”, “incorruptible”— a la Roja y del regreso de la Roja a la escena mundialista, hombre ancla de la organización de los Juegos Panamericanos Santiago 2023, confía en poder unir una tercera vez, ahora desde La Moneda, a los chilenos.

Para él, son tres los pilares: “servir al país”, “escuchar a la ciudadanía” y “devolverle el alma a Chile”.

La Firme con Harold Mayne-Nicholls

Mi infancia en Antofagasta fue maravillosa. Grandes amigos, grandes actividades. Lo pasé muy bien. Espectacular, la verdad. De momentos muy lindos.

El santiaguismo se notaba. Siempre cuento que cuando estaba en séptimo, el libro de Montes y Orlandi, el de castellano en ese tiempo, llegó en octubre. Es una realidad que me tocó vivir, porque además mi papá me pedía que pasara todos los días por la Librería Nacional de Antofagasta para preguntar. Y todos mis compañeros que habían estado conmigo en el Saint George, ya tenían el libro desde el día uno. Es evidente que ahí había un trastorno grande.

A todo el mundo que sienta que al aire libre se puede crecer y quiera conocer la naturaleza, le recomiendo ser scout. Yo fui scout desde el año 71 hasta el 84 más o menos. Todos mis hijos fueron scouts, hay uno que es jefe todavía. Hay otro que fue jefe de grupo. Tres de los cinco han sido, además, jefes. Una experiencia maravillosa, lo pasé espectacular, aprendí muchísimo, conocí muchísima gente. Fueron momentos maravillosos. Después, cuando el movimiento scout cumplió cien años, me premiaron como uno de los cien scouts en la historia del país. Y después me pidieron, el 2015, organizar un jamboree y también fue una tremenda experiencia y de nuevo conocí muchísima gente.

Mi papá vive, tiene 93 años, y él siempre nos legó que por sobre cualquier cosa la honestidad tenía que estar presente. Que teníamos que siempre estar dispuestos a trabajar, a sacar adelante y cumplir a quien nos daba trabajo. Siempre nos legó que las cosas hay que decirlas, de buena manera y en el momento oportuno, pero no porque alguien te diga algo, enemistarse con la persona. La vida sigue. Y en el caso de mi madre, nos legó la perseverancia, la pasión por las cosas que hacía. Su extrema rigidez para que las cosas salieran perfectas. Y una disciplina a todas luces.

Estudié en el año 79 Ingeniería en la Chile, en Beauchef, pero no me fue bien, terminé perdiendo por la Física. Repetí dos veces Introducción a la Física. El otro día, en Canadá, me encontré con el profesor de esa época, no lo veía de enero del 79, cuando di el examen y me fue mal. No me fue tan mal en los ramos matemáticos, pero decidí irme a estudiar periodismo.

Yo en realidad era fotógrafo. En el colegio ya era fotógrafo y después, de salida, seguí siendo. Entonces, la ingeniería primero fue por ingeniería química, cuando la fotografía era un proceso químico, y después pasó a ser periodismo, por los fotorreportajes y todas esas cosas. Era como obvio que lo mío iba por ahí.

Mayne-Nicholls posando en la oficina principal de su comando, en el centro de Santiago. Foto: Mario Tellez, La Cuarta. MARIO TELLEZ

El Teo (Esteban Valenzuela) nos ganó el centro de alumnos por cuatro votos. En esos años, el Teo era un tremendo líder, estábamos en plena dictadura. Éramos compañeros de curso, entramos juntos a la universidad. Era un tremendo líder y no sólo en la escuela de periodismo sino que en todo el Campos Oriente y después en toda la universidad. Y cuando llegó el momento de la elección universitaria, el Teo tenía una posición, que era básicamente luchar contra la dictadura. Y yo tenía una posición de decirle: está bien luchar contra la dictadura, pero también entretengámonos aquí adentro. Ahí vinieron algunas compañeras de curso que me dijeron (que me tirara) y dije: ya, po, veamos qué pasa. Y ahí hice la lista. Él se debe acordar por cuántos, pero creo que nos ganó por cuatro votos.

Mi lista era pro la vida universitaria, evidentemente luchando contra lo que había que luchar. Pero no era la bandera de lucha la lucha contra la dictadura. En el caso del Teo, eso era. La nuestra era: hagamos vida universitaria, luchando contra la dictadura. Y me ganó, po.

En la Universidad Católica teníamos claras diferencias, no con todos los profesores…, pero el rector era un almirante. No tengo nada contra los almirantes, pero no era un académico. Entonces, había claramente una tendencia de la universidad, era evidente. Y durante los cuatro años, era evidente que había una serie de restricciones para todos los alumnos. Y, de hecho, no sé si en segundo o tercer año, entraron Carabineros por primera vez en la historia al Campus Oriente. Y todas esas cosas generaban un mal ambiente universitario. Porque la universidad era, para mí al menos, un lugar donde vamos a discutir ideas, donde vamos a debatir, donde vamos a construir y esto no era bueno.

Grandes amigos, como Jorge Said, tenían una visión respecto de las enseñanzas, de todo, y cuando llegaban a confrontarla con los profesores, dado el mundo en que estábamos viviendo, había una sensación de que Jorge era un insolente, etc. En el caso mío se dio mucho menos, pero como éramos amigos, me salpicaba mucho.

Perdí un ramo por jugar en la selección universitaria de la misma universidad, un profesor me reprobó. Tenía un partido un día miércoles y a mí me citan, entonces, con mucha ingenuidad, voy y le digo al profesor: mire, el miércoles no vengo a clases, tengo que jugar por la selección universitaria. Y él me dice: bueno, usted tiene que elegir, o juega fútbol o viene a clases. Le intenté explicar que era seleccionado, pero me dijo: ese es problema suyo. Y me fui a jugar, po. Entonces después llegó la hora del examen: reprobado. Eran exámenes con nombres anónimos. Bueno, lo hago de nuevo, pero cuando lo hago de nuevo había otro profesor y lo pasé. Era Teoría de las Comunicaciones. Hago Teoría de las Comunicaciones II y el único profesor era el que me había reprobado. Yo estaba súper tranquilo, me había ido bien, no había ningún problema. De nuevo, examen final anónimo, yo me ponía Francis Drake. Y el profesor saca una lista de siete u ocho personas, y dice: todos estos señores, Francis Drake, Batman, no sé quién más, tienen que presentarse en mi oficina. Ya, me presento y me dice que busque mi prueba. Busco, empieza a corregir, termina, me mira y dice: ¡uy, parece que va a hacer el ramo de nuevo, tiene un 3,9! Y yo, que tenía el cálculo, le digo: parece que no lo voy a hacer de nuevo, porque me da 3,96 y con eso tiene que aproximarme al 4. Él calculaba, volvía a calcular y yo le dije: póngame el 3,9 nomás, no se preocupe. Y pasé, po, jajajá. Pero sus intenciones eran dejarme reprobando. Se acordaba de cuando dejé de ir a una clase, ¡a una clase!, por ir a jugar por la selección.

Las cosas dan vuelta en la vida, por eso yo siempre digo: hay que ser muy cuidadoso. Años después, yo trabajaba en El Mercurio y este profesor estaba haciendo un pituto para AirFrance en un torneo de tenis. Yo fui porque mi cuñado jugaba el torneo y porque era periodista, además. Y se me acercó: noo, por fa, publícame algo. Ya, le dije yo. Le publicamos y todo. Pero para que veas tú, yo le pude haber dicho: ¡ahora te acercái! Siempre creemos que la historia termina cuando nosotros le ponemos the end, y no, po: la historia sigue. Yo siempre soy muy cuidadoso, porque la rueda sigue dando vuelta.

Aquí, el periodista dirá que le sorprendió lo agresiva que es la política y compara a los candidatos con los hooligans. Foto: Mario Tellez, La Cuarta. MARIO TELLEZ

Me detuvieron dos o tres veces en la dictadura, pero hubo una que fue bien estúpida. Porque yo venía saliendo del turno nocturno de La Nación, aquí en Agustinas, frente a La Moneda. Venía saliendo a las doce de la noche, doce y media de la noche a tomar la micro ahí en Alameda con Nataniel (Cox). Iba caminando, tranquilamente, volado, debo haber ido pensando en cualquier cosa, pegado a la pared del Palacio de La Moneda. Y un carabinero me grita: ¡cruce pa’l otro lado!, una cosa así. ¿Y por qué?, le dije. ¡Cruce pa’l otro lado! ¿Por qué voy a cruzar pa’l otro lado? De choro, nomás, jajá. Y aparecieron dos carabineros, me tiraron contra la pared y terminé en Santo Domingo. Pasé toda la noche con todos los presos en la primera comisaría. Me soltaron como a las seis y media de la mañana. Pero el problema no fue ese: el problema fue que le fueron a tocar el timbre a la casa a mi mamá como a las tres de la mañana. Y al otro día cuando llegué a la casa, como a las nueve de la mañana, con ojeras, ¡cómo se te ocurre! Lo de Carabineros fue nada en comparación... ¡me subió y me bajó! Claro, el susto que debe haber tenido cuando le tocaron el timbre a las tres de la mañana y haber visto que yo no estaba en mi cama…

De repente pienso: chuta, que sería bueno tener libre, de verdad, unos diez días. Pa’ hacer orden, pa’ seguir escribiendo, pa’ leer. Por ejemplo, yo veo gente jugando tenis a las once de la mañana y yo creo que nunca en la vida he jugado tenis a esa hora. Por último pa’ ir a conversar un café. Pero nunca he podido, nunca lo he buscado. Y claro, me gustaría, pero no sé... ya llegará ese día ya. El problema es que me meto en cosas y también voy a mil por hora. Siempre hay ideas, no todos son proyectos pero siempre hay ideas.

Después de la sanción de Fifa nunca más mandé un mail pidiendo un favor. Y cuando pido un favor, por ejemplo, si llamo al diario La Cuarta: ¿me pueden mandar el diario de tal día, que lo quiero?, y me dices cuánto es, pa’ pagarte. Eso es una lección aprendida de por vida. Fue el peor error de mi trayectoria profesional, lejos.

Un momento altísimo de mi trayectoria es cuando un chico me dijo: gracias por devolverle el alma a Chile. Eso fue en la playa de Peñuelas. Cuando estuve con Mandela en Robben Island fue también increíble. Y tengo más, digamos. Lo de los Juegos Panamericanos fue impresionante también. Cuando se prende el pebetero fue impresionante: yo sabía que ese momento iba a ser inolvidable, y además que lo hicimos con dos atletas espectaculares, como el Nico y Fernando, y con Lucy López, la primera medallista. Entonces estaba lleno de simbolismos por todos lados. Siempre hay momentos que a mí me gustan mucho y me llenan de energía. La última vez que fui a Antofagasta: todo el mundo en el café se me acercaba, me abrazaba. La zambullida en el Estrecho de Magallanes también está ahí. Tengo un podio grande, ah, jajajá. Más que podio hay que hablar de top 10.

Mayne-Nicholls durante su paso como director de Santiago 2023. Foto: Andrés Pérez. Andres Perez

Cuando hicimos el partido de Colo Colo en Rapa Nui, se me acercó la autoridad moral de la Isla, que es la persona más antigua, y me regaló el ‘Ao, que es como el báculo que detenta el poder y tiene todos los espíritus. Me lo regaló y yo le dije: nooo, por ningún motivo. Pero él me dijo: nadie ha hecho tanto por la Isla como usted, así que usted se lo lleva. No me dio opción. Es otro momento altísimo.

Los tragos amargos no los memorizo, los borro. He tenido muchos, pero no me quedan dando vuelta. Prefiero quedarme pegado en los otros tragos, en los buenos.

En Sudáfrica, yo quería que en el palco del Mundial estuviera la Presidenta Bachelet, que representaba a cierto sector del país, y estuviera el Presidente Piñera, que representaba al otro. En el fondo, el cien por ciento del país en el palco. Pero no se pudo… Nosotros clasificamos al Mundial y lo normal es que el Presidente de la República haga un esfuerzo y asista. No es requisito, pero lo normal es que los presidentes de los países que van a jugar sean invitados a la ceremonia de inauguración, por todo lo que significa. Y lo normal es que, en la medida que puedan, vayan. Entonces al Presidente Piñera yo le digo: presidente, nosotros queremos que usted vaya, porque nos parece que es un simbolismo increíble, y vamos a invitar a la Presidenta Bachelet, que nos ayudó mucho a sacar adelante este proyecto, es un tema de agradecimiento. Vino el presidente y me dijo: sí, ya, deja verlo. Después me dijo: si pasamos a segunda fase voy, porque quiero estar con los damnificados del terremoto en el sur. Le dije: usted me avisa y siempre va a tener su habitación disponible, ningún problema. Y pucha, no fue.

No pudo ir el Presidente Piñera, pero como la vida da vuelta, llegó el momento de los Juegos Panamericanos y ahí pudimos reunirlos. Los juegos se le otorgan a Chile cuando estaba la Presidenta Bachelet, empieza a trabajar el Presidente Piñera y lo inaugura el Presidente Boric. Yo creo que unos diez o quince días antes del inicio, hicimos una ceremonia en el Hotel Sheraton, donde le agradecimos a todos los que habían tenido alguna relación directa, los ministros, los directorios, a todos. Y ahí invitamos al Presidente Piñera y a la Presidenta Bachelet, y ahí sí pudimos hacer una foto. Al final, te insisto, esto da vuelta y ¡tac!, si queda abierto un círculo, tarde o temprano alguien va a apretar el botón y se cierra.

La sanción de la FIFA, reconoce Mayne-Nicholls, es lo que más le dolió en su trayectoria. Foto: Mario Tellez, La Cuarta. MARIO TELLEZ

Decidí participar de la política cuando el año pasado empezaron a circular una serie de cartas, en los distintos medios de comunicación y redes sociales, de jóvenes que se querían ir del país. A mí me parece que eso es... yo he tenido suerte, me tocó trabajar en unos ochenta países del mundo, conozco harto, pero siempre digo: hay países mejores que este, pero este es el mejor de todos. Entonces, cuando los jóvenes ya no quieren estar aquí, me generan un: algo hay que hacer, tenemos que mantenerlos. Y así empezó a crecer esta cosa. Se juntó con una conferencia en Temuco, en Enela, empecé a hablar, alguien en una charla en Osorno me dijo, etc, etc, y bueno, aquí estamos. No hay un camino lógico detrás: fueron hechos que saltaron.

Cuando salgo de la ANFP se me acercaron casi todos los partidos políticos pa’ ofrecerme ser alcalde, concejal, senador, diputado, lo que yo quisiera. Y no me pareció que fuera el momento.

Tengo cinco hijos, cinco hombres, y cuando les dije que quería postular a la presidencia, algunos lo encontraron espectacular, otro: papá, qué estái haciendo, otro: papá, ¿estái seguro?, y otro: papá, no hagái tonteras. Hubo de todo, porque nosotros los educamos así con mi señora. Les dimos la oportunidad de que ellos se expresaran, no de que ellos siguieran la línea que tú le dices. Y al que le pareció que no, está bien que lo haya manifestado. Yo prefiero eso a que me haya dicho sí, papá, pero por al lado piense: este hasta cuándo hace tonteras. Me parece que así tiene que ser. No me causa ningún dolor, ningún daño, no me merma el cariño ni el amor. Al revés: los levanta, como diciendo, pucha, qué bueno que lo que les transmitimos nosotros, ustedes fueron capaces de entenderlo. Siempre digan, guardando el debido respeto y entendiendo que no porque tú digas que esto va a ser así, yo lo voy a hacer. Pero siempre mantengan esa línea.

Mi esposa siempre me está apoyando, pero había una dificultad grande, que no es menor, que era conseguir las treinta y cinco mil firmas. Parece que da lo mismo y no, no da lo mismo: son muchas treinta y cinco mil firmas. Alguien me dijo: oye, llenaste cuántas veces el estadio Nacional y treinta y cinco mil firmas es menos. Sí, pero llena el estadio Nacional, po. No es así, nomás. Y ella, claro, al principio dijo: sí, dale, nomás, tranquilo. Pero como muchos, creyó que nunca iba a conseguir las firmas. Y ya de repente dijo: chuta, van a conseguirlas... Y de ahí apoya de una manera impresionante.

Estoy en absoluto desacuerdo con quienes piensan que Chile se cae a pedazos. Ya no viajo tanto como viajaba antes, pero recorrí América y recorrí el mundo, y quiero insistir: hay muchos países mejores que Chile, pero este es el mejor de todos. Y sigue siendo el mejor de todos. Lo que pasa es que tenemos que apretar las tuercas para que sea todavía mucho mejor. Pero no es que se esté cayendo a pedazos ni nada por el estilo, no es que haya involucionado. En eso sigo creyendo y voy a seguir creyendo. Hay un tema que es una realidad, han aparecido cosas que antes no había, una delincuencia que antes no teníamos, pero respecto de otros países, todavía estamos mejor. Ahora, no hay que dejar que esto se caiga, por eso estoy en esto.

Ha recorrido cerca de ochenta países, pero el periodista considera que Chile es el mejor de todos. Foto: Mario Tellez, La Cuarta. MARIO TELLEZ

Nosotros proponemos “robarle las esquinas” a la delincuencia. Los jóvenes, los hombres y las mujeres, históricamente se han juntado siempre en un lugar y nosotros denominamos esto la esquina. Y en esa esquina se juntan y empiezan a ver qué hacemos, qué no hacemos. Me pasó a mí, le pasa a todo el mundo. Y en eso que nos juntamos, aparece el que tiene la idea brillante: ¿vamos a conseguir algo...? Y van y hacen las barbaridades que hacen. No sé si tienen consciencia de lo que están haciendo, pero lo hacen. Nosotros creemos que, en vez de dejarlos hacer eso, hay que meterlos inmediatamente en el mundo del deporte. Deporte donde van a quemar esa adrenalina que tienen: el box, el karate, el judo, el jiu jitsu, todos esos deportes de contacto, donde hay mucha energía que estás quemando, pero donde tienes que estar muy atento porque si no te llega, po. No es jugar al básquet, no es jugar al vóley. O sea, a un karateca que se descuida le llega la patada en la cabeza, y es parte de las reglas del juego. En el box ni hablar, bajái un poquito la guardia y te comís un completo. Y hay otro tema: que las mismas energías se pueden canalizar a través de la cultura, ya sea escribiendo, dibujando, en temas musicales o lo que quieran. Hay algunos libros donde claramente se nota la energía agresiva del escritor, porque la tiene y la vuelca. Ni hablemos de las películas. Hay algunas pinturas que son súper agresivas. Hay un espacio para todas estas actividades en las esquinas con nuestros jóvenes. ¿Y qué logramos? Los alejamos de la tontera, de acercarse a la delincuencia. ¡No los dejemos acercarse, cortémoslo antes! Llevándolo a un extremo, no lo dejemos fumar la primera piteada del cigarro, cortémosle el cigarro antes. No lo dejemos apostar. Es la única manera.

Las casas de apuestas son el camino más directo a una serie de enfermedades mentales. La primera de ella es la ludopatía. Yo no digo que el juego sea malo per se, pero cómo lo presentan las casas de apuestas sí. Hay un algoritmo que va detectando dónde tú vas jugando, entonces te va entregando después información para volver abrirte el ánimo pa’ volver a jugar. Digamos que te gusta el tenis de mesa y estái apostando en el Abierto de Pekín, no tenís idea quiénes juegan y el algoritmo te empieza a decir: mira, juega este contra este, este ha ganado seis veces... y tú decís, ya le apuesto, porque es ganancia segura. Y todos sabemos que eso es mentira. El algoritmo te va provocando una ansiedad, una dependencia, unas ganas de jugar. No es libre esto, te va entregando información para que tú sigas. Yo no estoy contra las casas de apuestas, que hagan lo que quieran. El problema es que las casas de apuestas generan ludopatía y lo que quiero es prevenir la ludopatía, que trae otros problemas, que rompe confianzas, que trae daño emocional, que es un tema que va mucho más allá de apostar.

Basta ver mis apellidos, yo soy tercera generación de migrantes, entonces sería bien contraproducente que yo dijera ‘no más migración’ cuando mi familia vino y se instaló. Hay que ser bien malagradecido de las circunstancias que a mi familia le dieron para yo impedir la migración. Lo que yo quiero es impedir la migración ilegal. Aquellos que entran por pasos fronterizos no autorizados, a esos no los quiero aquí: que se devuelvan por donde mismo entraron. Nosotros vamos a poner sensores, uso de tecnología, detectarlos y devolverlos. No que entren después y se autodenuncien, no, eso no quiero, porque ahí perdís el control. Y aquel que venga sin su carnet de identidad, sin su pasaporte, no puede entrar a este país. Esa es una norma. “Es que ya crucé de Bolivia, de Perú, de Argentina”... no, problema tuyo. Si andas sin carnet, devuélvete por donde entraste. Ahora, si alguien viene, entra como turista y después se nos queda aquí, ese es otro tema. Es ilegal no su entrada sino su permanencia. Hay que hacer esa diferenciación.

A Mayne-Nicholls le gustaría disponer del carisma de Bachelet y la inteligencia de Piñera. Foto: Mario Tellez, La Cuarta. MARIO TELLEZ

Estoy totalmente en desacuerdo con quienes dicen que este gobierno es antifútbol. Yo creo que este es el Presidente de la República, después del Presidente Frei, que a más partidos de fútbol ha ido. El ministro que tiene, Jaime Pizarro, capitán de la selección chilena, capitán y campeón con Colo Colo de la Copa Libertadores. Entonces, no puede ser antifútbol. Ahora, que aquellos que programan el fútbol tengan una visión distinta, eso es otra cosa. Pero esos son funcionarios, no el gobierno.

Yo siempre estuve en contra de la ley de Estadio Seguro, siempre me pareció un absurdo. Y no lo hizo este gobierno, lo hizo Piñera I. Siempre me ha parecido que esa es una de las peores políticas públicas implementadas en el país.

La seguridad en los estadios se puede mejorar con tecnología, con inversión. Cuando tú entras al estadio hoy día, vienes con tu carnet de identidad, te pistolean el QR, y los bandidos le sacan el chip que tiene el QR, por tanto, cuando te pistolean, no se puede. O tú le pediste el carnet a un compadre, y ¡pum!, pasaste. Eso se tiene que acabar. Control biométrico: yo no le puedo pedir la cara a otro. Bueno, Kramer trata de hacer eso, jajajá... pero él es un irreverente. Sólo Kramer puede hacerlo. Por lo tanto, cuando entre, saben perfectamente que soy yo. Además, agregarle huellas dactilares. Entonces, soy yo, no hay duda alguna. Después de esa entrada, primera barrera, el control biométrico; luego te hacen el control para ver si andas trayendo algún elemento punzante, cortante, etc. Si andas trayendo un cortaplumas, no tienes para dónde arrancar, viene la policía y hasta luego. ¿No trajiste nada?, pasaste a la barrera de control, con tu ticket. Y pasa uno a la vez. Ya hiciste tres controles para acceder. Y aquí viene el cuarto, que es la tecnología. Ok, me instalé en la barra del Everton el domingo. Los computadores que tengo, con las cámaras, saben dónde estás tú, porque eso está conversando con el control biométrico de la entrada, te ha seguido. Todo esto es Inteligencia Artificial. Y cuando tú le dices a tu amigo: entremos a la cancha, la Inteligencia Artificial sabe que tu RUT es este, tu nombre es este otro y acá está tu dirección. Próximo partido que quieras entrar, te deja pasar el control biométrico y te agarra Carabineros: usted la vez pasada ingresó a la cancha. Se acabó.

Yo tengo una teoría: la invasión de público a la cancha, cuando se produce en un minuto 90 más algo, puede tener alguna relación directa con las apuestas. ¿Por qué? Porque por ejemplo yo, hincha de Antofagasta, ya: le aposté cinco millones de pesos a Antofagasta y le vamos a ganar, no sé, a Magallanes, pero en el 90 me doy cuenta que no, que vamos tres a cero abajo, y ya no lo damos vuelta. Así que ahí digo: entremos y dejemos la grande y no dejemos que siga el partido. ¿Por qué? Porque las casas de apuestas anulan ese partido, no pierdo el dinero. Esta es una teoría que se me ocurre a mí, porque ¿quién entra en el 90+3? O en el de Iquique, cuando iban 4 a 0. ¡No tiene sentido! Entonces, no vaya a haber una relación directa entre una cosa y la otra… Por eso, la única manera de frenar esto es con tecnología de punta, avanzada.

Mayne-Nicholls y Bielsa, en 2007, cuando el rosarino asumió en la Roja.

Que Marcelo Bielsa haya dicho lo que dijo de mí es un motivo de orgullo, pa’ contarle a mis nietos. Primero, porque le nació a él. Segundo, porque yo no tenía idea, no sabía nada. Y tercero, porque son palabras, valores importantes en la vida.

Hablé con Marcelo porque yo no quise usar su frase sin su autorización, por una cosa de respeto. Si él me hubiera dicho: mira, no, yo ya lo dije. Listo, no se usa. Entonces le dije: Marcelo, ¿qué le parece? Y me dijo: sí, úsela tranquilo, nomás. ¿Si viene al cierre de campaña? Tengo que ver, jajajá. Ramón Ulloa me dijo: ¿lo va a traer al cierre de campaña? Y le dije que era una buena idea, sí, pero vamos a ver.

Hay dos maneras de representar los malos momentos que vive la sociedad: una, es golpeando la mesa y erigiéndose como “conmigo nada de esto va a pasar” y reclamar contra el sistema. Y otra, es tratarlo con sátira, de manera humorística, de manera que no se nos olvide, pero que nos haga reír. Con la otra manera tampoco se nos va a olvidar, pero vamos a cargarnos negativamente, porque están golpeando la mesa, diciendo: aquí sólo nosotros somos el último huevo duro del picnic, sólo nosotros. Y yo no creo en esa teoría, creo que en esta otra. Esto que pasó no puede volver a pasar, que no se nos olvide, pero así es cómo la ciudadanía lo ve, y ese es el sketch. Es lo que se le ocurrió a toda la gente que trabaja con nosotros en la franja: al Tito Wesswein, al Boris Quercia, al Chico Valenzuela. Y cuando me lo dijeron: eso es lo que yo quiero.

La juventud se la comió la dictadura, entonces mis referentes son los que vi después, con los que pude interactuar. Yo viví en democracia con Alessandri, con Frei y con Allende. Con Allende estaba recién entendiendo todo y era bien caótico el tema sin duda alguna. Después me tocó en la juventud el toque de queda y la dictadura con Pinochet. Y a los que vinieron después, los conocí a todos. Al Presidente Aylwin, al Presidente Lagos, al Presidente Frei, a la Presidenta Bachelet, al Presidente Piñera. A todos. Entonces claro que son mis referentes, cada uno tiene características que a mí me encantarían.

Me encantaría la mesura del Presidente Aylwin. Y cuando hay que enojarse, chuta, lo hacía sin perder nunca la calma.

Del Presidente Frei, la visión país que tenía para ponernos por allá arriba. Él tenía clarísimo que la única manera era saliendo a “ofrecer” el país para un lugar de inversión. Y lo hizo espectacular.

Del Presidente Lagos, esa visión de futuro y de estadista que tiene. De los que yo conozco, es el más grande, ¿no?

Chuta, me encantaría acercarme siquiera un poquito al carisma, la simpatía, la inteligencia emocional que tenía la Presidenta Bachelet. Ella podía no tener idea, pero se metía en el problema y era capaz de solucionarlo. Hay que tener eso, no es fácil.

Y del Presidente Piñera, su capacidad. Cuando Mosciatti me entrevista y me pregunta por los números, yo digo: uf, quién fuera el Presidente Piñera, que se sabía todo de memoria. Y yo no me sé ninguno. Al lado de él parezco un ignorante absoluto, ¿cachái? Y no porque sea ni mejor ni peor, sino porque no me sé los números. Para yo hacer algo tengo que encontrarle que tiene un valor y no le encuentro ningún valor a saberme los números, si puedo buscarlo en el teléfono. Yo prefiero, y lo dije, prefiero ver la idea, el proyecto y lo concreto que viene después. Pero hay gente que prefiere los números. Por eso, si yo tuviera la inteligencia del Presidente Piñera pa’ memorizar todo y no equivocarme, shhh, al tiro, jajajá.

A mi juicio, Nelson Mandela es el personaje de la segunda mitad del siglo pasado más importante. Estuve cuatro o cinco veces con él.

El mayor referente del periodista es Nelson Mandela. Foto: Mario Tellez, La Cuarta. MARIO TELLEZ

¿Cómo puedo unir a Chile otra vez? Usando tres verbos: servir al país, escuchar a la ciudadanía y devolverle el alma a Chile. Con esos tres, vamos a volver con el orgullo y la unión va a ser una cosa obvia.

Hay un tema que yo he hecho siempre y lo voy a seguir haciendo: yo dejé mi carrera internacional en la FIFA, cuando vi que el fútbol chileno no estaba bien. Y en cierta medida, y guardando todas las proporciones, sacrifiqué lo mío por el bien del país, del fútbol. Bueno, después me invitaron a trabajar en los Juegos Panamericanos y de nuevo, no tuve ni un problema. Y si mañana me invitan a trabajar por Chile, siempre y cuando no vulneren mis principios y valores de vida, también lo voy a hacer.

Una de las cosas que más me ha molestado desde que estoy en esta campaña es lo que pasó con Ricardo Fábrega. Me ha molestado porque, primero, se perjudica a una persona que se acercó a nosotros porque tiene el mismo interés, de mejorar el país. Lo ha hecho con buenas armas, nosotros no hemos insultado a nadie, no le hemos faltado el respeto a nadie, no hemos hecho nada contra nadie. Hemos dicho las cosas como son y también Ricardo, que me ha ayudado muchísimo, es un extraordinario profesional y está preparado para ese cargo.

Hubo un doble estándar increíble. Hace diez o quince días atrás, el Presidente de la República postuló a la Presidenta Bachelet a un cargo de la secretaría general de las Naciones Unidas. Cuando se supo acá, hubo reacciones contrarias de varios de los candidatos. Y el Presidente dijo: Chile está primero que estas luchas, etc. Entonces, yo digo ¿cómo?: con la Presidenta sí, pero con Fábrega no. Con los míos sí, pero con los tuyos no. Yo no comulgo y no voy a comulgar nunca con eso. Y es más, me han preguntado si apoyaría a la Presidenta Bachelet: de todas maneras. Y si mañana hay otro chileno postulando a un cargo internacional, aunque discrepe de mis ideas, lo voy a apoyar igual. Porque cada vez que un chileno postula a un cargo internacional, lo que hace es elevar la imagen de Chile fuera del país. Lo viví yo, que durante diecisiete años estuve en la FIFA siendo chileno. Nunca me presenté como croata, siempre como chileno.

Claudio Bravo el otro día posteó una cosa medio extraña... habría que descifrarla. Evelyn (Matthei) puede tener los beneficios que uno quiera, pero ella es política, y él dijo que lo que se necesita es un líder que inspire, no un político. Me llamó la atención. Hace mucho tiempo que no hablo con él.

Hablé con Francisca Mardones para que sea mi ministra del Deporte. Ella es la primera mujer medallista de oro en la historia del deporte chileno, deporte paralímpico, en lanzamiento de bala. Una muchacha deportista y, además, preparada, estudiosa, respetuosa. Ella me dijo que sí.

Si nosotros pasamos a segunda vuelta, le ganamos a todos los contendores. Eso está estudiado. ¿Por qué? Porque si nosotros pasamos, uno de los dos sectores que están en los extremos, queda en el camino. Y yo me voy a enfrentar contra el otro. Entonces, con todo lo que nosotros traíamos, más los que quedan en el camino, es evidente que esa suma va a hacer más que el otro.

No tengo idea si estaré disponible para otra candidatura. No lo he pensado, ya no estoy en edad de plantearme el futuro.

Dice Mayne-Nicholls que el mayor legado de su padre fue la honestidad. Foto: Mario Tellez, La Cuarta. MARIO TELLEZ

Lo que más me ha sorprendido de la política es la agresividad que hay. La facilidad con la que nos faltamos el respeto. A mí me ha llamado poderosamente la atención. Lo dije en el primer debate: en los camarines nos dábamos abrazos, que te vaya bien... y aquí, chuta, yo me senté en el medio, entre dos barras bravas que se estaban tirando piedras. O como cuando los hooligans ingleses se ponían de acuerdo pa’ juntarse en una estación del tren y pegarse. Ellos se juntaban en los techos de los trenes y tú ibai como pasajero del tren y decíai: en cualquier minuto me cae un hooligan encima y hasta aquí llegué. Así me sentía yo. Decía: pero cómo, si estábamos en el camarín, y “que te vaya bien”, “oye, cómo está tu…”. Después, esa agresividad queremos que no se manifieste en la población, y la población lee y se multiplica. De la agresividad pasamos a la delincuencia. Yo creo en otros sistemas, no creo en los sistemas donde soy más fuerte que el otro porque hablo más fuerte y porque golpeo la mesa más fuerte. Yo creo que soy más fuerte porque soy capaz de desarrollar los proyectos que estoy impulsando.

A nosotros, cuando empezamos esto, nos llamó gente pa’ ofrecernos la posibilidad de tener bots. Esto te lo ofrecen profesionalmente, pagái. Los mandé a buena parte, por supuesto. Yo uso las redes sociales para comunicar. En algunos casos podemos hasta interactuar, cada vez menos por razones obvias. Pero en ningún caso para destruir, atacar y mucho menos para usar fake news.

Si no hubiera sido periodista, ahora candidato presidencial, habría sido fotógrafo. De todas maneras, es lo que mejor hacía siempre.

Mi sueño pendiente es el de todos: con la camiseta de la selección, hacer un gol a estadio lleno, eludiendo al portero. El crack, jajajá. ¿Quién no tiene ese sueño todavía? Que me nombre a uno y a una que no lo tenga.

Tengo dos grandes recuerdos como hincha de Antofagasta. Cuando me presentaron a (Constantino) Zazzali, mi ídolo. Yo era chiquitito y después lo íbamos a ver. Él tenía una pescadería en Matta con Maipú, y nos poníamos al frente nada más que para mirarlo a él, cómo se ponía afuera. Y el segundo recuerdo, cuando subimos el año 2011, estadio lleno, y la gente me trató de manera increíble.

¿Un apodo mío que no se sepa? No, po. Si lo digo, se va a saber... Ahora me dicen Kramer, jajajá.

Kramer necesitaba hacerse famoso, entonces encontró mi personaje, jajajá.

No creo en las cábalas.

Mi frase favorita... había un comercial muy bueno que decía: No te quedes en el pasado, nena.

Uf, he trabajado de todo... cuando éramos scouts, recogíamos diarios y botellas para comprarnos el uniforme. Más chico, con los amigos del barrio salíamos a recolectar moras de los cerros para que las mamás nos compraran las moras pa’ hacer mermelada. Vendí tarjetas de pascua Village como cuatro o cinco años. Y así, montones. Fotógrafo, de toda la vida. De matrimonio, de carnet de identidad, de lo que fuera.

Mi primer sueldo, del que me acuerdo, era como laboratorista en el laboratorio Omnicron. Trabajaba en el turno de noche, como había toque de queda. Entraba a las diez de la noche y salía a las seis de la mañana. Me pagaron cinco mil pesos, eso tiene que haber sido en el año 80. Marzo o abril del 80. No sé en qué lo gasté.

Al periodista lo detuvieron varias veces en dictadura, pero una fue "por choro". Foto: Mario Tellez, La Cuarta. MARIO TELLEZ

Tengo un hijo que es músico, así que cada tanto lo escucho a él. Pero mi canción favorita, no chilena, es Escalera al cielo (Stairway to heaven, de Led Zeppellin). Me gustan Los Beatles, Creedence, fui a conciertos de Creedence. También escucho a Luis Miguel, Chayanne, todo lo que le gusta a mi señora. Soy muy obediente.

Mi comida favorita son las lentejas, ojalá con queso rallado y dos huevitos fritos arriba.

No veo series, pero cuando era chico me gustaba mucho Bonanza. El chino nunca salió de la cocina, es lo único que me llamó la atención. Nunca vi salir al chino de la cocina.

Si pudiera tener un superpoder sería como La hechizada, que se tocaba la nariz y cambiaba todo.

No creo en los placeres culpables.

Yo trabajaba en la revista Qué Pasa como fotógrafo, año 81 u 82, y un día se les olvidó hacer el horóscopo y lo hice yo. Así que no creo en los horóscopos. Soy Leo, pero no creo... si yo hice uno.

Si pudiera invitar a tres famosos de toda la historia a un asado sería a Nelson Mandela, Manuel Rodríguez y Neil Armstrong. A Mandela para que me contara cómo lo hizo pa’ mantener siempre la mesura, la cordura, la calma, no es fácil. Manuel Rodríguez de todas maneras, porque es un tremendo personaje. Y a Neil Armstrong para que me contara qué sintió cuando estaba en la luna y nos veía, y cómo vivió el resto de su vida siendo el primer hombre en haber pisado la luna. Cómo lo hizo para sustraerse, dejar el ego de lado y seguir siendo un hombre normal.

Harold Mayne-Nicholls es alguien que quiere mucho a Chile.

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