“Este nivel de negacionismo es violento”: El Chibano presenta su EP por la conmemoración del Golpe de Estado

El Chibano, orquesta de salsa social chilena, presentó su EP, "Tríptico Blades, a 50 años del Golpe". Foto: Gabriela Maturana.
El Chibano, orquesta de salsa social chilena, presentó su EP, "Tríptico Blades, a 50 años del Golpe". Foto: Gabriela Maturana.

La orquesta de salsa social chilena estrenó su nuevo trabajo: “Tríptico Blades, a 50 años del Golpe”. Un proyecto que reversiona tres emblemáticas canciones de Rubén Blades e invita a recordar y seguir luchando por la justicia social. “Hay una ciudadanía totalmente desinteresada y apática de la política en general”, afirma Leo Falcón, líder de la agrupación al diario pop.

Fundada en 2017, la primera orquesta de salsa social chilena, El Chibano, se unió a las conmemoraciones al estrenar su nuevo EP, “Tríptico Blades, a 50 años del Golpe”. Un trabajo que rescata y reversiona clásicos del músico Rubén Blades e invita a recordar y seguir buscando la justicia social.

La agrupación liderada por el músico y actor chileno-cubano Leo Falcón -hijo del actor Juan Falcón- fue la ganadora en los Premios Pulsar 2022 en la categoría “Mejor Artista de Música Tropical y Ranchera” con su disco Salsa Consciente (2021).

El pasado 30 de agosto (el Día de los Detenidos Desaparecidos), en medio de los trabajos para su nuevo disco, el conjunto presentó este EP con tres emblemáticas canciones del músico panameño.

“Patria”, “Desapariciones” y “Prohibido Olvidar” son los tres temas que dan vida a “Tríptico Blades”, con el que buscan “seducir” y “generar una épica de los 50 años que fuera diversa”. Un disco que busca a los oyentes a pensar que también se pueden bailar las penas, explica Falcón.

El líder de El Chibano, Leo Falcón, conversó con La Cuarta sobre este proyecto, los orígenes de la agrupación, la salsa consciente y el rol que tiene la música en la política.

¿Cómo nace el proyecto de El Chibano?

—Yo soy actor de profesión en realidad, estudié en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile y me tocó todo el periodo del 2011 en la escuela. En ese momento conformamos una compañía de teatro, que lo que buscaba justamente era salir de las salas, de los espacios clásicos e ir a las calles, a las poblas, los sindicatos, los colegios, que era donde estaban dándose las discusiones que creíamos pertinentes. Nunca fui tan actor, siempre fui más productor, director y músico. Era de los más sabía de música dentro de los actores y de los que más sabía de teatro dentro de los músicos. Ocupaba este rol medio bisagra y me empecé a hacer cargo de la dirección musical.

“En ese tiempo llamé a Tomás Aguilera y a su hermano Simón a trabajar en la música de esas obras, y nos empezamos a juntar después de eso, a hacer nuestra propia música. Se fue sumando gente en este proceso, hasta que se conformó una banda que se llamaba Limbo Calipso, que era de pura salsa, a la cual yo le empecé a hacer temas. A través de esa banda conocimos un poco la escena incipiente salsera. Conocimos a la gente que estaba haciendo salsa en ese momento, que si bien todavía somos pocos, en ese momento éramos muchos menos. Después está banda se desarmó y con toda esta experiencia y con todos estos temas, un par de años después, lo agarro y le digo ‘quiero tomar esto y armar mi proyecto y hacer este pequeño cambio, este otro’. Ahí sale la propuesta de El Chibano”.

—El Chibano es una orquesta de salsa social chilena, con respecto a este concepto de la “salsa social”, ¿cómo surge esta mezcla entre estos ritmos con esta temática?

—El concepto de social es complejo, es como político, todo el político, el lenguaje, todo es lenguaje. Pero claro, me refiero con social a que estas cosas que, en el fondo, son atingente a problemáticas sociales, problemáticas comunitarias, movilizaciones, movimientos sociales, manifestaciones populares, identitarias. Obviamente no somos los primeros que ahondan en esto. De hecho, la salsa de raíz en sus comienzos tenía harta temática sobre todo vinculada a fenómenos de racismo y harto de barrio, del ghetto, de la vida en la comunidad, en la pobla -que no se llaman poblas en Centroamérica, pero es el mismo concepto-. Pero siempre cargado a la canción romántica y de a poco eso fue lo que terminó por imperar en las temáticas.

“Tenemos grandes referentes de lo que nosotros llamamos ‘salsa social’. Para nosotros el gran maestro es Tite Curet Alonso que es un compositor muy poco conocido que hizo canciones para todos. Le hizo canciones a Rubén Blades, Cheo Feliciano, Roberto Roena, Ismael Miranda. Todos los estandartes de la salsa social han trabajado con temas de él”.

Asimismo, el músico explica que “viene un poco de ahí y luego ya en lo particular, la idea de sumar otra capa. Como que al final la salsa y la música tropical, me gusta ocupar el concepto como que tiende a ser ‘metasalsera’. Como salsa hablando de salsa, como salsa hablando de sabor, de baile, de ritmo, cuando todo eso ya está en la música”.

“Y también con la idea de transformar los espacios de bohemia, los espacios de ocio que son también muchas veces los espacios de reflexión, de compartir socialmente, en espacios más políticos. Siento que también existe un alineamiento en los espacios sociales, sobre todo en la juventud. Esta juventud perdida, voy a parecer un viejo de mierda, pero es como que al final el espacio de ocio se empieza a transformar ir a escuchar reggaetón, haciéndome mierda tomando. No se compara tanto con ir a escuchar salsa, pero al final es lo mismo. Creo que el espacio de ocio, de baile y bohemia tiene que ser un espacio político también. Que así como bailamos, nos enamoramos y hacemos un montón de cosas, y entramos en estado de intemperancia, también vamos, nos fumamos un pucho y tenemos la conversación más importante de nuestra vida”.

Tríptico Baldes

Con la idea de sumarse a las conmemoraciones en esta importante fecha a nivel país, El Chibano lanzó el EP Tríptico Blades, a 50 años de Golpe. Marcado con un sonido fresco y sus creativas interpretaciones de “Patria”, “Desapariciones” y “Prohibido Olvidar”, y con los arreglos de Juan Rivadeneira y Nikos Alvear.

Nosotros estábamos trabajando en nuestro próximo disco. Todavía no sé muy bien, yo creo que se va a llamar ‘Familia’, todo apunta a eso. Y probablemente va a empezar a sacar sus primeros singles a final de año, para ya estar lanzándose para el verano. Fue también un gran impulso que nos dieron los Premios Pulsar del año pasado, el 2022 nos ganamos el premio a Mejor Banda de Música Tropical con nuestro primer disco, Salsa Consciente, explica Falcón sobre cómo surgió este EP.

En esa misma línea, el músico relata que “entremedio estrenamos un espectáculo que se llamaba ‘Homenaje a la salsa social’, justamente tratando de agarrar todos estos temas de nuestros grandes referentes. Quisimos hacer un show que tuviera covers, que también es lo que más le gusta al público salsero, escuchar el clásico. Pero que fueran unos temitas escogidos con pinzas, sociales, harto de Tite Curet en sus distintos intérpretes, más cositas nuestras. Y en ese hicimos una versión de “Desapariciones” de Rubén Blades”.

“Se hizo está transformación y ahí como que nació el bichito de ‘espérate, hay que hacer algo para los 50 años, no estamos haciendo nada en este momento, hay que ser parte de esta conmemoración y qué mejor que hacerlo con este tema’. Ahí empezó a crecer”, continúa.

“También está ‘Prohibido Olvidar’, después aparece ‘Patria’, como con esta idea de reconceptualizar este concepto de patria y enfocarlo a también a aquello que se rompió en dictadura, esta identidad, como aquello que está en disputa. El objeto en disputa sobre el cual se genera la herida de los desaparecidos y el objeto en disputa que no se pueda olvidar”, explica Falcón.

El músico expresa que es un concepto del que están orgullosos y que espera que se pueda utilizar de aquí en adelante para conmemorar la fecha y hacer ejercicios de memoria desde “un lugar más diverso”.

A veces la memoria, el ejercicio de memoria está un poco anquilosado en cierta forma, ciertos tonos, ciertos sonsonetes en el discurso. Quilapayún, Inti-Illimani, Illapu, y que son estandartes, referentes máximos también para nosotros, pero hay más. Sobre todo en tiempos de negacionismo, en tiempos de… ni siquiera hablar de una juventud, hay una ciudadanía totalmente desinteresada y apática de la política en general, más aún de recordar y de abrir esa herida”, lamenta.

Nos parecía importante seducir, generar una épica de los 50 años que fuera diversa, que no hubiera ningún espacio incorrecto desde donde hacer memoria. Que también la gente dijera ‘también puedo bailar mis penas, no hay solo una forma, que además ya me tiene aburrido’. A muchos les tiene aburrido. A mí no porque soy un maldito romántico y todavía disfruto tomarme un vino con mi papá y llorarnos el disco entero del Quila, pero se entiende que las nuevas generaciones no. Se entiende que la ciudadanía en general no, que también hay una cultura migrante entrando y que tenemos que seducir a todos, y que sea lo más diverso posible”, asegura.

—Estamos a días de que se cumplan los 50 años del Golpe de Estado este 11 de septiembre. ¿Qué significa esta fecha para ti?

—No sé, es súper fuerte. Uno no fue parte, ¿no? Yo soy del 91′, o sea, no alcance ni a nacer en dictadura. Pero claro, soy de una familia… mi mamá era del MIR, mis abuelos se tuvieron que exiliar a Ecuador porque trabajaba en Codelco, mis padrinos, mi familia… En fin, un montón de historias que no vale la pena empezar a detallar, porque también es muy violento. Pero es como una herida heredada, una sensación también de que no vivimos el horror, pero vivimos toda la consecuencia.

Nuestra generación, justamente los que nacimos así justito llegada la democracia, somos también los que estuvimos (las movilizaciones) de 2006, porque esa educación de mercado que nos heredó la dictadura, en el fondo estaba generando unas desigualdades macabras. Somos los que después estuvimos el 2011. Somos los adultos jóvenes que también lideramos el estallido y ahora somos gobierno”, detalla.

Sobre el actual gobierno, el músico asegura que “hay un montón cosas que no ha hecho bien, un montón de cosas que, a mí parecer, ha hecho bien. Pero independiente de esto, yo lo siento mi gobierno. Creo que esto es lo que pudo entregar mi generación. Me parece evidente, hay que hacerse cargo de eso y defenderlo desde ese lugar”.

“Desde ahí también el ver ahora este nivel de negacionismo, me parece, es violento y creo que está en nosotros llevar esa batuta. Los 50 años son justo ese momento en que ya van quedando los últimos vivos que realmente vivieron esto. La historia avanza y cada vez más rápido. Es bien probable que ya a los 70 años del Golpe, para nosotros sea como me estas hablando de los tiempos de O’Higgins y Carrera”, reflexiona.

“Nadie siente con épica la Guerra del Pacifico y es normal. En un tiempo más nadie va a sentir con épica esto. Son estos los momentos que tenemos de cerrar estos aprendizajes, de sellar estos hechos con mínimos sensibilizatorios que nos ayudan a sentar bases sociales para poder avanzar en armonía y en paz. O sea, no va a haber paz en este país hasta que las personas cuyos familiares fueron detenidos y desaparecidos no encuentren justicia”, afirma Falcón.

El músico también destaca que “las personas que nos dedicamos a las artes y las culturas tenemos responsabilidad de, justamente, aportar a una épica, a una estética, a una experiencia sensible que sea cautivadora para que la gente quiera sumarse a esto, a recordar, a decir por qué es importante”.

—En el marco de esta fecha, ustedes se unieron a la conversación entregando su mensaje desde la música. ¿Qué rol sientes que tiene la música en los temas de política?

—Es difícil. Yo creo que el arte tiene su rol en la política. Ahora, una obra de teatro, no sé si es capaz de cambiar el mundo. No sé si una canción es capaz de cambiar el mundo. Sí probablemente lo es un acuerdo político en una cámara de algún Senado de un país. Soy romántico, pero también hay que poner los pies en la tierra y entender que hay una lucha social y política que se tiene que hacer desde las juntas de vecinos, las organizaciones sociales, la movilización en las calles, en los espacios de trabajo, en los colegios. La política hay que hacerla desde la política. Yo creo que el arte tiene que ser aquello que le dé corazón a esa estructura racional, a ese trabajo concreto de política. En ese sentido, son los encargados de revestir de sensibilidades, de transformar en una experiencia sensible que también sea memorable y que desde ese lugar, sea un motor y un impulso para que estas cosas sigan sucediendo. Es lo que permite que una marcha sea un espacio familiar, sea de encuentro. Es lo que permite en la noche estemos carreteando, pero escuchemos un tema y cantemos ‘Muevan las industrias’ de Los Prisioneros a todo dar y quedemos con esa sensación en el cuerpo. Creo que esos son los aportes del arte, que son importantísimos, pero tiene un lugar mucho más poético, mucho más sensible y tiene que ir atrás de lo otro, empujándolo, pero lo otro tiene que estar a la cabeza.

—Ya mencionaste que están trabajando en su próximo disco, pero ¿qué más se le viene a futuro al conjunto? ¿Alguna presentación en vivo?

—Está cuestión al final fue súper encima y salió, pero lo que costó un poco fue que todos los hitos centrales del gobierno, Estadio Nacional, estaban cerrados un poco, como para poder participar. Recientemente cerramos el domingo 17 de septiembre, vamos a estar en la celebración de Fiestas Patrias de Maipú, en la Plaza Maipú, justo antes del cierre con Santaferia. Eso va a estar bien llenito. Vamos a estar presentando el EP ahí. A pesar de que ya entramos en el 18, nos gustaría seguir sí o sí todo septiembre con esto. Desde el mismo lugar, ¿no? Entendiendo que patria, ser patriota, también es saber cargar con nuestras heridas y saber gestionarlas de la mejor manera. Obviamente, con ningún ánimo de aguar ninguna fiesta. Y, por ahí, hay un par de fechas que estamos a punto de cerrar con el Ministerio de las Culturas con un par de eventos, pero para eso hay que estar atento a las redes.

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