“Me prefiero mucho más ahora que antes”: Javiera Mena en la antesala de su show más íntimo en Chile

Javiera Mena cerrará el año en el Teatro Coliseo.
Javiera Mena cerrará el año en el Teatro Coliseo.

Para despedir el año, Javiera Mena ofrecerá a sus seguidores un obsequio especial, diferente: un concierto en formato a la carta, donde pueden escoger el repertorio que tocará. Será, también, una medición, una oportunidad para revisitar canciones que había dejado atrás, ahora que está en pleno proceso compositivo. La célebre artista nacional ya trabaja en el sucesor de Nocturna y, mientras tanto, se toma su tiempo para producir a otras bandas. Eso le cuenta aquí al diario pop.

Cada vez que Javiera Mena decide regresar, sin importar mucho la ciudad o el escenario, sea un pub, un teatro, un festival, a solas o entre amigos, Chile la recibe con los brazos de par en par. Aquí, sabe que la persiguen fanas de todas las edades: los que continúan flechados por Esquemas juveniles, los de Mena o, por qué no, quienes se entregaron hace poco a su Nocturna. En resumidas cuentas, puede decir que juega de local con todas las de la ley.

Aunque ahora, un jueves a las tres de la tarde, no lo parece:

—¡¡¡Noooooo!!! —se escucha un grito largo, entrecortado. Pero con más risas que desesperación.

La cantautora, productora nacional, “artista de canciones” como le gusta definirse, referente del electropop e ícono lésbico, acaba de quedar atrapada en el portón eléctrico de un edificio de la comuna de Providencia. Cuando intentaba entrar, la puerta trancó su caminar. De un lado quedó ella, y del otro, la pesada mochila que llevaba a su espalda. Desde el segundo piso, su equipo ríe con la escena y demoran unos segundos en sacarla. Después de todo, en unos minutos comenzará una ronda de entrevistas por su nueva gira, tal vez su reencuentro más íntimo con el país desde que tomó sus cosas y se largó a Madrid.

En rigor, la gira ya inició. Cuando conversó con La Cuarta, Javiera había disfrutado del calor que le prestaron en Punta Arenas, Chillán, Concepción, Iquique y Talca, y se aprestaba a las presentaciones que la tendrían frente a los públicos de Lima, Bogotá, Guadalajara, Buenos Aires. De eso, y de su estreno en el formato a la carta, hablará a continuación:

—No fue sólo el portón… esta vez Chile te recibió diferente. ¿Qué te pasó, Javi?

—Estuve con Covid, me dio súper fuerte. ¡Me botó!, literal. No me podía parar, me botó el Covid. Perdí el olfato, todo. Ya me recuperé. Además veníamos de viajar harto, así que me pilló con las defensas bajas.

—¿Y cómo fue el recibimiento antes? El año pasado hablamos por tu gira del Nocturna.

—Súper bien el disco, tuvo un muy buen recibimiento, siento. Se pudo hacer una buena combinación de todo mi repertorio con lo nuevo. Estuve también trabajando el sonido y a la gente le ha gustado el disco, como que se siente en vivo. A veces pasa que uno va a ver artistas y tiene el disco nuevo, pero querís escuchar las primeras. Y la verdad no siento que pase eso acá. Siento que es un disco que se siente vigente, y la gira, nada, incluye saxofón, hay toda una estética en cuanto al show en vivo que la gente está valorando y que está teniendo su propia llegada. Le gusta a la gente.

—Entiendo que ¡Javiera así! es un refresh de esa gira. ¿Qué vas a ofrecer ahora?

—Perfeccioné varias cosas. También la banda está más afiatada, y también estamos integrando otras canciones. Más baladas, quizás. Es una mezcla. De ampliar más el repertorio y también, bueno, hicimos un refresh en la parte visual. Todo eso está más preciso.

—Ya pasaste por buena parte del sur y también fuiste hasta el norte. Te diste la vuelta entera, ¿cómo fue eso?

—Fuimos al teatro en Conce y estuvo bacán. Estuvimos en Talca también, en Punta Arenas por primera vez, fue loquísimo. Partimos allá y fue loquísimo, había mucho viento y nunca había estado ahí, entonces fue heavy. No me lo imaginaba así. También en Iquique... me gusta, porque siento que hay un público nuevo. Súper cabros chicos, jajajá. O sea, muy jóvenes, que les identifica el Esquemas juveniles. Lo revisan y se sienten identificados, y eso es bacán. Y lo nuevo está ahí, vigente, pero también es como que el repertorio estuviera bien potente todo.

—Me habías dicho antes que tu público comprendía gente de todas las edades. Hasta metaleros se te acercaban.

—Sí, se va ampliando el público. El tiempo también te va dando otras herramientas, que es tiempo al final. Tiempo de más gente diciéndole al hermano, al primo, no sé. Entonces, he visto un público más grande y de diferentes edades. Toqué en La feria del Sánguche y había gente mayor también. Eso es bacán también, salir un poco de lo que te encasillan y que se vuelva algo más de todos, nomás.

—¿Te has sentido realmente encasillada?

—La cosa electropop, ahí creo que estoy bien encasillada. Pero yo me siento una artista de canciones. O sea, igual tengo canciones como “Dos”, por ejemplo, que es piano y voz. Me siento más allá del electropop, que quizás es algo muy limitado. Me siento una compositora. Por ahí más voy.

—Hay canciones tuyas que suenan como endings de anime. Hemos hablado de tus gustos. ¿Hay una influencia ahí?

—Es que me gusta mucho la cultura japonesa igual. Por ejemplo en Japón se miró mucho el bossa-nova un tiempo, ese tipo de acordes, de progresiones. Y creo que yo lo tomo como latina, pero también desde la mirada japonesa. Yo estudié jazz también. Entonces, tengo esa crianza de acordes finos, como dice una amiga, y que tienen los japoneses. Y me encanta. Soy muy fanática de Yellow Magic Orchestra, de Ryūichi Sakamoto, por ahí viene esa mano. Y obviamente los sintetizadores son muy Nintendo, todo eso es muy de los sintes que me gustan a mí. Ese sonido medio 8-bits, pero que sea grande a la vez.

—¿Buscas hacer ese quiebre en tus conciertos?

—Es bacán, porque me gusta que el show sea con diferentes momentos, y saber en qué momento meter algo tan tranqui como “Sol de invierno” versus “Espada”, que es prácticamente trans. Me gusta hacer esa línea del tiempo y es desafiante también. Es bacán, porque tengo muchas canciones y me gusta cómo se empieza a generar una danza entre una y otra. A la gente le gusta y se siente el show más rápido. Como que no está todo el rato el mismo mood, sino que pasan cosas. Me gustan esos quiebres.

—¿Y de dónde sale la idea de Querida Javiera, el show a la carta?

—Era una para tratar de conectar con los fans. Se les ocurrió aquí en la oficina y me lo dijeron. Es una instancia para reconectar con lo que quiere la gente, porque a veces uno se encierra mucho en el show que uno quiere, y de repente está bueno saber qué quiere la gente. Yo también soy fan de muchas bandas, y a veces voy y digo oh, no tocaron esta canción. Entonces es como una medición para lo que se viene también. Y me ha servido un montón reversionar canciones que no tocaba como pa’ poder componer ahora, que estoy componiendo.

—¿Te has llevado alguna sorpresa?

—Ya me he llevado sorpresas de canciones que quieren que toque y no pensaba que estaban tan presentes. Hay una que se llama “Casan”, del Esquemas juveniles, que a mí hasta se me había olvidado que existía. Y la pidieron bastante, la verdad, jajajá.

—Me comentaste hace un año que en Chile sentías que jugabas de local. ¿Cuál es la diferencia de presentarte en Europa versus Sudamérica?

—En Europa, en España, están más acostumbrados a los conciertos. También yo no soy el referente de alguien, que dijo cosas que no se decían, como decir abiertamente que soy lesbiana. En España eso no lo saben, entonces paso a ser una artista que te valoran más por la música, que es bacán. Hay miles de festivales y la gente es como un poco más tranqui. Acá, en cambio, no sé po, vai a tocar a Talca... y fue yo creo que el show más heavy que hemos tenido, porque la gente realmente estaba muy agradecida. Entramos y había un griterío... hay una energía más de agradecimiento. Como de gracias por venir, jajajá. Se siente eso y es bacán. Valorando un montón los momentos bacanes o los momentos bonitos del show, y quizás allá están más acostumbrados. Es como alguien que ya tiene algo todo el tiempo, versus alguien que quizás que lleguemos más para allá.

—Eso implica para ti Chile.

—Aquí soy local, po. Entonces está esa cosa de que la gente se abandera un poco contigo. Una representante de lo suyo también, de lo nuestro.

—Hace un tiempo dijiste que estabas en tu mejor momento. ¿Por qué sientes eso?

—Creo que en cuanto al show en vivo me ha costado encontrarme, quizás estaba hablando de eso. Y como creativamente me siento en un buen momento, porque puedo mirar pa’ atrás, tengo hartos discos, y también tratando de sacarme de encima esa mirada que uno se hace a sí mismo. Así como esa frase de Picasso, que le tomó como cinco años copiar a alguien, pero le tomó toda la vida volver a pintar como cuando era niño. Es un poco lo que pasa cuando empezái a hacer música, que te empezái a poner tus propios juicios. En ese sentido, me siento un poco llegando a algo más libre. Y en el espectáculo en vivo me siento súper conforme después de tanto tiempo de haberle dado vueltas.

—Mencionaste también que la juventud está sobrevalorada…

—Yo me prefiero mucho más ahora que antes. Sí, porque la juventud es puro error, error, error. Depende de la persona, eso fue en mi caso. Creo que obviamente se habla con un sentido quizás más estético que la juventud es más valorada, más superficial. Pero yo creo que los años te van dando algo de poder ir dando pasos, ir mirando pa’l lado. También todo el tiempo nos pasan cosas malas, entonces cuando te pasan cosas malas, saber que son parte de, y que no te agarre tanto las entrañas como cuando chico. Que es como que estái con la mente perdida, divagando en cualquier cosa. En mi caso he aprendido a llevar una disciplina, que eso me lo ha dado el tiempo... Pero igual es rica la juventud, jajajá.

—Me mencionaste que uno de tus sueños era dedicar más tiempo a producir. Has trabajado en eso con algunos artistas en España…

—Sí, he estado trabajando. He producido cosas pa’ otra gente, poquitas igual. Pero me gustaría después de esta gira darle más en España. Hice una producción pa’ un grupo que se llama Depresión sonora. Y la verdad de puro que no he insistido tanto, no he hecho más cosas, pero creo que es momento. Tengo muchas herramientas, muchos años trabajando en mis propios proyectos. Me gusta y es desafiante, porque es un artista con otro artista y tener que bajar un poco tu guardia, bajar el ego. El otro es el que manda y tú estái como a su merced.

—¿Y cómo ha sido el asunto de lidiar con egos?

—Es un buen ejercicio, no me es tan difícil. Yo he visto a algunos productores con unos egos muy incontrolables, y de ésos arranco, porque yo también sé más o menos para dónde quiero que vaya el sonido. Pero en mi caso, creo que puedo lidiar con eso. Tengo herramientas, medios mentales pa’ darme cuenta que quizás es una persona que uno tiene que guiar más que imponerle sus ideas.

—También hay un tema de que son muy pocas las mujeres productoras.

—No hay mujeres productoras, es un mundo súper masculino. Otra cosa que me llama la atención es quizás como estar más tranqui en un lugar. Porque esta cosa de viajar tanto, igual es súper agotador. Por ese sentido me llama, y obviamente por el lado de representar y ser como una especie de inspiración. No sé, es bonito ser una inspiración. Porque yo he ido a cursos de sonido y soy la única mujer siempre. Es como un taller mecánico lo de la parte sonora, no sé por qué. Ha cambiado, pero sigue siendo así un poco. Y no entiendo por qué. Me gustaría cambiarlo.

—No sólo te has dedicado a producir, entiendo que estás trabajando en un nuevo disco. ¿Cómo va eso?

—Siento que ya tengo que decir. Me gusta no hacer discos forzados y siento que es un buen momento, porque ya he hecho varias canciones. Tengo como diez. Pero esta vez quiero tener varias y elegir, que es algo que nunca pasa en mis discos. En mis discos hago nueve y son las nueve las que quedan, ¿cachái? Y quería probar esa fórmula. De hecho, ahora voy a México y voy a tener sesiones de composición. Quiero, obviamente, hacer un cambio y proponer algo también sonoramente. Eso es bacán. Aportar un poco a una evolución de sonido.

—¿Te pones un plazo?

—Como en un año... es que uno siempre dice y después no es, jajajajá. Pero estamos trabajando.

—¿Cuáles son tus próximos desafíos?

—Me gustaría producir para otros artistas, quizás también en Chile. Ese es un gran desafío. Por ahí va. Y el disco, claro, que es bien importante.

—Te tengo que preguntar por Viña: ¿te gustaría volver?

—Sí, ahora es un buen momento para volver. Sería bacán, porque el show está rico. Está bien armado. Yo estoy llenando más mi espacio en el escenario. Así que sí, sería un buen momento.

—Para cerrar Javi, me dijiste la última vez que subir al escenario es como una cita. ¿Ha cambiado eso en algo?

—Es como una ansiedad. A la Tafi, la baterista, estamos a punto de salir, y le digo: no, es que tengo ir a hacer pipí, ¿cachái? Es como ansiedad, y me da mucho más nervio en los escenarios más pequeños, más chiquititos, que los grandes. Es muy loco. Y si hay cinco personas, allí ya: temblando. Cuando me hacen cantar en mi living mis amigos, me pongo mucho más nerviosa. Quizás porque puedo ver a las personas también. En cambio, en una cosa gigante es como una masa, entonces no importa mucho. De verdad me pone mucho más nerviosa entrar a un teatro chiquitito que a una cosa gigante.

—¿En serio? Por tu personalidad, uno podría imaginar lo contrario.

—Es como una ansiedad. A la Taffy, la baterista, estamos a punto de salir, y le digo: no, es que tengo ir a hacer pipí, ¿cachái? Es como ansiedad, y me da mucho más nervio en los escenarios más pequeños, más chiquititos, que los grandes. Es muy loco. Y si hay cinco personas, allí ya: temblando. Cuando me hacen cantar en mi living mis amigos, me pongo mucho más nerviosa. Quizás porque puedo ver a las personas también. En cambio, en una cosa gigante es como una masa, entonces no importa mucho. De verdad me pone mucho más nerviosa entrar a un teatro chiquitito que a una cosa gigante.

—¿Sigues saltando la cuerda como cábala antes de cantar?

—Sí. Obvio, jajajá. Pa’ sacarme la tensión y pa’ entrar en calor. Me lleva como las pulsaciones altas, porque estar nervioso te sube las pulsaciones, entonces eso me permite agarrar el diafragma pa’ cantar. Desde esas pulsaciones.

Javiera Mena se presentará con un show a la carta el próximo jueves 28 de diciembre en el Teatro Coliseo.

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