“Se muere al lado mío, empieza a convulsionar…”: el dramático incidente que protagonizó El Jordan 23 antes de dedicarse a la música

El artista de Lo Prado, actualmente uno de los más grandes del género urbano, tuvo un inicio de carrera complicado, por decir lo menos. Antes de dedicarse a la música, vio morir a su compañero durante una persecución policial. Él, hasta el día de hoy, no suele hablar mucho del tema y lo consigna como el momento más difícil de su vida. Por eso explotó cuando El Bai se lo recordó.

El beef que pronunció El Bai en las últimas horas, no sólo detonó una violenta polémica entre dos de los artistas más emergentes de la escena urbana nacional sino que además trajo a colación un incidente que marcó la vida de El Jordan 23 antes de convertirse en El Jordan 23. Uno que el músico de Lo Prado, por cierto, desearía enterrar:

“Fue el momento más difícil de mi vida, donde tuve que tomar la decisión más difícil”, confesó el pasado mes de mayo, la primera vez que habló sobre el tema, en conversación con Julio César Rodríguez durante el capítulo que le dedicó La junta. “Llegué a fondo, y dije ‘aquí tengo que saber qué realmente quiero yo en mi vida’”.

“Esta historia nunca la quise contar en cámaras, en ninguna entrevista”, precisó, antes de continuar el relato. E insistió: “Pa’ empezar mi carrera como artista tuve que tocar fondo, no fue fácil. Tuvo que pasar una hueá brígida, que yo creo que fue la prueba que me mandó Dios a mí”.

A los 16 años, en sus palabras, El Jordan andaba “flayteando”. En concreto, se dedicaba a robar en compañía de un amigo algunos años mayor. No entregó mayores detalles. Eso sí, antes aclaró al conductor de Contigo en la mañana que él sabía que con eso le hacía daño al resto, “pero tenía una vida cu… tan mala, que decía: un poco más de daño, ¿qué pasa?”. Más tarde le dio forma al incidente.

Un día, luego de culminar su jornada, su amigo le propuso salir a celebrar. Iban a bordo de un vehículo que recientemente habían hurtado, y decidieron emprender el rumbo hasta las carreras clandestinas que tenían lugar en la comuna de San Bernardo. Se habían propuesto permanecer allí apenas un rato: sabían que la “nave”, como le llamaban, era robada y eso implicaba una serie de riesgos.

Acertaron.

De golpe, mientras esperaban por el inicio de la carrera, funcionarios de la Policía de Investigaciones irrumpieron de frente y costado. “Nos encañonan a los dos, pistolas en el cuello, uno en cada ventana. Estábamos los dos solos, nos ponen las pistolas y dicen ‘párense’..., echando la aliñá como cualquier paco”, describió el escenario. “Avanzái, te voy a matarte”, dijo que les amenazaban.

Desde luego El Jordan, entonces de copiloto, supuso que ahí se acababa la historia, que se los llevarían detenidos. Entendía que no había mucho más por hacer. Pero en cuanto miró a su compañero, notó que él no pensaba de la misma manera. “Si lo pillaban a él, se iba en cana harto rato. Yo me iba a hacer un par de meses y me venía”, le explicó, como una suerte de inciso, a Julio César. De hecho, sinceró que su amigo alguna vez, mirándolo a los ojos, le avisó:

—Compañero, un día nos llegan a pillar los giles, yo prefiero que me maten a irme en cana. Así que vos cuídate cuando estís al lado mío. Yo no quiero que a vos te maten. Vos corre, déjame solo, porque yo voy a reventarme.

El cruce de miradas fue la señal. En cuestión de segundos, sin importar que unos policías los estuvieran apuntando a unos pocos centímetros con pistolas cargadas, el amigo de Jordan pisó el acelerador. Se dieron a la fuga sin un paradero definido. El objetivo era uno solo: escapar. La escena derivó pronto en una persecución policial cinematográfica. El músico lo único que recuerda es el sonido de los balazos al estrellarse con los vidrios del vehículo.

“Cuando libramos”, sin embargo, “mi compañero me pesca, me sienta y me dice: me pegaron, hermano mío, voy a morirme”. El Jordan, lo primero que hizo fue examinar su cuerpo. Como en las películas, recordó, comenzó a comprobar, a ver si él también, sin notarlo, había sido víctima de un disparo. “La adrenalina, ¿cachái? Pero yo no tenía nada”.

El compañero de Jordan, en su relato, había recibido varios impactos de bala en la espalda. Por eso, decidió agarrar el volante y llevarlo a como dé lugar al hospital más cercano. Detrás de ellos, continuaba la persecución. Los balazos. La adrenalina.

“Y se me muere al lado mío. Empieza a convulsionar”.

“En ese momento yo quería parar. Quería parar porque lo veía muerto. Yo sentí cuando él murió. En mi mente, adentro, decía ‘todavía se puede salvar’. Y quería parar. Intenté bajar la velocidad para entregarme…, y cualquier balazo. Seguí de vuelo. (Pensé) Si paro, me matan”.

Hasta que se fue todo a negro. El artista no recuerda mucho lo que ocurrió entonces. Sí, que había olvidado el trayecto, que ya no le daba demasiada importancia y que no podía con el dolor de ver a su amigo al lado, en su lecho de muerte, sin poder hacer nada. Se estrellaron. Su compañero salió eyectado por el vidrio delantero. Él recibió el impacto del airbag, pero no presentó mayores lesiones. De hecho, se incorporó con urgencia para revisar a su amigo. Allí finalmente lo detuvieron.

Pero para Jordan, eso no fue lo peor, sino lo que vino después: la manera en que la noticia se trató en los medios de comunicación:

“La tele, como siempre, pescó la noticia y la amoldó a su manera”, subrayó.

En Chilevisión, durante el noticiero, sostuvieron que la muerte del amigo de Jordan fue producto del choque.

“Tenía un amplio prontuario policial, salió eyectado desde el asiento del copiloto aproximadamente a 30 metros de distancia. Hasta allí les llegó la fuga, ya que además se logró la detención del conductor, un adolescente de 16 años. La defensa del imputado argumentó que iba sólo de copiloto, casi mero espectador, lo que se afirmó además en el parte policial”, se puede oír en un fragmento de la noticia, que se reprodujo en el capítulo de La junta.

“A mí me estaban cayendo como cinco causas”, retomó Jordan en la conversación con Julio César. Lo acusaban de la muerte de su compañero, homicidio frustrado contra Carabineros, receptación del vehículo y porte de armas, entre otros delitos. Sin embargo, cuando creyó que sería detenido y que pasaría varios años tras las rejas, su familia le consiguió un abogado privado que lo impidió.

“En ese momento dije, ya, tengo que ponerme vío, si no, voy a terminar muerto o en la cana. No hay otra salida. Entendí que ese fue mi tope. Quedé con arresto en la casa, pero empecé a mirar la vida de otra manera”. Desde entonces, aunque le tomó un tiempo, el artista asegura que se alejó de las drogas y del “trabajo”, como le llamaba a sus salidas a robar.

Seis años más tarde, El Jordan 23 ha logrado consolidarse como uno de los superventas de la nueva oleada de la escena urbana nacional. En Spotify, el rapero y compositor chileno es uno de los más exitosos, a merced de una batería de hits como “Si sako la 40″, “Bailando ft. Standly)” o “Las Torres RMX”. Y parece ser apenas el comienzo.

Sin embargo, este martes el cantante oriundo de Lo Prado hizo noticia por otra polémica: El Bai, otro miembro de la escena, mencionó en pleno concierto que “El Jordan dice que ha roao’ y en puros autos se ha quedao’”.

A su estilo, rápidamente contestó:

“Te lo dije en la cara, maricón y la conch…, ¡en la cara! Y ahora te voy terciarte, hijo de la pe… calmao, nomás, que la calle es entera chica. Así que chántate el traje de tanque, chuchet…, chántate el casco y el chaleco, toda la hueá, hijo de la p… Te voy a hacerte cagar (...); yo no estoy ni ahí con andar metido en polémicas cu…, pero si vos te matriculái conmigo, tenís que ponerte los pantalones”.

Mientras, sus seguidores se volcaron a las redes sociales de El Bai para hacerle saber que se metió con la persona equivocada.

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