Son los tres tributos nacionales más preparados, desatan locuras cada vez que se presentan en eventos y han despertado el interés de actores, familiares y fanáticos repartidos por el extranjero. También son amigos, comparten sacrificios y un sueño: ser reconocidos por quienes interpretan y, sobre todo, admiran. Fernando Monserrat, Eduardo Ávila y Luis Soto cuentan al diario pop su impredecible viaje desde el mismo punto de partida: parecerse a un famoso.
“El del joven manos de tijera”, le aclaró ella, una amiga del Liceo Comercial de San Bernardo, cuando él, incrédulo, se interesó en saber quién era ese Johnny Depp al que aparentemente se parecía. Luis Miguel Soto ya había visto la película y batido palmas con la interpretación de Edward Scissorhands, pero recién ahí cayó en cuenta de todo lo demás: que quien estaba detrás del ingenuo-sensible-gótico humanoide era Johnny Depp y que, en efecto, había algo del actor en su mirada, en sus facciones.
Mucho más acá en el tiempo, a Eduardo Ávila lo descubrió un niño. Con el cabello más corto y negro que ahora y una barba frondosa que cubría también parte de sus mejillas, el enfermero asistió al casamiento de unos amigos y entonces, en plena celebración, escuchó a un niño murmurar a su madre que en ese lugar, a unos pocos pasos, vio a Tony Stark.
Lo de Fernando Monserrat, en cambio, fue así: el novio de su colega en una tienda de retail se anticipó al resto y le explicó que en Game of thrones había alguien —un príncipe luchador, salvaje, apasionado, impredecible— que era como verlo a él. Googlearon a Oberyn Martell, el personaje, y luego a su actor, el chileno Pedro Pascal, y en un santiamén el rumor (su parecido) se esparció entre clientes que llegaban por funkopops y sus amistades.
La línea de tiempo divide los relatos —Soto hizo de esto su vida hace mucho, y tanto Ávila como Monserrat llevan poco más que sus primeros pasos—, pero los tres acabaron reuniéndose porque, a fin de cuentas, querían lo mismo.
Con dieciséis años, Luis Miguel Soto decidió tomarse en serio el asunto de Johnny Depp: los fines de semana, cuando el bolsillo lo permitía, iba al videoclub más cercano y arrendaba sus películas en VHS para examinarlo concienzudamente, descubrir sus gestos, comenzar lentamente a imitarlo frente al espejo de su casa. Mientras tanto, con las pocas herramientas que tenía, averiguó que el actor era también un fanático de la música, que había liderado la banda de punk The Kids y que sus fantasías de rockstar maridaban con las suyas. Eso, cuenta él, lo convenció de dar el siguiente paso: confeccionar sus atuendos, usar el mismo peinado. Estilista, Soto empezó a vestir como Edward, el joven manos de tijera, para ir al salón de Av. Portugal donde trabajaba. Luego hizo de Mort Rainey de Secret window, John Dillinger de Public enemies y Sweeney Todd, pero el punto de inflexión llegó con el estreno de Piratas del caribe y el papel del capitán Jack Sparrow:
—Fuimos a ver la película en familia, con mis abuelos, con mis primos. Fue algo muy especial, muy amoroso, y eso incentivó a que yo empezara a personificar al Jack.
Era, de todas formas, un hobby. Lo hacía en la búsqueda de divertirse con amigos, subiendo las mejores imágenes a Fotolog, en tanto seguía trabajando de estilista y ya como John Spaziale, su nombre artístico, guitarreando en una banda de rock.
—Pero un día —explica Soto— fuimos a Valparaíso con mis amigos. Le dije a los chicos: oye, podrían caracterizarse y nos vamos a dar una vuelta al puerto, pa' sacarnos fotos entre nosotros. Y resulta que empezaron a acercarse varios turistas, unos gringos. Me daban dólares, jajajá, de repente me pasaban lucas por la foto, y yo no entendía, porque estaba tomándome fotos con mis amistades, po. Y ahí dije: oye, esto es rentable. Debe haber sido 2012, antes.
A partir de entonces que Jack Sparrow es una extensión de él. Se preocupó de mejorar el traje, fabricar uno tras otro los detalles que le componen, armar los dreadlocks con el pelo de sus clientas y teñirlos buscando el tono adecuado, conseguir las imágenes de Johnny en backstage para hacer la diferencia de otros cosplayers. En mayo de 2018, la producción de Comic Con Chile lo eligió para subir al escenario y compartir con Kevin McNally, el famoso Mr. Gibbs de la película. Lo han felicitado Pilou Asbaek (Game of thrones), el guitarrista de la banda de Depp, Disvicious, lo contactó la maquilladora de la saga, Nikoletta Skarlatos, con quien ya conversaron de montar un taller de caracterización, y ha dado decenas de entrevistas aquí y en el extranjero. Luis Miguel Soto (41) ya cuenta veintitrés años así.
Eduardo Ávila (48) se declaraba fanático de Iron Man de mucho antes, tal vez 2008, cuando llegó a los cines la película, pero nunca se percató del parecido con su intérprete. Es más, de no ser por el niño de aquel casamiento, admite, puede que la historia fuera otra.
Como sea, recién puso en marcha esto en 2020, plena pandemia, cuando sus compañeros en el hospital le sugirieron abrir una cuenta de Tik Tok.
—Se ocupaba mucho para las pausas activas y yo no tenía. Ya, la cosa es que me hice uno, subí un video con Chubi (su perro) para probar, y después lo tomé no como un hábito, pero sí en mi tiempo de ocio. Y ahí me di cuenta que andaba mucha escena de películas que la gente hacía. Me apareció justo una de Avengers, esa escena icónica de Tony Stark cuando dice “eleven el mástil mayor”, y yo como me sabía la película de memoria, hice la escena. Me pinté, toda la cuestión, me metí en un traje bien al lote y realicé la escena. Yo creo que salió más simpática porque me la sabía de memoria. Hice todo lo que hizo Tony.
Al otro día, cuando llegó al turno sus compañeros lo pusieron al corriente: Internet había hecho lo suyo y, en menos de veinticuatro horas, su cuenta ya lucía diez mil seguidores.
Sin marearse, Ávila siguió en lo suyo —el trabajo, el crossfit, las competiciones +45— hasta que en septiembre de 2021 lo contactó un grupo de cosplayers de Avengers para participar en una dinámica y sacar unas fotos. Ahí, de hecho, conoció de qué iba el cosplay. En diciembre, fue a su primer evento junto a dos amigos en Maipú y ya estaban por irse, cuando se retiró la mascarilla y un grupo lo reconoció:
—Quedó la cagada —se ríe el Tony Stark chileno—, se hizo la tremenda fila pa’ tomarse fotos.
Lo mismo que ocurrió un poco después, en abril de 2022, en la Superfest del Espacio Riesco. Nada más al entrar, DJ Black lo atajó y lo entrevistaron para la radio. Los dos periodistas a su lado no podían creer el parecido. Ese año, dice, viajó seis o siete veces y se consolidó su figura. Es cosa de mirar su Instagram: 1,4 millones de seguidores.
El caso de Fernando Monserrat (43) es el más reciente y también el más contado. Tímido, algo pudoroso, esperó hasta abril de 2023 para probarse la piel de Pedro Pascal. Él siempre se planteó ensayar un cosplay, pero fue en realidad la presión social —sus amistades comiéndole la oreja— la que lo empujó a hacerlo. Esa tarde en el evento de La orden gris de Star Wars, en el Museo Aeronáutico en Cerrillos, Monserrat estuvo cerca de tres horas con el caso de Mandalorian puesto. Era un traje a la medida, impactante. Pero no tanto como su semejanza al actor nacional que triunfa en Hollywood: al revelar su rostro en un evento masivo, las cosas naturalmente cambiaron.
En resumen: eventos gratuitos, pagados, cumpleaños, matrimonios, Festigame, Comic Con, campañas publicitarias, entrevistas, cuarenta y cinco mil seguidores en Instagram, el reconocimiento de la tía Carmen Pascal, un like de Pedro, más entrevistas, y spoiler alert:
—Se viene la Comic Con Perú, compré la entrada para ver a Joseph Quinn (compañero de Pedro en Gladiador II y Los Cuatro Fantásticos). La experiencia va a ser súper increíble, la idea es pasarlo bien. Se vienen también muchas cosas con The last of us con la nueva temporada ahora en abril, y bueno, en julio con Los Cuatro Fantásticos, entonces tenemos harto contenido para poder compartir. De hecho, el traje espero tenerlo pronto, ya me está entrando la ansiedad, jajajá, tengo que tenerlo antes del 1 de marzo.
Los secretos detrás del personaje
—Parece haber una delgada línea entre ser doble o un homenaje. ¿Cuál es lo correcto para lo que ustedes hacen?
Luis (Jack): “Esto en otros países se llama impersonador. Cuando uno caracteriza a un personaje famoso, de películas. A nosotros se nos encierra como cosplayers, pero en realidad no somos cosplayers, ¿cachái? Porque nosotros estamos haciendo como un doblaje, porque vemos más allá de una caracterización. Vemos los gestos, vemos un montón de otras cosas. Generalmente, el cosplay caracteriza a un personaje de una serie, un anime, pero es una personificación, la caracterización del personaje. Aquí es diferente porque, además de caracterizarlo, uno entra en el personaje. Desde ese ámbito, yo considero que es más como un tema de doble o impersonador”.
—Pero suelen ocupar la palabra tributo…
Eduardo (Tony): “En el contexto, uno lo que hace es homenajear al actor en todos sus aspectos. Tratar de traspasar un poquito lo que los actores, de cierta forma, también transmiten. Hacer visible cómo ha sido la vida de ellos. A eso me refiero con tributo, porque al ser doble, de partida el parecido que yo debería tener es otro. O sea, yo pongo una foto de Robert y una mía, deberíamos ser iguales, gemelos, y no, po: yo no soy doble de él. Yo creo que hay hueones que sí se parecen mucho a alguien, Pedrito (Fernando) se parece caleta, pero yo no. Si me ponís una foto al lado, yo no soy igual a él, pero sí me sé caracterizar muy bien. Lo bueno es eso: que no tengo que hacer mucho, me pongo los lentes, me pinto un poco la barba, me corto el pelo, me peino, me pongo un traje y estamos. Por eso no me considero doble, pero sí tributo: porque la idea es tributarlo.
Luis (Jack): “Yo creo que sí somos dobles, porque hacemos un trabajo profesional. Si no, cualquiera vendría a ser una personificación de un actor famoso”.
Eduardo (Tony): “Claro, si tomas la palabra ‘doble’ como por ejemplo una experiencia similar a si estuvieras con el tipo al frente, lo podría aceptar. Diría: sí, porque ése es el enfoque mío, trabajar el personaje a tal nivel de que tú tengas la experiencia de que realmente tienes a Robert al frente. De eso se trata, ¿no? Cuando tú vai a ver un tributo de Michael Jackson, querís ver a Michael Jackson y querís ver todo el show de él, y en eso se basa una banda tributo. Es ver a la banda, po hueón. En ese contexto, podría decir que sí, pero ellos tampoco se llaman a sí mismos banda doble de, sino banda tributo de”.
—Fernando me decía la otra vez, que para ser doble espera la “bendición” del propio Pedro Pascal. ¿Ustedes opinan lo mismo?
Luis: “Yo no he tenido contacto directo con el actor, pero he tenido contacto con amigos de Johnny Depp. Tengo vínculos con diferentes músicos, artistas que son amigos de Johnny, y ellos me han comentado, les han gustado cosas que he hecho. Una vez hice una imitación cantando como Johnny Depp, lo subí en conjunto con una amiga que tengo en Irlanda, y al guitarrista de la banda que tiene Johnny le gustó, po. ‘Great job’, y todo el tema”.
Fernando: “Esa es una aprobación, po. A mí me pasó con la tía Carmen, que es muy cercana a Pedro, prácticamente lo crió cuando él era pequeño. Cuando fuimos al bar de Star Wars, subió una foto conmigo y Pedro le dio like. O sea, ya sabe que existo y eso ya es importante”.
Eduardo: “Puta, si yo me saco una foto con la tía de Robert Downey Jr. y Robert me da like, ya me doy por pagado, jajajá”.
Luis: “Johnny no quiere que haya dobles oficiales, o sea el oficial no existe, pero sí puede haber dobles. Con eso no hay problema”.
Eduardo: “Ahí está el problema, el que se autodenomina doble oficial. A mí no me complica que alguien lo haga, pero sí es muy autorreferente decir que eres el oficial”.
Fernando: “Debería pasar lo que pasó con la Shakira chilena, que se juntó con la Shakira real y la aprobó la misma artista”.
—¿Es necesario admirar al actor para hacer esto?
Fernando: “Totalmente. Y por eso, con el tiempo, uno se va empapando con información. Por ejemplo, no sé si les pasa a los chiquillos, pero te van hablando los fanclubs del artista que te empiezan a seguir y te van pasando datos. Y uno, como tributo, trata de seguirle los pasos para ver si puede llegar a tener una mayor cercanía con la gente y para que vea que hay efectivamente un profesionalismo dentro de esto”.
Eduardo: “Va por ahí: que si alguna vez el actor ve el trabajo, se note que es un trabajo serio. Que es con respeto. Por eso también, a veces, uno tiene que tener harto cuidado en las redes sociales en hacer cosas, prestarse para hacer alguna cuestión”.
Luis: “No caer en el ridículo”.
Eduardo: “Si uno ve los personajes, Tony Stark y Jack Sparrow son bien lúdicos, uno podría jugar con eso, hacer cosas chistosas. Pero incluso haciendo eso, la idea es mantener el tributo, que no se vea nada ridículo, vulgar”.
—Imagino que igualmente hay bastante sacrificio detrás de esto…
Luis: “Siempre está. Me pasa personalmente que soy independiente, entonces yo no cuento con un sueldo fijo a fin de mes. Yo tengo que rebuscármelas, y de eso, sacar una tajada para seguir mejorando el traje o invirtiendo en redes sociales. Son muchas cosas”.
Eduardo: “Yo soy enfermero. Hace cuatro años trabajaba en doble jornada y tenía muy poco tiempo libre para mí. Ahora tengo un trabajo que me permite, por lo menos, tener tres días libres. En un par de años me ha tocado hacer una inversión importante para poder tener una variedad de personajes y poder representarlos bien”.
Luis: “Es mucho sacrificio, porque no hay financiamiento de algo cultural o de un sponsor. Es todo autogestión, entonces de repente es como un circo pobre: uno tiene que hacerlas todas. Llevo veintitrés algo en total”.
Fernando: “Yo quise darle en el gusto a mis amigos, pero nunca pensé en ganar plata con esto. De hecho, la retribución económica que he recibido no ha sido tanta, y lo que he recibido, ha sido para poder hacer más trajes que la misma gente te pide. Ahora mandé a hacer otro de Los Cuatro Fantásticos y otro de Pedro, así como ‘casual’. Hay un ciclo económico”.
—¿Les es rentable?
Luis: “Hay mucho evento, mucha actividad, pero muchas veces, cuando nos invitan, no pagan nada. Eso es un tema que debería tratarse en profundidad, creo yo. Pienso que debería haber más apoyo de los mismos organizadores y de marcas”.
Fernando: “Cuando te invitan, uno no sólo espera tan sólo económico sino que te puedan atender cuando uno viaja, el traslado, etc. Pero hay eventos y hay eventos. Hay para todo”.
La recompensa es la gente
Luis, Eduardo y Fernando se conocieron hace no demasiado. Su primera vez juntos fue en la Comic Con de 2023 y, a contar de ese momento, se comparten datos, comentan sus fotos, graban contenido para redes sociales juntos y se juntan a beber algún trago. En parte, la amistad traspasó los eventos porque admiran el trabajo que lleva adelante cada uno y comparten sueños, proyecciones. Fernando Monserrat, por caso, se imagina como doble de acción de Pedro Pascal y piensa hacer el curso que imparte Marco Zaror. Eduardo Ávila quiere trabajar en su voz, aproximarse a la de Robert Downey Jr. y también a la de su doblaje. Luis Miguel Soto busca generar más flujo de contenido en redes sociales y así llegar algún día a Johnny Depp. Los tres esperan por ese reconocimiento.
Mientras, se conforman con otro:
—De repente no son tantas las lucas, pero llena más la otra parte —dice el Capitán Jack Sparrow chileno—. Que aprecien lo que uno ha desarrollado a través del tiempo. Ver a una familia que se acerca, que me piden fotos, que están contentos y que se sienten como si estuvieran con el actor.
Ávila y Monserrat están de acuerdo.
—¿Esa es su mayor recompensa?
Eduardo: “Es que hay que irse a la génesis de cómo pasó: alguien dijo ‘haz más’. Si eso no hubiera pasado, no estaría aquí. No fue que un día me miré al espejo y dije: desde mañana soy Tony, no. Lo reconfortante es el reconocimiento. Y si es asociado a más cosas, bien po. Pero el reconocimiento es lo que te mueve, la foto, que el niño te quede mirando en la calle.”
Fernando: “Lo mismo que dicen los chiquillos. Lo que más me gusta es que la gente te ve y ves cómo le brillan los ojos. Es ver el cariño que le tienen, en este caso a Pedrito. Eso, por lo menos, es lo que a mí me llena. No tanto la plata, como dice el Capitán”.
—¿Hasta cuándo se ven como tributos? ¿Es algo “finito”?
Eduardo: “Si es finito, va a depender de cada uno. En el contexto general, como dice Buzz Lightyear: hasta el infinito y más allá, jajajá. Pero va a depender mucho de la etapa de vida de cada uno. Yo, por ejemplo, este año he estado un poco más alejado, enfocado en otras cosas, pero no por eso voy a dejar de hacer el personaje o seguir interiorizándome para hacer un mejor tributo. Eso no para. En el contexto general, hasta donde dé. Va a haber un momento, lógico, donde ya no vamos a poder seguir siendo los tributos y vendrán nuevas generaciones”.
Fernando: “Envejecer igual que el artista es lo complicado”.
Luis: “A mí entonces me quedan como veinte años más, jajajá”.
—Para cerrar, a Pedro Pascual alguna vez lo buscaron para una despedida de soltera…, ¿les pasó?
Fernando: “De nuevo me volvieron a pedir, jajajá, pero no quise porque uno está muy expuesto. Te dicen: no es para vedetto, es para que compartas con la novia, con las chiquillas. Pero hay que cuidar el personaje…”.
Luis: “A mí una vez me llevaron engañado. Fue en Gran Avenida, un departamento en la parte de arriba, un cumpleaños. Fui y cuando entré estaba todo oscuro. Tiraron un par de luces, y yo preguntaba dónde estaba el público. Y dijeron ya: estamos esperando que baile el Capitán. Me llevaban de vedetto y dije: ¿a dónde me meto? Fui con un amigo y con gestos me decía a dónde nos vinimos a meter, hueón. Y yo empecé a seguir el hilo del asunto, me puse a bailar y todo, pero fue súper incómodo. Yo pensaba que iba a otro evento”.
—¿Eso fue lo peor?
Luis: “También me pasó una talla con una mina inglesa, una milf. Ella me mandaba packs, de la nada. Ni siquiera me decía hola, me mandaba un videíto. Y resulta que yo le dije ¿qué onda? Y me dijo que yo le gustaba. ‘Te sigo hace tiempo, te ofrezco que seas mi acompañante, te pago todo para que vamos al Caribe’”.
Eduardo: “Y ahí hicieron Piratas del Caribe 3, jajajá”.
Luis: “También alguna vez me propusieron grabar videos para hacer contenido en plataformas como Arsmate…”.
—Pero ahí se cuida el personaje…
Luis: “Claro, el personaje es más familiar. Uno tiene cuidado con ese tipo de cosas”.