La Firme con Andrea Arístegui: “He llegado a los lugares donde he llegado porque me he sacado la cresta trabajando”

Entrevista a Andrea Arístegui, conductora de Contigo en la Mañana Mario, para La Firme. FOTO: Mario Tellez / La Cuarta
Entrevista a Andrea Arístegui, conductora de Contigo en la Mañana Mario, para La Firme. FOTO: Mario Tellez / La Cuarta

Quería nuevos aires, pero nunca pensó que aterrizaría en un matinal. Con un larga carrera en lo informativo, hoy explora otras facetas. La conductora del Contigo en la mañana (CHV) repasa su vida y obra: “A mis 24 ya estaba casada, tenía un departamento a cargo, una hija y un trabajo estable”, relata. Y analiza su presente: “Empiezo a ver que la gente me siente más cercana”.

Andrea Arístegui Armijo (45) no cree en el horóscopo, pero, poco después de su debut en Contigo en la mañana (CHV) el 3 de marzo, llegó al estudio la edición semanal de una revista y, así como por saber, la ojeó y buscó qué deparaban las próximos días para su signo, Leo: “Estás empezando un nuevo camino y ten certeza de que será exitoso”, leyó. Eso la dejó más tranquila. “Ya, fantástico”, pensó, y se rió para sus adentros.

Eligió creer.

Tras una trayectoria completa como periodista informativa en TVN y Mega —con alguno que otro coqueteo en la entretención—, y especialmente el área internacional, decidió hacer un cambio, no sólo de canal, sino que además incursionar en un matinal, en el Contigo. Hace ya buen rato que estaba con ganas de meterle un poco de incertidumbre a su carrera, de hacer algo distinto. Pero no esperaba que, tras la salida de Monserrat Álvarez, la llamarían a ella para que la sucediera. Le dio hartas vueltas, habló con su familia e incluso recibió la opinión de su amiga María Luisa Godoy, una experimentada del horario. Aceptó.

A un mes y fracción de su arribo, tras grabar una nueva edición del programa, ya en su camarín, Arístegui asegura a La Cuarta que se ha sentido más “cómoda” de lo que esperaba, ya casi como en casa; comenta que le ha sorprendido que existen una suerte “barras de los matinales” entre el público, pero que “en general la gente es re buena onda”; y dice que con Julio César Rodríguez, Allison Göhler y Eduardo de la Iglesia ya se van acomodando en pantalla. Ella casi no se conocía con ninguno de los tres.

En entrevista con La Firme, la también reportera internacional repasa su vida y senda laboral, marcada, por ejemplo, desde muy temprana edad por interesarse por el fútbol, las artes marciales y el rock, rubros que en sus años escolares tenían cierta carga de que eran “para hombres”; el hito de convertirse en madre con 18 años; su ambición por convertirse en periodista internacional en TVN; su historia de amor con su colega Gonzalo Montaner, con Rafael Cavada como cupido; coberturas importantes como Argentina (2001), Japón (2011) y Ucrania (2022), y otros menos amables como una arremetida del exministro Jaime Mañalich; su paso por Mega; sensaciones en CHV; machismo en los medios; las redes sociales y la democracia bajo amenaza; asuntos relevantes y algunas minucias.

Eso y un tanto más, a continuación…

LA FIRME CON ANDREA ARÍSTEGUI

Fui muy cercana toda la vida a mi abuelo materno, mi tata Hugo. Fue una figura súper marcadora y era muy regalona; tengo varios primos, pero mi relación con él era especial. Mis abuelos estaban divorciados, entonces él vivía solo. Viví muchos años, hasta los ocho, en su casa, como mis padres que eran muy jóvenes. Me recuerdo mucho de niña en el patio de esa casa, que en ese entonces era en la comuna de San Miguel —y hoy creo que San Joaquín—, paradero 2 de Vicuña Mackenna. Había varios árboles frutales, un damasco, y él me hacía jugo de damasco. Hacía letreros luminosos y me enseñó instalaciones eléctricas. Pasaba mucho tiempo con él; mi papá trabajaba y mi mamá también.

Estudié en el Colegio Hispano Americano, bien tradicional, de curas españoles, en Carmen con Porvenir, pleno barrio Matta. Fui de la primera promoción de mujeres. Había sido sólo de hombres hasta 1985, que entraron dos generaciones de mujeres, a primero básico y kinder. Éramos muy poquitas, cursos de 40 o 45 alumnos, y éramos ocho o nueve mujeres, y todos hombres en los cursos superiores. Fue toda una experiencia. Las instalaciones estaban todas pensadas para hombres; había un pequeño baño de mujeres, el único que se habilitó, jaja; no habían lugares para hacer deportes pensados más en mujeres, sólo una gran cancha de fútbol. Me acuerdo perfecto de los recreos entremedio de 25 pelotas de fútbol, tratando de ganar un espacio para jugar a las chapitas o al elástico. Terminé jugando a la pelota, jaja, había que sumarse, era una buena forma de integrarse.

ANDREA ARISTEGUI
Arístegui recuerda su etapa como la primera generación de mujeres en su colegio. Mario Tellez / La Cuarta

Estar en un colegio lleno de hombres me sirvió mucho para prepararme para un mundo bien machista en algunos casos o con espacios que fueron reservados por mucho tiempo para los hombres, como el fútbol, las artes marciales y el rock incluso. Crecer en ese colegio me hizo no tener ningún problema para integrarme a esos espacios. Mis gustos fluyeron. Jugaba a la pelota con mis compañeros cuando pocas mujeres jugaban, en 1985; ahora hay ligas de mujeres. Era hasta mal mirado, como “oh, qué niñita más ahombrada”. Era súper heavy cómo las mujeres estábamos “destinadas” sólo a algunas actividades como ballet y gimnasia rítmica. Sentía que tenía derecho a elegir lo que quisiera. Si quería hacer gimnasia rítmica, perfecto; pero después me podía sacar las zapatillas de gimnasia y jugar a la pelota. Tenía una relación muy cercana con primos hombres, siempre jugábamos de igual a igual, subiéndome a los árboles, andando en bicicleta y haciendo tonteras. Sentía que me revelaba incluso inconscientemente a esos límites que nos ponían a las mujeres. De chica peleaba para que nos dejaran integrarnos y creáramos ligas de mujeres. Me fue natural.

Siempre fui súper participativa en el colegio, hacía todo, estaba llena de actividades, en todos los deportes y actividades extraprogramáticas. Era bien líder. Para las alianzas estaba organizando como jefa, hacía las coreografías y motivaba a mis compañeras. En el paralelo la encargada de las coreografías era la María José Campos, la “Porotito verde”, que después estudió danza. Ella era mi “rival de baile”. Esa era nuestra nuestra “gran preocupación” en el año. No nos vimos más. La vi cuando ya estaba en televisión y yo recién partiendo en Periodismo. Pero encontraba extraordinario que ella, con quien había estado haciendo estas competencias de baile, terminara realmente siendo bailarina. No nos pudimos reencontrar.

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Arístegui revela la precoz rivalidad que tenía con la "Porotito Verde". Mario Tellez / La Cuarta

Me suspendieron varias veces de clase por algunas leseras que nos mandamos; PERO me salvaba que me iba muy bien: era buena alumna, pero desordenada. Me gustaba salir, iba a fiestas, bailar, tenía un grupo de amigas y de amigos, y siempre participé en todo. Fui poco “polola”. También tengo un lado de timidez. En general soy bien introvertida, me gusta el silencio y estar sola. Tenía esta faceta bien sociable, pero, por otro lado, me gusta estar en silencio en mi casa sola. Necesito esos espacios.

Empecé a practicar taekwondo a los 12 años y una vez un compañero me desafió a luchar, JAJAJA. Es verdad. Hacía artes marciales fuera del colegio y era quizá un poco extraño para el resto que yo —que toda la vida había hecho gimnasia rítmica o artística—, hiciera artes marciales. Tenía un compañero, amigo mío, que le gustaba mucho molestar; él hacía karate y siempre me decía: “Ya, Andrea, ¿cuándo vamos a pelear?”. Un día tuvimos un retiro de curso, fuera de las instalaciones del colegio y me dijo: “Ya po’, Andrea, peleemos, peleemos”. Y ahí dije: “Ya po’, tendré que aceptar para que deje de molestar”. Si no, nunca pararía... Hicimos una “pelea demostración”, como de monitos animados, con todos alrededor nuestro. Le puse un par de patadas. No le pegué fuerte, pero fue una demostración de que debía tenerme respeto por lo menos, jaja. Lo derroté. Quizás él tiene otra interpretación, pero yo lo recuerdo así, jajaja.

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Andrea cuenta cuando tuve que usar las artes marciales para hacerse respetar. Mario Tellez / La Cuarta

Fui mamá a los 18 años. Era súper estructurada, toda la vida quise ser periodista, estudiar en la U. Católica, llegar a TVN y hacer periodismo internacional. Tenía una ruta demasiado clara y siempre trabajé por llegar a ese objetivo. Entré a la universidad y en primer año tuve a mi hija. Fue un remezón bien fuerte y me desestructuró, pero por suerte tuve el apoyo incondicional de mi familia, que me permitieron seguir estudiando; estuve dos semanas fuera cuando nació y volví a clases normal. Y mis padres me permitieron seguir haciendo una vida de “joven”, que se los agradezco mucho; obviamente con una responsabilidad distinta a la de mis compañeras. El papá (de mi hija) me apoyó y ha sido un papá siempre presente. Seguimos juntos un tiempo, pasaron algunos años y naturalmente cada uno tomó un camino distinto. Pese a ser tan chicos, logramos resolver las cosas bastante bien, hasta hoy.

Sin la maternidad, quizás me hubiese ido a estudiar afuera. Me hubiese gustado. Siempre quise viajar, que lo tengo muy dentro de mi espíritu: soy muy viajera. Lo único que quizás dejé de hacer fue irme a estudiar afuera, por razones obvias. El resto creo que lo retome bastante bien: mi práctica en TVN, entré a trabajar y de ahí todo fue lo que hubiese deseado en el mejor de mis sueños. Quizás no tuve una vida igual a la de mis amigas en esa época, porque partí mucho antes con todo: trabajando muy chica, me casé muy chica, una hija, un departamento y un trabajo. A los 24 tenía una vida distinta a la de mis amigas, que andaban carreteando y yo tenía un montón de responsabilidades. Nunca lo sentí como una carga: siempre fui muy feliz con la vida que tenía.

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"Siempre fui muy feliz con la vida que tenía", cuenta Andrea sobre sus responsabilidades de juventud. Mario Tellez / La Cuarta

Fui compañera de la Diana Bolocco en tercer o cuarto año de universidad. Nos topamos más grandes, cuando ya teníamos talleres y cursos más prácticos de Periodismo. No éramos tan cercanas porque veníamos de “orígenes distintos” en términos de cómo hicimos la carrera. Pero siempre me cayó súper bien. Además la Diana era súper matea, le iba super bien y era súper estudiosa. Y también fue mamá en la universidad, pero al final, entonces terminó luego porque ya estaba esperando guagüita. Me acuerdo de ella en Campus Oriente embarazada. Tengo esa imagen de la Diana. Bien estudiosa y matea.

Siempre me gustó la televisión, porque me gustaba mucho el formato. Nunca tuve esta cosa de “ay, quiero salir en la tele y ser famosa”. Para nada. Pero encontraba muy interesante lo que podías hacer con la imagen en la TV. Entonces el formato audiovisual se me daba mucho mejor que —por ejemplo— escribir para prensa. Ya. Además tuve profesores como Mauricio Hoffman, que era súper estricto, y que siempre me felicitaba cuando hacía despachos en directo. Me iba super bien. Me empecé a dar cuenta de que tenía cierto talento y facilidad que mis compañeros no, que a algunos les costaba un poco más o no les acomodaba tanto. A mí, en cambio, me gustaba y sentía que tenía facilidad, y dije: “Parece que sí, que la tele es lo mío”. Y seguí por ese camino cuando se pudo.

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"Me empecé a dar cuenta de que tenía cierto talento y facilidad", recuerda sobre su ingreso a la TV. Mario Tellez / La Cuarta

Estaba súper enfocada en la pega, estaba con mi hija y en el lugar donde siempre había querido estar. Estaba súper concentrada en el trabajo y quería me dejaran contratada. Era mi gran objetivo. En esa época no salía mucho con la gente del canal ni nada, porque estaba como caballo de carrera, para adelante, tratando de quedarme n TVN. No estaba mucho en la idea de buscar una relación.

Rafael Cavada fue el cupido en mi relación con Gonzalo Montaner. Llegué a hacer la práctica a Internacional en TVN (2002) y Rafa era el periodista con más experiencia. En algún momento quedó como jefe y fue importante en mi primera etapa de práctica: es responsable que yo haya partido haciendo despachos en televisión, se la jugó para que yo fuera a hacerlo. Gonzalo vivía con Rafa, tuvieron ciertas conversaciones, le habló de mí y planearon todo para que en un cumpleaños pudiésemos conocernos más: había una mesa que no tenía salida, estaba pegada a un muro, quedé en ese espacio, y se sentó a mí lado, conversamos toda una noche y empezó nuestra historia. Rafa habla de esa “encerrona”, fue parte importante de esa historia. ¡Ese mismo día Gonzalo me dijo que se iba a casar conmigo! Lo encontré divertido. No sé cómo no me espanté. Era muy chistoso. Recién nos conocíamos, habíamos hablado un par de veces y nos habíamos cruzado en el canal, pero no habíamos conversado como para un pololeo, ¡menos un matrimonio! Lo tomé como un halago, pero nunca imaginé que la historia se haría real. Y aquí estamos, 21 años después.

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"Fue como estudiar periodismo nuevo", relata Andrea sobre su primera cobertura en el extranjero. Mario Tellez / La Cuarta

Me casé con mi marido en el 2004. A mis 24 ya estaba casada, tenía un departamento a cargo, una hija y un trabajo estable. Tenía una vida de una persona quizás mayor, pero la disfrutaba mucho; esa vida no es para nada algo de lo que me arrepienta; por el contrario, me siento muy orgullosa. Lo disfruté mucho, tanto así que sigo casada, he tenido una familia que me hace muy feliz y que me siento muy orgullosa de ella. Fue todo el inicio de un proyecto que hasta hoy funciona muy bien.

Tengo muchos recuerdos de Japón, que fui para el terremoto-tsunami y crisis nuclear (2011). Fue súper relevante, noticia mundial por mucho tiempo. Fue una cobertura muy difícil en términos logísticos. Cuando vas a cubrir una catástrofe, tienes que resolver lo básico: no tener dónde dormir, no tener cómo moverte ni dónde comer. Me exigió mucho profesionalmente y fue bien agotadora, pero me permitió entrar en un contacto súper humano con gente que lo pasaba muy mal. Y cuando uno tiene que cubrir una situación tan dolorosa, cuando hay tragedias y muertos, hay un desgaste emocional importante. Finalmente conectas por lo más básico: la humanidad misma; o sea, gente que estaba con la casa destruida, pero te ofrecía una bandeja de comida, te contaba su historia y penas.

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"Tenía una vida de una persona quizás mayor, pero la disfrutaba mucho", comenta sobre sus inicios en TV. Mario Tellez / La Cuarta

A Felipe Camiroaga algo lo conocí. Él estaba en el Buenos días y yo trabajaba en prensa. Y me tocó hacer el backstage del Festival de Viña cuando animó Felipe, que yo estaba embarazada de mi hija chica, Sofía, a principios del 2007. Ahí conversé algo más con Felipe, porque me pasaba a buscar en la van para ir a la Quinta Vergara. Felipe era súper simpático y muy divertido. Pero no tuve una relación de amistad. Siempre lo miré con mucha admiración profesional, porque encontraba que era tremendo lo que hacía. Y me tocó vivir el accidente de Juan Fernández desde dentro de TVN, que fue súper terrible.

Estando en TVN me convertí en madre por segunda vez. Mis hijas tienen casi diez años de diferencia, una es de agosto y la otra de septiembre. Yo ya estaba más grande, madura e independiente. Cuando tuve a mi hija mayor, la Javi, vivía con mi mamá, por lo tanto, dependía también mucho de ella y de su experiencia. En este caso, yo ya estaba casada, estaba con mi marido, tenía más responsabilidad y autonomía para tomar decisiones. Fue una experiencia distinta, pero también muy bonita.

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"Siempre lo miré con mucha admiración profesional", recuerda Andrea sobre Felipe Camiroaga. Mario Tellez / La Cuarta

Una vez el exministro Jaime Mañalich me dijo que era una “operadora política” (2015). A estas alturas casi que me da risa. (Pero) en ese momento fue súper duro, porque yo estaba recién llegando a Estado Nacional, el programa político editorial por excelencia de TVN. He siempre hecho una carrera con mucho esfuerzo, he llegado a los lugares donde he llegado porque me he sacado la cresta trabajando. Entonces, cuando se me dio esa posibilidad de conducir el principal programa político de TVN, fue súper importante; conecté con el periodismo político, que me gusta mucho también. Llegué a mi primer capítulo y no tuve ni siquiera la posibilidad de tener medio programa cuando Mañalich me empezó a atacar con ese tipo de cosas. Creo que venía prejuiciado y tenía una idea de mí absolutamente equivocada, y no me dio la oportunidad de mostrar lo que yo era profesionalmente. Actuó incorrectamente, tanto así que después me pidió disculpas públicas en una entrevista cuando yo ya estaba en Mega. Fue acto de justicia, porque no me merecía ese trato. Fue duro. Además tuvo harta repercusión en redes sociales, comentarios a favor y en contra. Me expuso en una situación totalmente innecesaria, pero también fue un golpe para entender qué vendría en un programa político, que hay muchos intereses y barrabravas de los distintos sectores. Terminó fortaleciéndome. Después, cuando había algún político que se enojaba, le decía: “Señor, vaya a la fila de los reclamos porque aquí no logrará nada”, jaja.

Me han botado de una patada en la cara, dije una vez como analogía entre el periodismo y el taekwondo, como fue lo de Mañalich, o cuando yo pensaba que había logrado ciertos espacios y me terminaron sacando; por ejemplo, hacía un noticiero y en un momento me sacaron y me dejaron sin, quedé en una situación más debilitada, por cambios de jefatura. Uno entiende después. A veces hay jefes que toman distintas decisiones, algunas mejores que otras, pero son las reglas del juego. Es normal, pero cuando uno está construyendo una carrera, con harto esfuerzo, en ese momento uno uno está súper concentrada, lo sentía como una patada en la cara; ahora diría que fue un tropezón. Te permite buscar otras opciones. Me atreví a salir a buscar radio, me encantó, empecé a tener otros proyectos y me ayudó mucho para todo lo que vino después. Hay golpes, evidentemente, cosas no siempre son como uno cree que debieran ser. Pero así funciona la vida.

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Arístegui recuerda altercado que vivió con el exministro Mañalich en el 2015. Mario Tellez / La Cuarta

Lloré durante tres días después de irme de TVN. Fue mi casa mucho tiempo. Llegué a los 21, me quedé 18 años en el canal, conocí absolutamente todos los rincones y a todas las personas; si tenía que ir al casino, me hacían un sanguchito especial. Estaba tan en casa y bien camiseteada. Atreverme a salir me fue súper difícil, me costó tomar la decisión. Fue triste mi salida. Me costó algunos días recuperarme y decir: “Ya, vamos con todo”. Buscaba crecer profesionalmente. Pasa a veces que cuando uno crece en un lugar, te siguen viendo siempre como si estuvieras partiendo, y sentía que yo ya estaba en momentos de otros desafíos, y quizás en TVN no existía esa posibilidad. Llegó otra buena posibilidad de Mega, con un buen ofrecimiento y un buen equipo, entonces dije: “Tengo que cortar ese cordón”. Uno tiene que sacudirse un poquito y fue una muy buena experiencia. Llegué al noticiero de la mañana con (José Antonio) Neme, después al del mediodía con (José Luis) Repenning y terminé estos dos últimos años haciendo el central con Juan Manuel Astorga.

Hasta el 2016 nunca había usado las artes marciales para defenderme. Sigue siendo así. Tengo esa suerte hasta hoy, que es difícil decir: no tener necesidad nunca de haberme defendido con artes marciales, ni haber sido víctima de un delito. Siempre he creído, desde chica —porque como hacía muchas cosas en el colegio, andaba mucho sola de vuelta a mi casa—, que las artes marciales me dan un sentido de alerta permanente. Siempre ando muy atenta al entorno. Cuando manejo, en el semáforo miro quién va al lado, quién está en el auto o si hace un movimiento raro. Siempre muy atenta. Soy poco miedosa, pero estoy muy pendiente de las circunstancias, y me ha evitado ser víctima de alguna situación de delincuencia o violencia.

No hay mujer que no haya tenido acoso callejero. Era típico, saliendo del colegio, que te gritaran cosas todos los días desde una construcción; o en la micro que un viejo medio verde, o totalmente verde, te hiciera un comentario subido de tono o definitivamente bien degenerado; o que te intentaran tirar las manos cuando uno iba caminando. Y todavía, si una bicicleta viene detrás mío, me doy vuelta a mirar, porque era un clásico que pasara y te pegara un agarrón. Situaciones que tenía tan incorporadas que aprendí a vivir con eso. Ahora, más grande, creo que lo vivo menos o me doy menos cuenta, o ya no existe tanto eso —ojalá sea así—, pero cuando éramos más chicas era permanente. Todo el rato. El silbido era el desde, y de ahí en adelante comentarios bien subidos de tono. Uno queda con trauma igual. Tengo 45 años, mis amigas igual. El otro día que fuimos a Lollapalooza nos preguntamos: “¿Llegaron bien a la casa?”. Siempre el “¿llegaste bien?”. Uno todavía tiene eso de que te subes a un auto con alguien y no sabes si llegarás bien o no. Ese miedo se mantiene, más allá de los años.

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"Soy poco miedosa, pero estoy muy pendiente de las circunstancias", plantea Andrea. Mario Tellez / La Cuarta

La cobertura en Ucrania (2022) fue importante para era una gran tragedia, en que además había un riesgo en un conflicto y una conexión, especialmente con las mujeres, porque me tocó estar enfocada en la crisis de la gente que estaba saliendo del país, y eran mujeres con niños, guagüitas y personas mayores. Ahí también uno se vuelve a conectar con uno mismo como persona. Yo, que soy mamá, veía niños chicos. Fue en lo emocional súper desgastante, pero también tuve momentos de conectar y sentir que estaba haciendo una labor importante de visibilizar un conflicto que tenía que ser visto por mucha gente.

Estaba muy cómoda en Mega, del 2024 que reflexionaba un cambio. Busqué algunas otras posibilidades y no había esos otros espacios; programas más políticos, de entrevistas o de temas internacionales, donde me movía. “Pucha, sí, está bien hacer el noticiero, me encanta”, pensaba. Pero quería algo más, que fuera distinto y me obligara a desafiarme profesionalmente. Los noticieros centrales, o Meganoticias Prime en este caso, son más bien estáticos. Me faltaba esa adrenalina, hacer algo un poquito más desafiante. No me quitaba el sueño, estaba cómoda, podría haber seguido haciéndolo mucho tiempo. Pero algo internamente me decía que era bueno moverse un poquito. Nunca pensé que haría este giro. No me imaginé que llegaría este ofrecimiento. Realmente me sorprendió, y por eso le di hartas vueltas antes de decidir.

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"No me imaginé que llegaría este ofrecimiento", admite Andrea sobre el matinal de CHV. Mario Tellez / La Cuarta

Me escribió Monserrat Álvarez. Yo estaba de vacaciones en Europa. No me acuerdo exactamente cómo era el mensaje, pero estaba muy contenta de que llegara acá y me deseaba mucho éxito. No me dio ningún consejo, sólo un mensaje de buena onda y que la ponía muy contenta que fuera yo quien llegara. Con la Monse trabajé en TVN, la conozco y le tengo mucho cariño. Hace muchos años que no estamos en contacto, pero tengo súper buena impresión del tiempo que trabajamos juntas. La Monse cuando estaba en TVN, estuvo un tiempo en el noticiero de la mañana y yo hacía lo internacional en esa época. Tomábamos desayunos juntas; teníamos súper buena relación.

María Luisa Godoy es muy amiga mía, anoche estuve con ella. Fue bien importante (en el cambio Mega-CHV), porque cuando yo ya estaba tomando la decisión, conversé con ella y me dijo que le diera, que hiciera el salto y que me iría bien. Es una amiga muy muy leal, siempre se preocupa de que yo esté bien. No me dio consejo, al revés, me dijo: “Dale, tú sabes y te va a ir increíble”. Estuvo presente en esa decisión. Fuimos al lanzamiento de la película (Desconectados 2) de la Javiera Contador —que también es amiga nuestra y la conocí en el matinal de TVN, que yo iba como panelista de prensa— y la Mari me decía: “Imagínate las vueltas de la vida”, que ella sale del matinal y va la Monse para allá, y sale la Monse de acá, y me llaman a mí. Está todo relacionado. Es chistoso que las cosas se hayan dado de esa forma.

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Andrea cuenta el mensaje que le mandó Monserrat Álvarez con su arribo. Mario Tellez / La Cuarta

Con Javi Contador nos hicimos súper amigas cuando animaba el matinal de TVN con Yann Yvin, porque las dos teníamos harta sensibilidad y de repente nos poníamos a llorar juntas con algún tema o historia. Ahí, entre el humor y esa sensibilidad, nos hicimos bien compinches. Hoy no la veo todos los días, pero cuando podemos nos vemos, y de repente nos encontramos. Conozco a su marido (Diego Rougier), y con mi marido tienen súper buena relación. Todavía comparto esa amistad de hartos años. La Javi, más que opinar sobre mi cambio de canal, me preguntaba. No la veía hace rato, no me había dicho que opinaba, me preguntó cómo estaba, y me dijo “te ves súper bien, contenta”. Le interesaba saber cómo estaba yo, si lo estaba pasando bien, y le dije que súper.

Ha sido entretenido el cambio a Contigo en la mañana. Mi experiencia en radio me ha ayudado con la opinión, la interpretación y el humor. Estaba en Radio Infinita y usábamos mucho el humor para balancear la agenda de noticias diarias; hacía radio a las 6 PM, cuando la gente está volviendo de la pega, escuchando puras cosas duras e investigaciones judiciales, entonces poníamos harto humor para balancear. Y el matinal es un poco eso: pescar la agenda diaria, con información a veces súper terrible, con temas de seguridad, todos los días balaceras, encerronas y homicidios, que a la gente le importan; pero también logramos empezar a transitar por otras historias, y con opinar y tomar posición. Me encanta.

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"Mi experiencia en radio me ha ayudado con la opinión, la interpretación y el humor", comenta Andrea sobre su nuevo rol matinal. Mario Tellez / La Cuarta

Siempre he sido una mujer con mucha opinión. En mi casa es normal que discutamos de la contingencia. Para mí es muy natural que tengamos distintas posiciones en una conversación. No me asusta para nada una diferencia. Es super sano. Me gusta mucho este ejercicio diario del matinal de conversar y de a veces tener puntos de vista distintos, pero plantearlos. Chile necesita mucho eso: dialogar, ser capaces de conversar pese a que pensemos distintos. Es súper necesario. Pero en general le hemos tenido miedo a la diferencia y es un problema que vemos todos los días, en términos de la tensión y polarización.

El matinal evidentemente tiene más exposición que un noticiero. Lo reflexioné dentro de los pros y contras. Quizás hace diez años la exposición me hubiese complicado más, pero hoy creo que lo sé manejar mucho mejor. Antes revisaba y me dolían más las cosas que se escribían en redes sociales o lo que podía publicar un portal. Hoy, no es que no me importe, pero lo sé sopesar mejor. O sea, si veo algo que será muy comentado, no miro, dejo de revisar redes sociales dos días; no estoy dispuesta a exponerme a mensajes de violencia. No caeré en eso. No me pasa cuando estoy en la calle, entonces digo: “¿Para qué someterme a este ejercicio medio masoquista de revisar si hay alguien me tira odiosidad o mala onda”. La solución es mucho más sencilla: salir de redes sociales. Y es súper bueno, un aprendizaje para todos. Si bien nosotros estamos más expuestos, creo que es un problema que tiene todo el mundo. Me complica que mi familia vea o lea algo que no sea positivo; pero lo converso mucho con mis hijas, que por suerte ya están grandes.

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" Quizás hace diez años la exposición me hubiese complicado más", plantea Andrea sobre su faceta matinal. Mario Tellez / La Cuarta

Julio César Rodríguez ha sido muy buena onda. No nos conocíamos, nos ubicábamos; coincidimos una época en TVN y nos topábamos en el casino con la bandeja de arroz con pollo. Cuando me confirmaron (en CHV), me escribió un mensaje súper cariñoso, que estaba muy contento de que fuera yo quien llegara, que estaba esperando y muy feliz de trabajar conmigo. Nos empezamos a conocer, nos juntamos a almorzar un día, otro día salimos con el equipo y hubo inmediata buena onda. Creo que se refleja día a día en pantalla. Y ha sido bien generoso conmigo, porque finalmente era el “dueño de casa” y me recibió. Hasta ahora me he sentido súper cómoda.

En Podemos hablar dije que había recibido “buenos y no tan buenos comentarios de Julio”. Trato de no tener prejuicios porque, además, en los medios de comunicación siempre hay opiniones de todo el mundo. No sé si hay alguien del que pueda decir “esta persona a todo el mundo le gusta y le cae bien”. Trato siempre de partir una relación, de cualquier tipo, laboral o amistad, sin ningún prejuicio de lo que te dijeron o contaron; parto desde cómo nos conocemos y qué construimos como compañeros. Yo decía comentarios “buenos y no tan buenos” en el sentido de que, como Julio es una figura importante en el canal y la televisión, algunos me decían: “Pucha, quizás no te va a dar espacio”. Ese tipo de cosas. Y hasta ahora, no ha sido así, no lo he sentido así.

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"Julio César Rodríguez ha sido muy buena onda", comenta Andrea sobre su compañero. Mario Tellez / La Cuarta

Si bien llevamos un mes trabajando juntos, siempre hay periodos de ajuste. Obvio. Hay que aprender a leerse, conocerse cuando está al aire, mirar y los tiempos. No creo que Julio César no deje hablar (en alusión a Eduardo de la Iglesia, según comentaron en el Que te lo digo). Simplemente tenemos una dinámica que se está ajustando y creo que hay espacio para todos, ¡son 5 horas de aire! Obviamente que se necesita mucho la opinión de cada uno, y Eduardo creo es tremenda profesional además. Es súper bueno que esté.

Eduardo de la Iglesia una vez me entrevistó en Mentiras verdaderas (que Ignacio Franzani justo estaba de vacaciones). No nos conocíamos más que eso. A la Allison Göhler no la conocía para nada, nos conocimos en el Festival de las Condes, que yo todavía ni siquiera partía en el matinal y nos invitaron en el verano, y estuvimos las dos juntas viendo la primera noche, nos reímos, conversamos y pusimos al día. Después nos invitaron al Festival de Viña con el equipo; nos fuimos todo el camino conversando con Eduardo y la Allison. Ya nos conocemos la vida.

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"Ya nos conocemos la vida", dice Andrea sobre sus compañeros de conducción en el matinal. Mario Tellez / La Cuarta

Me está conociendo gente que quizá no era público de las noticias de la noche. Hay gente que quizás no me conocía, o que me conoce en otra faceta, como “oiga, usted que es buena para reírse”. Antes me veían siempre súper seria, dando las noticias. Un matinal te genera más cercanía con la gente. El noticiero te pone en una posición de mayor distancia, sobre todo en el prime, que es más solemne y estructurado. El matinal, por el mismo tono, por los temas y cómo se conversa, te genera más cercanía. Estoy empezando a ver que la gente me siente más cercana.

Como partí tan chica haciendo periodismo internacional, para mí era un tema siempre: “Necesitamos que te veas muy seria” o “necesitamos que te veas más grande”. Trataban de que me viera mayor, porque era muy chica, tenía 22 y estaba hablando de la guerra en Irak. Era como: “¿Qué credibilidad (tiene) una niñita hablando de esto?”. Me ponían ropa, me hacían peinados y maquillajes para que que vi era mayor. Muchos años tuve este terror al desperfilamiento, de que era una periodista seria y tenía que ser muy creíble. Pero ya a estas alturas no tengo nada que demostrarle a nadie, y no implica soberbia ni que “ya hice todo”. Estoy en una etapa en que siento que no necesito demostrarle al resto que soy una buena periodista, o una periodista seria y creíble, en sentido de la confiabilidad. Un buen periodista no necesariamente es alguien que esté serio: es alguien que te da confianza a la hora de entregar información, y eso puede ser con una sonrisa, o incluso echando un chiste. Antes existía mucho esta diferencia, como “nosotros somos prensa” y “nosotros somos matinal”. Esos límites se fueron diluyendo, y ahora ya es muy distinto. Ese temor que tuve durante tanto tiempo ya no está, afortunadamente. Eso del desperfilamiento creo que ya está out, jaja.

ANDREA ARISTEGUI
"Ya a estas alturas no tengo nada que demostrarle a nadie", declara Andrea. Mario Tellez / La Cuarta

Me he sorprendido de lo cómoda que me he sentido en este periodo. Pensé que quizás me costaría un poco más. Podía pasar que los primeros días “no me hallara”. Pero me he sentido súper cómoda. Siento que he estado mucho tiempo acá, jajaja. Me acomoda mucho el horario y las cinco horas no se me hacen una eternidad TODAVÍA... Espero a mediados de año poder decir lo mismo... Pero me he sentido muy cómoda.

Me mueve estar en terreno, me gusta estar en las grandes noticias y coberturas internacionales; pero también acá en Chile me ha tocado estar en incendios, lluvias y cosas duras. Es la manera que tengo de conectarme con mi origen de periodista, algo que uno no puede perder nunca. Ahora en CHV está absolutamente conversado que siga haciendo coberturas. Fue un tema. En la conversación, cuando me ofrecieron venirme al matinal, me pareció súper interesante; pero les dije que para mí era importante mantener esto otro; no todos los días, entendiendo que no estaré en el noticiero. Pero cuando haya grandes noticias, también me interesa estar: volver a terreno y cubrirlas cuando sea necesario. Además, después de 20 años haciéndolo, tengo bastante experiencia y puedo ser un aporte. Estoy absolutamente a disposición del canal para cuando me lo soliciten.

ANDREA ARISTEGUI
"Estoy absolutamente a disposición del canal para cuando me lo soliciten", declara Andrea sobre el reporteo en terreno. Mario Tellez / La Cuarta

Encontré increíble que sacaran a Juan Manuel Astorga de Meganoticias Prime. Encuentro súper triste que Juan haya tenido que pasar por una situación como esa, porque es un tremendo profesional. Creo que nadie se merece un trato así, como “te saco, te vuelvo a llamar...”. No tiene ninguna lógica... Hablo con él, tratamos de juntamos, nos whatsapeamos. No nos vemos todos los días como antes, pero tenemos una relación.

Con José Antonio Neme fuimos amigos. José Antonio llegó a TVN al área internacional de prensa. Trabajamos mucho juntos. Fui editora del área internacional, entonces muchos periodistas que pasaron por ahí son mis amigos hasta hoy. Con José Antonio fuimos compañeros, amigos, después yo llegué a Mega y ya estaba él, seguimos teniendo una relación. Pero después él salió y de ahí empezamos a vernos menos. Y hubo un distanciamiento bien natural. Es un gran comunicador, tiene su estilo y, dentro de eso, es bueno que tengamos diversas formas de hacer programa y matinales. Él claramente tiene una impronta en el Mucho gusto. Me parece entretenido que haya esa diversidad en las propuestas de los matinales, como “Repe” y la “Pri” (Vargas), que también los conozco mucho, o la Monse con Eduardo (Fuentes) en el Buenos días. Me parece entretenido que haya distintas propuestas, cada uno con su estilo y personalidad.

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"Es un gran comunicador, tiene su estilo", comenta sobre José Antonio Neme. Mario Tellez / La Cuarta

Mis amigos dicen que soy un poco burlona. Vengo de una mamá muy burlona, y por el lado de mi familia materna son muy buenos para hacer bromas, para burlarse del resto, entre ellos, en la interna. Esa dinámica con mis amigos más cercanos a veces también la tengo. Con Andrés Vial, que es muy amigo mío de TVN, nos reímos mucho con ese tipo de cosas. Tengo que moderarlo, porque hay un límite entre reírse con otra persona y reírse de otra persona. Trato de no replicar esas malas prácticas.

“El machismo es algo con lo que tengo que lidiar día a día”, dije en el 2018. Antes era bastante más explícito y evidente. Pero han habido cambios sociales, por ejemplo, a nivel de empresas y de medios de comunicación. Cuando partí haciendo periodismo, habían instrucciones que hoy día serían increíbles como: “Ya, en las notas de playa solamente quiero mujeres en bikini”. Sin ningún tapujo: “Vamos a hacer una nota de playa para mostrar cuerpos de mujeres”. O alguna vez me dijeron: “No, a este tipo de coberturas mandamos hombres, porque es muy riesgoso”. Eso no sé si hoy alguien lo diría así tan claramente, pero todavía hay cosas que faltan.

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"Hay un límite entre lo que es reírse con otra persona que reírse de otra persona", dice Andera sobre su sentido del humor. Mario Tellez / La Cuarta

Faltan mujeres en cargos editoriales o de dirección. Creo que sigue siendo un problema, porque hay un sesgo en la mirada a la hora de tomar decisiones. Que haya mesas principalmente de hombres —y lo he conversado recientemente con periodistas mujeres— sigue siendo un tema pendiente. Sigue siendo un tema cómo algunos esperan —no solamente al interior de los medios, sino la propia gente— que las mujeres tengamos ciertos tratamiento bien estereotipados: todavía hay una diferencia de cómo te ven cuando tú te pones firme, o cuando un hombre el que se pone firme en pantalla. Cuando uno se pone firme en pantalla, hay gente que todavía le molesta, porque se espera que el comportamiento de nosotras sea siempre más suave, menos directo, que la mujer tenga que reírse más, que no se ponga tan seria porque “a nosotras no nos queda bien”. Debiera ser súper obsoleto y todavía está presente. Hay que seguir empujando. Son transformaciones culturales súper fuertes y arraigadas. No cambiará de un día para otro. Pero es importante que, al menos a nivel de instituciones y de medios de comunicación, seamos capaces de impulsarlas.

En la tele a las mujeres se nos critica por la ropa, por el pelo, por el peso y todo. Va de la mano con el machismo, de lo que se espera de las mujeres. Desde el punto de vista de la imagen, a las mujeres siempre se nos ha juzgado más que a los hombres. Me encanta que la gente más joven tenga súper incorporado que “no se comentan cuerpos ajenos”. Pero hasta hace poco tiempo todo el mundo se sentía con la libertad de comentarte: “Oye, estás más flaca” o “estás más gorda”, “me gusta tu pelo” o “no me gusta tu pelo”, mucho más que a los hombres. En televisión estamos todos expuestos, pero las mujeres siempre estamos mucho más expuestas que los hombres. Todavía está muy presente.

ANDREA ARISTEGUI
"Las mujeres siempre estamos mucho más expuestas que los hombres", declara Andrea sobre la TV. Mario Tellez / La Cuarta

Todas crecimos con esas inseguridades. Ahora trabajo en televisión, pero en el colegio también hacían listas de quién es la más no sé cuánto o no sé qué. Siempre estuvimos sometidas a un escrutinio público, en distintas proporción, pero siempre teniendo que responder a las expectativas de lo que otros esperaban de ti, en términos físicos. La sensación que tenemos las mujeres es que nunca es suficiente lo que tú seas. Creo que eso es muy fuerte y marcador —sobre todo cuando uno es adolescente— lo que el resto pueda opinar de tu cuerpo y decir de ti. A estas alturas de mi vida, que ya estoy más vieja, y he pasado por hartas cosas, me importa menos si alguien me dice: “Estás más gorda o estás más flaca”. Pero siempre es un tema para las mujeres. Siempre. Lo tenemos que arrastrar permanentemente. En televisión el comentario siempre es: “Ay, pero usted se ve más gordita en televisión” u “oiga, pero usted no es tan gordita como se ve la tele”. Chuta, ahí uno pasa por todo tipo de (posibles) respuestas, como: “¿Qué le digo? ¿Le debo dar las gracias?”. Trato de hacer como que no escucho esos comentarios, los paso, porque no sé qué respuesta debiera ser la correcta.

¿A mis 45 años tendría más hijos? ¡Ni una posibilidad! JAJAJA. No, ya estoy pa’ abuela. Tengo una hija de 27 años. Hace mucho que tomé la decisión de no más hijos. Es mucho trabajo y responsabilidad. Me encanta ser mamá, pero también me encanta haber recuperado mi independencia, tener hijas grandes, salir y no tener que preocuparme con quién dejó a las hijas. Partí muy joven siendo mamá. Tengo amigas que están con niños chicos, criando, y que cualquier cosa que hagan tienen que organizarse y ver con quién dejarlos. Ya pasé esa edad, estoy disfrutando. Mi hija más chica está en cuarto medio, último año de colegio. Estoy en otra... Podría, claro, eventualmente; pero no es un deseo. Vengo de familia chica, tengo un puro hermano, y me parece que perfecto. Me acomoda la familia pequeña, jaja.

ANDREA ARISTEGUI
"¡Ni una posibilidad de tener más hijos!", aclara Andrea. Mario Tellez / La Cuarta

Con Gonzalo, mi marido, tenemos en común ciertos valores, que es importante cuando encuentras una persona, como el amor a la familia, al trabajo y el esfuerzo. Hay muchas cosas que me enamoraron de Gonzalo, pero creo, además, que es súper generoso, muy preocupado del resto y con mucho sentido social. Varias de esas cosas nos unieron como pareja. Esas son las más profundas. Hay otras que tienen que ver con nuestro amor por la música, los conciertos y los viajes, que nos han permitido disfrutar mucho juntos. Somos de las parejas que lo pasamos bien y nos gusta salir juntos; no es como “me voy a escapar, por fin voy a salir sin mi marido”. Al revés: si voy a salir con mis amigas, y en algún momento él tiene la posibilidad de unirse, bienvenido. Salimos harto. Nuestras hijas a veces nos han reclamado que somos muy buenos para el “carrete”, nos gusta salir, ir a comer, juntarnos con amigos y recibir gente en la casa. Somos súper partners. Conversamos muchísimo, todos los días nos hacemos el espacio de “¿cómo te fue?”, “¿cómo te sientes?”, “¿en qué estás?”, y haciendo planes y proyectos. Esa conversación diaria es súper importante para haber mantenido una relación durante 23 años.

Escribí dos libros (Miradas perdidas y La amenaza de Al Qaeda continúa). Me gustaría escribir otro, jaja. Tengo hartos planes. El mundo de los libros es increíble, súper entretenido, requiere mucho esfuerzo y trabajo, pero ha sido una tremenda experiencia. Hay tantas cosas pasando en el mundo que ameritan seguir profundizando. No tengo todavía definido exactamente qué haré, pero tengo ganas de hacer otro, sin duda. Estoy dándole mucha vuelta por estos días. Siento que lo internacional es mi área, creo que es donde ya tengo ciertas ventajas y conocimiento. Me gusta mucho mezclar el conocimiento en terreno de coberturas con lo académico y teórico. Por eso escribo también con mi marido, porque es doctor en Relaciones Internacionales, y logra poner más lo teórico y de estudio. Creo que es una buena mezcla. Vamos a ver.

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"Vamos a ver", plantea Andrea sobre un posible tercer libro. Mario Tellez / La Cuarta

A una parte de la ciudadanía le importa poco los hechos y se quedan con las convicciones de los discursos. Es un fenómeno mundial. Lo veo con mucha preocupación y hace rato. En algún momento pensamos que las redes sociales y las plataformas nos darían mayor posibilidad de una democratización de la información y dijimos: “Tendremos una cantidad de fuentes muy diversa y nos ayudarán a tener una mirada más amplia”. Pero siento que es todo lo contrario, que las estrechó. ¿Qué lees? Lo que los algoritmos están viendo que quieres leer. Y lo peor: te convence de que es la única realidad. Todo lo otro que no coincida con tu mirada o percepción, te parece mentira o incorrecto. Me preocupa, nos ha impedido el diálogo y conversar con personas que piensan distinto, y convalidar y encontrar legítima otra mirada. Siento que la diferencia se invalida. Nunca nos planteamos: “Quizá yo estoy equivocado”. Lo que he visto cuando he reporteado en Estados Unidos, Brasil y Argentina. Me ha tocado ver todos esos fenómenos políticos electorales, y creo que acá pasa exactamente lo mismo: una incapacidad de escuchar y de validar un pensamiento distinto. Es peligroso.

Los medios de comunicación somos más necesarios que nunca, porque tenemos la ingrata tarea de seguir con la pega de siempre, pero con una competencia bastante desleal: la de las redes sociales. ¿Por qué desleal? Si bien a veces hay buena información y gente que hace cosas interesantes a través de redes, hay también mucha basura y manipulación de quienes quieren hacerte creer verdades paralelas. Por eso a mucha gente le da lo mismo lo que le digas —y que se lo demuestres con antecedentes y un fact checking— cuando no quiere ver esa esa verdad. Seguimos haciendo la pega, pero con esa dificultad. Verificar lo que está circulando, poner contexto a las cosas, explicar qué ocurre y poner matices. Me da mucha lata. Estamos en un momento en que todo es blanco o negro. Las redes te generan esa polarización. Los matices son poco sexys.

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"Los matices son poco sexys", comenta sobre la polarización y las redes sociales. Mario Tellez / La Cuarta

Las redes sociales funcionan con contenido que apele a tus emociones, y especialmente al miedo y a la rabia, que es lo que más te hace reaccionar. Y eso busca el algoritmo en el fondo: que reacciones, compartas, mandes por WhatsApp y comentes. Las cosas buenas no nos generan esas ganas de comentar; las cosas malas, sí. Es el gran fenómeno del que todavía no logramos dimensionar los efectos que tendrá, no sólo para nosotros, sino para el funcionamiento de las democracias, de cómo es capaz de cambiar intenciones de voto, porque no estamos jugando con las mismas reglas. No estamos jugando con decir: “Aquí hay dos propuestas”. No. Acá estamos jugando con mentiras y manipulación. Y eso cada vez se ha ido agudizando. El gran riesgo es qué pasará con las democracias, cómo se está avanzando hacia regímenes más bien autoritarios y cómo se validan los autoritarismos. Estamos en un camino súper peligroso.

Las redes sociales están socavando la democracia, estoy convencida hace mucho rato, y además veo que en el mundo nadie logra encontrar cuál será la solución a este tema que estamos viendo. Sólo vemos cómo se agudiza el problema, pero no cómo resolverlo. Entonces, cuando vemos que ya tienen a Elon Musk metido en la Casa Blanca, uno dice: “¿Qué más nos espera?”. Cosas que antes jamás hubiesen podido suceder. Se mezcla lo privado con lo privado, conflictos de interés, manipulación. Es súper jodido.

Cuestionario Pop

Si no hubiera sido periodista, me habría gustado ser abogada. Siempre quise ser periodista, pero cuando llegué a cuarto medio, dije: “Estoy demasiado segura con que este es el único camino, quizás tengo que plantearme otra alternativa”. Empecé a ver y dije: “De repente Derecho sería una buena carrera”. Soy bien justiciera, me gustaba la argumentación y me encanta debatir. Lo pensé, pero fue un momento nomás. Siempre tuve claro que el periodismo era lo mío.

En tu época universitaria en la U. Católica, en términos de rendimiento académico fui bien del montón. Me destaqué más cuando empezaron los talleres y empecé a ver que tenía cierto talento para hacer televisión. Disfruté harto mi época universitaria, era buena para salir y me gustaba las fiestas. Nunca he sido tan “loca”, pero me gusta la fiesta y bailar. Disfruté mucho mi época universitaria.

Un apodo es “Tita”, mis amigas de colegio me dicen así, por “Andreita”, y quedó como “Tita”. Es el único círculo que sabe y me llama así.

¿Un sueño pendiente? Tengo muchos destinos todavía por conocer en viajes.

No tengo cábalas, soy cero cabalera. No creo mucho en eso, creo más en el trabajo, jaja. Creo también que uno puede tener cierta suerte, pero no lo asocio a una cábala en particular.

Una frase favorita es “súper”, todo lo encuentro “súper”.

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"No creo en las cábalas, creo en el trabajo", asegura Andrea. - Mario Tellez / La Cuarta

¿Un trabajo mío que no se conoce? Partí trabajando a los 13 años envolviendo regalos en un supermercado Montserrat, en Irarrázaval, y con la plata que junté en esos días en Navidad quería hacerle un regalo a mis papás y les compré una botella de pisco. Mi mamá no toma absolutamente ni una gota de alcohol, pero como yo veía que la gente adulta compraba alcohol, fui, compré lo que encontré: una botella de pisco. Hasta el día de hoy me molestan con eso. No sé qué pasó con esa botella.

Mi primer sueldo lo gasté en un equipo de música, me acuerdo perfecto, en un Sony que todavía lo tengo, lo pagué a tres cuotas, me costó $150.000, cuando estaba boleteando en TVN en mis primeras épocas de periodista. Todavía funciona.

Soy mala de arrepentirme, pero me arrepiento “de haber sido” rubia, jaja, cuando estaba en TVN. Partí haciéndome unas mechitas y me terminé tiñendo el pelo. Ahora veo las fotos y lo encuentro horroroso, jajaja.

Un miedo es que le pase algo a mis hijas.

Un cantante favorito es David Bowie. Tengo muchas bandas favoritas, pero Bowie para mí es superlativo.

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"David Bowie para mí es superlativo", declara sobre sus gustos musicales. Mario Tellez / La Cuarta

Una periodista chilena que admiro es Consuelo Saavedra. Siempre fue mi referente femenina. Tenemos muy buena relación, de hecho, cuando he ido a Londres me he juntado con ella y me tocó trabajar con ella. Siempre la encontré seca y tengo la mejor opinión de la Consuelo. Fue mi referente femenino en televisión.

Mi ídolo de la U. Católica es Beto Acosta, ¡lejos! Tengo una foto con él. Y más reciente, el “Toro” Zampedri, jajaja… Con Cristian “Huaso” Álvarez tenía buena onda. Alguna vez me encontré con que él tenía un espacio muy entretenido para los niños, un lugar de juegos, al frente de mi casa. Mi hija era chica y yo la llevaba, y ahí conversábamos varias veces. En algún momento le pedí una ayuda para una beneficencia y que me firmara una camiseta de UC, y me consiguió las firmas de los jugadores. Súper buena onda. Pero siempre desde la hincha; siempre he mirado a los grandes ídolos de Universidad Católica desde mi mirada de hincha, de pedirles la foto y ese tipo de cosas. No lo conocí más que eso.

¿Un talento oculto? Diría que dancístico. Soy buena pal baile; al contrario del canto, que soy un desastre, el baile se me da bastante bien. Mi abuelo era profesor de tango, entonces el baile está muy incorporado por el lado de mi familia materna, todos muy buenos para bailar. Creo que tengo ritmo y me es fácil. Me gusta ir a bailar a La Batuta cuando puedo con mi marido; si voy a Valparaíso, a una discoteque, Máscara. Si hay una fiesta, soy la primera en salir a bailar y la última en irme.

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"Soy la primera en salir a bailar y la última en irme", declara Andrea. Mario Tellez / La Cuarta

Una película que me hace llorar es Los puentes de Madison. El otro día la volví a ver y, sí, hace llorar.

No creo en el horóscopo, pero me encanta leerlo. Soy Leo.

Si pudieras tener un superpoder, sería la ubicuidad, estar en distintos lados al mismo tiempo- Me gustaría tener más tiempo para ir a más conciertos, a más viajes y estar más con mis hijas.

¿Un placer culpable? El chocolate.

Si pudiera invitar a tres famosos de la Historia a un asado, uno sería David Bowie, por razones obvias, que lamento hasta hoy no haberlo podido ver nunca en un concierto; John Lennon, que me genera tremenda fascinación como persona, más allá de su legado y participación en los Beatles; y Kurt Cobain, gran figura del grunge, con una vida bien atormentada, pero que me hubiese gustado conocer.

Andrea Arístegui es una mujer, mamá y periodista. Muy agradecida de la vida.

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