El ejercicio no solo fortalece el cuerpo, sino que también juega un rol clave en la recuperación de quienes enfrentan el cáncer.
Más que una recomendación, la actividad física es una aliada clave en la lucha contra el cáncer. No solo ayuda a sobrellevar el tratamiento, sino que también mejora la calidad de vida de los pacientes y reduce el riesgo de complicaciones. Su impacto va más allá de la resistencia física: fortalece el cuerpo, equilibra funciones vitales y contribuye al bienestar emocional, convirtiéndose en un pilar esencial en la recuperación.
En cuanto a aquellos que inician tratamientos como la quimioterapia o radioterapia, hacer ejercicio antes, durante y después del tratamiento puede ayudar a mitigar los efectos secundarios. Ayuda a reducir la fatiga, mejora los niveles de energía, contribuye a un mejor descanso nocturno, disminuye la ansiedad y, en muchos casos, reduce el edema de las extremidades, que es una complicación común.

“La evidencia científica respalda que el ejercicio no solo mejora la salud física, sino que también influye en la calidad de vida y disminuye el riesgo de mortalidad en personas con cáncer”, asegura el oncólogo Óscar Puga, asesor de Sportlife.
Así lo avalan los estudios recientes, los cuales revelan que, combinando ejercicios cardiovasculares con fuerza muscular, se puede reducir la mortalidad entre un 10% y un 17%. Si además se le añade una alimentación equilibrada se puede reducir la grasa corporal, mejorar los niveles de insulina y estabilizar los lípidos, lo cual es clave en una recuperación.
Para pacientes sobrevivientes de cáncer de mama, los entrenamientos de alta intensidad y los ejercicios de intervalos han mostrado ser particularmente beneficiosos, no solo porque mejoran la salud cardiovascular, sino también porque ayudan a manejar el estrés y reducen el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, que son una causa significativa de mortalidad en estas personas.
Incluso, el ejercicio puede tener mejoras sustanciales en la salud mental del paciente, siendo fundamental para tratar los síntomas de la depresión, muy habitual en personas con cáncer.
Eso sí, no se trata de hacer ejercicio de cualquier manera. Es fundamental que estos programas de ejercicio sean personalizados y supervisados por profesionales especializados, ya que cada paciente tiene necesidades y limitaciones diferentes. Un enfoque adaptado a cada persona maximiza los beneficios y asegura una rehabilitación más segura y efectiva.