Arquero en su niñez, admirador del “Superman” Vargas, el comediante bromeó sobre lo que pudo ser su vida en caso de continuar bajo los tres palos.
La carta humorística que presenta la tercera jornada festivalera, Edo Caroe, es reconocido, claro, por su labor como comediante —lo preceden los éxitos de Olmué 2015, la mismísima Quinta Vergara en 2016 y cinco sold outs en el Movistar Arena entre 2023 y 2024—, pero también por su afición a la magia —un componente al que por años echó mano para completar sus rutinas y que ahora se quedó tan sólo en eso: una afición— y, más acá en el tiempo, por el podcast que armó con sus amigos Tomás Leiva y Alejandro Barros, Tomás va a morir, tal vez el más escuchado del país. Pero en su ya nutrido currículum pudo haber más.
En este espacio, Caroe ha deconstruido en más de una ocasión a Eduardo Carrasco, el que era antes de subirse a los escenarios, y una de las historias que lo compone es su pasado como futbolista: en los albores de su carrera, siempre bajo los tres palos, defendió al Santos de Temuco que formó a Marcelo Salas y, de hecho, soñaba una carrera como la del “Matador”. Hincha de Universidad de Chile, el comediante idolatraba al guardameta azul de entonces, Sergio “Superman” Vargas.
Incluso, ha contado Caroe, en el sector donde vivía lo llamaban “Varguitas”, porque en cada partido se preocupaba de imitar gestos, movimientos y vestimenta de Sergio Bernabé. Hasta el jockey que un tiempo portó.
“Casi todos mis recuerdos de Temuco tienen que ver con las escuelas de fútbol o con scout, del grupo número 7 de Tucapel”, hizo memoria en La Firme de La Cuarta hace unas semanas, y allí, además, confesó que de no ser comediante o mago, “me habría gustado ser deportista”.
Más jugado fue en la conversación con La Junta, donde a pura risa se comparó con Claudio Bravo: “Pude tener su vida”, lanzó.
“Yo estaría en Europa, de verdad. Yo siempre he pensado que Claudio Bravo me cagó la carrera”, redobló la apuesta.
