Tontorrón destapó brígido romance en carrete de la pega

Doctor Cariño:

Nunca pensé que me iba a pasar lo que le voy a contar. Llegué desde el norte a trabajar a una oficina de contabilidad y en un año llegué a la jefatura. Dejé a todos con la boca abierta, porque soy un buen trabajador y me he esforzado caleta para llegar al cargo.

Hasta ahí todo perfecto, sin embargo, llegó la fiesta de celebración y entre copete y copete mi jefe me llevó para una esquina y me chantó el manso calugazo en la boca.

Yo aguanté de miedoso, hasta que me dijo que estaba enamorado de mí. Ahí caché que quizás él me nominó con ese fin, de comerme como un paquete de papas fritas. Mi pega la necesito y no sé qué hacer.

Juan Carlos

JC:

Usted es un huevo del porte de un buque, porque no me cabe en el zapallo que sea tan saco de peras para aguantar que un hombre le pase la lengua en el hocico como si nada. ¿O le gustan las patitas de chancho? Que es válido. O se dejó de llevar por el copete, o se quedó callado de puro miedo.

Si se enmudeció, porque el hombre a usted también le atrae, está bien. Pero dejarse besuquear para mantener su ascenso, váyase un ratito a la cresta, mi perro. Piénsela bien, sus colegas deben tenerla clarita si se merece el puesto.

Pregúnteles a ellos. Si cacha que nones, dese media vuelta y para la casa. Llegar al cargo a punta de acoso no tiene nombre. Espero que sea por sus méritos.

Y por lo pronto, hable con el jefazo y mándelo a freír monos bien lejitos.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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