El perro "Tablón" aún cuida a guardia muerto en protesta

Han pasado más de dos meses desde el violento 21 de mayo en Valparaíso. Una jornada que quedó marcada por la muerte del guardia municipal Eduardo Lara (71), quien perdió la vida asfixiado por el humo generado por manfiestantes que lanzaron una molotov a su lugar de trabajo en la Secretaría Municipal.

Su partida golpeó duro a los porteños, especialmente a los funcionarios municipales y vecinos del lugar donde trabajaba, que lo recordaban como un pulento titán.

Precisamente son estos últimos quienes se han encargado de recordar su memoria de una manera muy especial, ya que decidieron asumir el cuidado de “Tablón”, el fiel perrito que acompañaba todas las noches a don Eduardo, y que, según cuentan, pasó varios días sin comer luego de su muerte.

Según contaron a La Cuarta comerciantes de calle Las Heras con avenida Pedro Montt, durante varias noches el coludo lo esperó en la puerta del siniestrado edificio. Y sufrió aún más, ya que durante los trabajos de remoción de escombros, por error se llevaron su casa, por lo que quedó en completo abandono.

Patrimonial

Fue así como gracias a la buena voluntad de sus vecinos, hoy descansa bajo un remozado techo en la misma esquina que disfrutó por casi dos años junto a su amigo que ya no está.

Patricio Padilla, comerciante del lugar, cuenta que “Tablón”, ya es parte de la familia. “Es un perro patrimonial de todos los porteños, no queremos que se vaya… Por eso recuperamos su casa y acá se queda para que nos cuide”, comentó.

Manuel Sánchez, suplementero del sector, comparte todas las mañanas con el animal, y cuenta que “ahora es uno más de nosotros, moviendo la colita nos ganó a todos, incluso de quienes pasan por el lugar y le dejan comida”.

Dramático final

La pasada cuenta pública de la Presidenta Michelle Bachelet en el Congreso Nacional fue opacada de manera brutal por la muerte de Eduardo Lara.

El trabajador municipal se encontraba en su puesto de trabajo resguardando la seguridad de una dependencia municipal, cuando una bomba molotov lanzada por manifestantes que dejaban la grande por varias calles de Valpo alcanzó dicho edificio.

Las llamas rápidamente empezaron a envolver las instalaciones por lo que don Eduardo subió a un segundo piso para intentar resguardarse.

Lamentablemente, el fuerte humo que inundó el lugar se convirtió en su sentencia de muerte, y le quitó la vida por asfixia.

Las dramáticas imágenes de su rescate y los intentos por reanimarlo fueron la terrible postal de un ataque que aún no tiene a sus responsables tras las rejas.

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