Ventanita Sentimental

Querido Doctor:

Recuerdo a Zalo Reyes estos días porque estoy con una lágrima en la garganta. Soy del sur, tengo 37 años, pero no represento mi edad. Ir al gimnasio y la natación me tienen como Michael Phelps. Pero lo que en primera instancia era un caché para mí por lo de jovenzuelo, terminó siendo una patada en el estómago.

Hace un par de años conocí a una petisa de 20 peras. Era una diosa: morena, treinta y cinco mil curvas y cariñosa a concho. Le dije que tenía 25 y me compró al toque. Nos pusimos a andar y nos enamoramos.

Me puse como cabro chico, a tal punto que ella me presentó a sus amigos y tuve que aprender a perrear y a vestirme con zapatillas cabezonas. Me compré una bicicleta para estar en forma y no quedar mal con ella. En todo sentido, doctor.

Dejé el cigarro, el copete y los cambié por ejercicio y besos de una joven hermosa.

Iba todo perfecto hasta una maldita fiesta universitaria hace un mes. Bailé con mi niña hasta las 00.30, hora en que partí al baño del gimnasio-discoteca. Cuando volví había un cabro chascón joteando a mi reina. Lo empujé, le chanté un combo y se paró la fiesta. Mi lola se enojó y nunca más me pescó.

A la semana de los charchazos fui a pedirle disculpas, pero en la puerta de su casa la vi besuqueándose con el mismo pelucón. Estoy mal y no sé qué hacer.

viejito bueno

Tatita Colores:

Tener 37 años no es una edad de viejos. ¿No ha visto a Fernando Kliche o a Francisco Reyes comiéndose a las mansas féminas? No necesita andar con pantalones a lo Cantinflas mostrando la alcancía para verse de 22. 

Tampoco chantarse esas zapatillas que, además de caras, para correr capaz que le salgan hernias. 

La vida, la forma de enfrentarla y el corazón son los que valen. Usted no quedó mal por viejo, sino por camorrero. Con el manso cornete que le puso al pelucón, no sólo se acabó la fiesta, sino que dejó en vergüenza a su mujer. 

Ahora el chascón está disfrutando ese manjar, porque usted prefirió lanzar un mangazo en vez de haberlo enfrentado con palabras. 

Fue una pelea donde el desamor mató al amor. Ella vio en el chascón el pasto tierno y un hombre quitado de bulla. Usted quédese tranquilo y no aparente lo que no es. Tiene la pinta, por lo menos, para encontrar una buena mujer que le acompañe el resto de sus días. 

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