Garcita azulada reaparece en Valparaíso: desde la mitad del siglo XX no se la veía en la región

Garcita azulada reapareció en la región de Valparaíso tras largas décadas. FOTO: Manuel Rojas (@rmmanuel.arq)

A pesar de su amplia distribución en Sudamérica, en Chile sólo han habido un puñado de avistamientos durante los últimos años, siendo el más reciente ahora en el Parque Tricao. Aquí, un testimonio de quien la vio.

Manuel Rojas, arquitecto y ornitólogo, sabía que una criatura muy singular andaba dando vueltas por los alrededores de Santo Domingo, Región de Valparaíso, comuna donde él reside. Con un par de relatos y registros de los últimos días en mente, durante Semana Santa, temprano en la mañana del 29 marzo, se fue el Parque Tricao con la certeza de que debía andar por ahí la garcita azulada (Butorides striata).

Se trata de un ave que reside en Sudamérica, Asia, África y Oceanía —por lo que se le conocen más de una treintena de subespecies—, pero que en suelo chileno es bien poco probable topársela, siendo sólo vista en las regiones del centro y norte del país, muy eventualmente; de hecho, desde 1958 que la también conocida como “garcita cuello gris” no se veía en la de Valparaíso. “Desde 1965 ha sido registrada con cierta regularidad entre Arica y el Biobío”, según precisa la guía Aves de Chile, de Daniel Martínez Piña.

La especie es considerada errante en Chile”, detalla Pablo Gutiérrez Maier, veterinario y coordinador de proyectos en la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC), a La Cuarta, quien calcula que hay cerca de “una decena” de registros desde mediados del siglo XX al 2024 en el país, asociándose a desembocaduras de ríos, canales o tranques. No se han registrado sitios de nidificación de esta ave acá.

En su opinión, que la presencia de esta garcita sea tan esporádica en el país “puede entenderse por diversas razones, como la presencia de barreras físicas”, haciendo alusión “a la cordillera de Los Andes, el desierto de Atacama y el océano Pacífico; o por la ausencia del ambiente preferido por la especie como son los manglares y estuarios de clima tropical”, detalla. Según el sitio eBird, esta criatura se ve con frecuencia en gran parte de Sudamérica, salvo en Chile, las zonas andinas de Perú y Bolivia, y hacia la pampa y Patagonia Argentina.

El encuentro con la garcita

“El miércoles había sido vista”, comenta Manuel a La Cuarta sobre el antecedente que manejaba de un nuevo avistamiento en Valparaíso. También, en el 2010 y 2012 él se la había topado en la desembocadura del río Elqui, en La Serena, lo que era una ventaja en caso de topársela, y así a vuelo de pájaro no confundirla con alguno de sus parientes, más comunes en Chile, como el huairavo (Nycticorax nycticorax) o el huairavillo (Ixobrychus involucris).

Estas tres especies pertenecen a la familia de los ardeidos (Ardeidae), que reúne a más de 70 linajes de pequeñas garzas: “Físicamente pueden resultar similares a primera vista, pero la garcita azulada es de menor tamaño que el huairavo; posee un pico más delgado y puntiagudo; cabeza de aspecto alargada; pecho con estrías pardas y patas proporcionalmente largas en relación a su cuerpo”, explica Pablo.

“Se usa mucho el concepto de avistar, pero hay que observar”, reflexiona, en tanto, Manuel, quien estuvo unas tres horas en su búsqueda para, de pronto, verla metida entre las ramas de un sauce, bien escondida en la orilla del estero Tricao. Rápido se dio cuenta que era la especie que buscaba, descartando que fuera algún pariente, al saber de antemano su aspecto y comportamiento.

Al reconocerla, a Manuel lo recorrió una suerte de “escalofrío”, mezclado con una sensación como de “susto”, describe cuando se encontró al joven individuo. Claro, fue inesperado. Pasó unos diez minutos tomándole fotos, con esfuerzo para que no se le perdiera entre la vegetación: “Estaba cazando”, recuerda. “Para eso recogen el cuello y luego usan el pico como arpón”, y así hacerse de pequeños peces, anfibios y distintos invertebrados.

El testigo intentó cambiarse de posición para fotografiarla desde otro ángulo, pero justo pasaron unos ciclistas por un sendero cercano y la perdió de vista, acaso para siempre.

En estos últimos días distintos pajareros han ido a su encuentro, sin suerte, lo que —a ojos de Manuel, que no es primera vez que se topa con un ave inusual— habla del buen camuflaje de la garcita y, por supuesto, de lo afortunado que fue.

La garcita azulada andaba de caza en la orilla del estero Tricao. FOTO: Manuel Rojas (@rmmanuel.arq)

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