Icarito
Masacre en Chiloé: pudú embarazada de mellizos murió atacada por perros
Durante noviembre, el centro de rescate Chiloé Silvestre ha recibido al menos a 6 de estos pequeños ciervos nativos por la misma causa.
Durante noviembre, el centro de rescate Chiloé Silvestre ha recibido al menos a 6 de estos pequeños ciervos nativos por la misma causa.
Durante un paseo para observar aves por el lago Tarahuín, en Chiloé, unos polluelos en particular llamaron especialmente la atención del fotógrafo Tomás Tapia. Se puso a investigar y resultó que este sitio tenía un “valor” insospechado para esta especie poco estudiada.
En medio de la fiebre de los Juegos Panamericanos, como mascota oficial, este pájaro nativo de los humedales chilenos se ha vuelto muy popular. Ahora, una fotógrafa vivió un especial momento con tres pequeños: “Fue emocionante y muy bonito verlos”.
Cazada casi hasta su extinción en los 80, el segundo cetáceo más grande del mundo, de a poco, se ha recuperado. Pero nuevas amenazas han aparecido. “Debemos proteger los lugares de reproducción, pero no sabemos dónde están”, dice el biólogo marino Carlos Olavarría, uno de los que ha buscado develar su enigma clave.
Con gran parte de los edificios de la capital del Reino de Chile destruidos, una epidemia de tifus y una lenta reconstrucción, el terremoto ocurrido en 1647 sumió a la ciudad en la desesperación. En esos días aciagos, marcados por la religiosidad, surgió el culto a una imagen impactante, el Cristo de Mayo, vinculada a la figura de una mujer cuya vida oscila entre la verdad y el mito.
El joven mamífero costero ya se encontraba en un débil estado de salud: “Nadaba con dificultad, lento, y se notaba a simple vista que estaba muy delgado”, declara el biólogo marino que grabó el suceso, Nicolás Sandoval. En tanto, los expertos insisten en la amenaza que significa el contacto de la fauna nativa con estos caninos, sobre todo en medio de la arremetida de la gripe aviar: “Es más complicado aún”, advierten.
Entre decenas de sus parientes de Magallanes, durante la temporada reproductiva, un puñado de estas aves marinas ponen sus huevos en los islotes frente a la bahía San Pedro de Purranque, en la reserva huilliche Mapu Lahual, siendo uno de sus hogares más sureños. El biólogo marino Carlos Oyarzún cuenta: “Es tanta la información que estamos generando que nos vemos superados”, considerando que muchas otras especies habitan allí. Además, buscan que el sitio sea declarado Santuario de la naturaleza, aunque “siempre ha estado protegido tanto por las comunidades indígenas como los pescadores”, asegura.
A inicios de 1982, esta colorida ave nativa se encontraba en serio peligro de extinción por la caza y tenencia ilegal. Su situación ha mejorado con el tiempo, pero hacia el norte sigue muy delicada. Entre 2012 y 2016, Renzo Vargas recorrió largos kilómetros de La Herradura hasta Combarbalá, Región de Coquimbo, en busca de estos plumíferos y sus hábitos: “Se hicieron muchos pequeños e interesantes descubrimientos”, destaca quien también ve con preocupación los efectos de un eventual Proyecto Dominga sobre una de sus poblaciones: “El impacto que tendría sobre esa colonia en particular es que la va a eliminar”.
Acorralado por el fuego, en Santa Juana, un bombero encontró un pequeño y asustado ciervo. Fue una “emoción tremenda”, expresa él. Aquella es una de las tantas historias, algunas de finales felices y otras no, que se viven estos días entre el Maule y La Araucanía. “Los incendios son tan agresivos que mucha de la fauna ya ha muerto”, declara una veterinaria. Varios individuos han perdido sus pezuñas y, por lo tanto, no regresarán a lo silvestre. También “hay que ver cómo evolucionan, porque no solo se trata de las quemaduras visibles”, declara otra doctora sobre las posibles secuelas silenciosas.
Aunque estas trampas —usualmente destinadas a la caza de conejos— están “prohibidas”, su uso continúa. Y el cánido nativo más grande de Chile es una de sus víctimas recurrentes. Semanas atrás, en la Región del Biobío, uno de ellos llegó al centro Ñacurutú, donde fue operado de urgencia para salvar su vida, cuenta el veterinario Cristian Herrera. “Uno no entiende cómo puede ser tan irracional el ser humano”, dice. Debieron amputar parte de su patita y, con ello, su destino quedó en puntos suspensivos.
Este roedor subterráneo se extiende de Patagonia a la austral Tierra del Fuego. Es un animalito que no ha sido demasiado estudiado: “Si entras a hilar fino, sabemos poco y nada”, dicen los entendidos sobre estos pequeños mamíferos. Sin embargo, es un territorio que desde el siglo XX ha sido alterado por la ganadería: “Hay bastante información como para empezar a tomar decisiones”, dicen sobre su conservación en medio del cambio climático. “Que vivan bajo tierra los hace más difícil de estudiar”, declara una joven investigadora, “pero hace que uno quiera estudiarlos más”.
En esta región de Chile se lo considera en peligro de extinción. Durante los últimos años, a través de un proyecto liderado por Rewilding Chile, buscan salvar a la especie en el Parque Nacional Patagonia. Con un pilar en la crianza y liberación de individuos, ya han pasado de 15 a 70 ñandúes libres. Pero ha sido una pega de años: “Hay que ser constante”, declara el director, Cristián Saucedo. “Hay un factor de mortalidad que debemos asumir”. La meta es ambiciosa y, a pesar de todo, cuentan con aliados, como los machos de la propia ave no voladora, que adoptan a charitos recién nacidos.
Durante la última década, el crecimiento de las ciudades nortinas ha derivado en un problema para las aves más jóvenes de estas especies que pasan gran parte de su vida en el océano, pero que regresan a tierra firme para reproducirse: “El concepto de un desierto árido, sin vida, cambia completamente con todo lo que hemos encontrado”, dice el investigador Ronny Peredo. Hoy, en ciudades como Arica e Iquique, se estima que más de mil volantones caen por temporada, confundidas por las luces citadinas. “Lo que es mucho, demasiado”, advierte.
Es un pequeño y “críptico” habitante de la estepa de Aysén y Magallanes. Durante miles de años se las ha arreglado para adaptarse a un entorno hostil. A pesar de ser “un linaje bien antiguo”, advierte Rominna Pasutti, directora de Armadillos de Chile, “nunca ha estado en una condición tan amenazada como ahora”. Sus adaptaciones como cavar madrigueras y, sobre todo, la hibernación no serían suficiente en un planeta cada vez más adverso: “Si seguimos así, en diez años ya no van a quedar piches en el país”, remarca.
A fines de diciembre, una funcionaria del parque nacional magallánico, Araceli Rivera, se topó con este felino que cruzaba tranquilamente un puente. Menos de 24 horas más tarde, un guía turístico, Diego Tureo, también fue el improbable testigo de una dramática escena de cacería: “Estaba consciente de lo increíble del momento”, cuenta él sobre esta especie de la que “no sabemos exactamente cuántos, pero son poquitos”, dicen quienes estudian a estos animalillos, de lo poco que se sabe en Chile.
Este pequeño habita en los bosques sureños y australes. Luego de que la mamá pone los huevos, es el papá quien queda a cargo de sus retoños de un modo muy particular que “no lo hace ningún otro anfibio en el mundo”, asegura Andrés Valenzuela, de la ONG Ranita de Darwin. “Cuando uno ve una, es como encontrar un tesoro muy preciado, es súper gratificante verlas en la naturaleza todavía”, declara sobre estas criaturas en peligro de extinción debido a distintas causas: “Están todos buscando qué se puede hacer”, advierte.
Este pequeño volador nativo, caracterizado por una “bufanda” roja en el cuello, ha sabido adaptarse al mundo urbano y, ante esa cualidad, el biólogo César Muñoz partió un estudio para saber qué comportamientos ha modificado para lograrlo; a pesar de que “a veces uno los mira un poco a huevo”, admite el investigador sobre una especie que habita en buena parte de Latinoamérica. “De repente, te revelan cosas interesantes”, asegura. “Miras al pájaro de nuevo, con otros ojos”.
Pablo Valladares analizaba la dieta de las aves rapaces de la quebrada de Camarones, en Arica, cuando se llevó una sorpresa. Así partió el hallazgo de un roedor del que se desconocía su presencia en Chile. Aunque este ratoncito es pariente del conocido cola larga, “genéticamente son muy diferentes”, advierte. Además, si bien aún “tenemos muy poca información”, incluso podría tratarse de “una especie nueva para la ciencia”, plantea Guillermo D’Elia. La otra interrogante que ha surgido es si son portadores del virus: “Es importante analizar estas poblaciones”, dicen los biólogos sin despertar “alarma”.
A fines de los 90, Benito González viajó por primera vez a la Región de Arica para conocer a estos camélidos endémicos de Sudamérica. Desde aquel entonces se ha dedicado a estudiarlos: “Quedé muy admirado por esta especie que vive en lugares muy extremos”, recuerda. Durante la década de 1960, estuvieron cerca de extinción producto de la caza: “Esa es una amenaza constante y que se arrastra”, porque “cada cierto tiempo surge el tema”. Pero además, en el último tiempo ha tomado fuerza un mal que “avanza” sigilosamente.
Los quirópteros son los únicos mamíferos voladores, su diversidad solo es superada por los roedores y los hallazgos no cesan, al igual que su injusta mala fama. Ahora, un estudio hecho desde distintos frentes definió a este linaje como endémico del país. En el presente, declara la investigadora Annia Rodríguez, “no tenemos certeza del real estado de conservación”, un tarea pendiente que la mirada experta califica de “urgente” en lo que respecta a “sus poblaciones y diseñar medidas para protegerlas”.